Me niego a ser poseída
por palabras, por jaulas,
por geometrías abyectas.
Me niego a ser
encasillada,
rota,
absorbida.
Sólo yo sé cómo destruirme,
cómo golpear mi cabeza
contra la cabeza del cielo,
cómo cortar mis manos y
sentirlas de noche
creciéndome hacia adentro.
Me niego a recibir esta
muerte,
este dolor,
estos planes tramados,
inconmovibles.
Sólo yo conozco el dolor
que lleva mi nombre
y sólo yo conozco la casa de
mi muerte.
las 12.18 y sin comentarios...
ResponderEliminarmás que besos, caricias de reyes magos
http://www.youtube.com/watch?v=Q1gkdi-X4Xc
Conmovedor, mucho.
ResponderEliminarUn beso admirado.
Me recordaste a la Logia negra con eso de "la casa de mi muerte".
ResponderEliminarHoy estoy de escalofríos, y el que tú me has dado es de los sanos.
Un abrazo.
No leí el título, no leí la etiqueta; ops, no era tuyo, da igual, ha sido un placer de lectura.
ResponderEliminarMantengo el beso, claro.