...como en las carreras de caballos, escogimos uno con nombre bonito sin
imaginar que hubiera que sacrificarlo si caía o no llegaba a tiempo. y
atascar de nuevo el desagüe con silencios y cabellos rotos para embozar
la vida y malvivir con el desaliento, mientras incubamos un adiós, es lo
más sencillo aunque no puedas creerlo.
ahora aprieta, eh, no poder respirar de nuevo, se te hacen los pulmones
pequeños. si la medicina es dejarlo sangrar, mejor nos mantenemos
enfermos.
y mientras tanto no te digo que ahora eres como una canción de Nick
Drake en la que me siento morir por dentro, y que ahora eres un manojo
de nervios y un muñón que retuerce un alma como en un cuadro de Francis
Bacon.
brillas más cuando no estás, aunque las noches sean icebergs contra los
que me quiebro. y la luz parpadeante de la alarma, como una amenaza,
como el goteo en la porcelana, que mantiene mis ojos abiertos.
(grita por mí si aún hay tiempo).
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