y liberar gacelas heridas
que habitan barrancos y poesía
que habitan barrancos y poesía
Me sirvo en terrones
tímida y brutal
me obligo a vencer la asfixia
haciendo de nuestras bocas
dos nubes de agua
aunque después se me corra la
mirada
en rímel, rabia y ocaso que
se rompe
emboscada-bucle
silenciando el deseo
bella bestia que dormita
entre nuestras pieles
no tocándote
no tocándome
Ser mujer de cartas boca arriba*
nunca inmaculada
siempre marcada, mordida, vehemente
y después toda una vida para
curarme las caricias de ti
lamerlas, gatuna, para
extraviar el escozor en mitad de un invierno
en mitad de la nada, de la
calma
abandonarnos en un monte
envueltos de catástrofe,
arrancados de los lienzos
para restarnos humedad como
mejor sabemos
y sudar el dolor
y que me prestes tu oscuridad
para hacer proa incrustada en la luz
y sudar el sabor
como mejor sabemos
dilatarnos las pupilas,
salvajes y obstinados,
soñarnos presa,
acorralarnos
habitar los polos de un mismo
amor
rezar a la incandescencia a
la que nos debemos
y ser sombra que abrase a
pesar de las tormentas,
desnudos de pena y peso
con los corazones como locas
brújulas marítimas
que creen en el abandono y en
el abismo
cuando ya conocen los caminos
que todo este placer acabe en
herida es previsible
alacrán que nace para
morderte de frente
cuando nos alimentamos de
desconsoladas
e inconfesadas
bocanadas de nostalgia
tan manchados de rutina e
infierno
mirando hacia otro lado
aferrados a lo artificial,
vaho que esconde la belleza
coordenadas de habitación
para los que sueñan bosques
tú, que conquistas mis
arterias
metiendo mano a mis
invernaderos
portador del caos
que invades mis frentes con
tu ejército de calor inesperado
te derramo el huracán de
palabras que anida en mi pecho
no te pediré jamás clemencia
a la hora de amarme
porque cuando destilas
negrura me aprendo
y cicatrizo renacida
en la combustión de nuestros
cuerpos
no me defenderé jamás de tu
mirada
porque el súmmum del amante
de tórax estallado
mana frenesí y ceguera a
partes iguales