malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

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sábado, 16 de septiembre de 2023

de coraje, cafeína y corazones exhaustos

 



Desde lo alto y oscuro de mi soledad 

te beso con la mirada y no lo sabes. 

y no hace falta que lo sepas, ni nada

Jose Sbarra



Aprender a chapotear en los silencios y el frío.

Saber qué hacer con el fuego, la sangre y la ceniza.

Yo busco lo que me deslumbra como los gatos en las carreteras oscuras. Desplegar mi sed como las raíces de un árbol. Entrar voraz en el arte y que todo esté lleno de puertas, ventanas y saltos, dudas y cabos sueltos, rincones de penumbra, coraje, cafeína y corazones exhaustos. Hacer mapas con los poemas. Asfixiarme, impecablemente tierna, leyendo La nube en pantalones de Maiakovski y sus quinientos versos. No busco espejos si lo que traigo es hambre. Aquí la palabra como material volumétrico. El ansia como las luces de emergencia que me guíen hasta sacarme del tedio. Las caricias por encima de la ropa nunca fueron suficiente. Las miradas que no atraviesen no serán consideradas, los cuchillos nunca cortaron con su brillo. No puedo contener el temporal de mis venas ni lo pretendo. No puedo no mancharme si quiero decir algo. No necesito leerte si al acabar sigo impoluta. Escribir es como amarse. No puedo maquillar la hoja en blanco. No puedo forzar un escalofrío. Pero sí atravesar los campos sin dorsal ni herraduras, con la más hermosa desnudez, pero sí arrebatada en mitad de esta jungla de corazones vacíos seguir caminando en busca del latido, del relincho, del tañido. No quiero ligereza ni el poema redondo. Ni el esperado. Ni el definitivo. Ni el que hable de mí. Ni el que viene a noquearme si no cae conmigo. Leer es como amarte. No creo en las cimas. Qué feo se me hace el mundo cuando es un estribillo, cuando es abarcable. A mí lo inesperado. El aplauso es como el eco, habla del vacío. Y el dolor hay que editarlo una y otra vez. 

Me vengo pequeña, algo pugna por dentro constantemente. La maravilla de las noches en habitaciones extrañas, en camas que no son la nuestra, con idiomas desconocidos. La maravilla de sentirse por dentro como inacabada, como recién llegada, recién nacida, viva, febril, errónea, desorientada, inquieta y dejar que "eso" siga pugnando por dentro, que todo sea contraste y deseo, como dijo el filósofo, que después todo es debilidad y costumbre



NO SOY UN HOMBRE QUE SABE. HE SIDO UN HOMBRE QUE BUSCA Y LO SOY AÚN

Hermann Hesse


lunes, 17 de abril de 2023

el abrazo turbio

 


Sábado noche, caricias de lija en nuestros esternones 

y al fondo, 

un pantano que, 

a tientas, 

buscan algunos corazones 

porque en la turbiedad 

se reconocen.



Diego Vasallo, Monkey Man, Guadalajara  

jueves, 30 de junio de 2022

no interrumpir lo sublime (o la luz cúrcuma)



Nubes de diseño sobre las que escribo cartas que saben caer sobre ciudades turbias, poema aeroplano en busca de una azotea limpia, poema cóndor que avista descanso y respiración profunda (bajemos, amor, a la mina). Leí a un poeta decir que un poeta dijo que hay mujeres que tienen noches de capitán. Después hablaba de leyendas de impureza. ¿Todo esto para qué? Para dedicarme al amor sin sordina. Deambularme libre y trina. Para habitar mi tinta anacrónica. Amor vida muerte. Muerte amor y vida. Ese es el orden del verdadero desorden. La luz perfora el ojo de la aguja más que la aguja en sí. 
Querer ser un cante jondo. Querer ser una mujer morena que quiere cazar pájaros con redes de viento y derribar estrellas y disparar nebulosas.
Mostrarme ociosa en el coliseo de tu cuerpo, sacrificio de las furias. Prolongo el grito como prolongo mi orilla. Soy una isla. Soy un infinito. Quemo las tablas de equivalencia. Quemo los barcos de tristeza. Aquí la navegación del garabato de las yemas labra su propia bitácora. Que el corazón no es un río navegable, lo gritan las corrientes. Que el vino resucita la ternura y viste de fantasía la noche más oscura, es la sabiduría que no muda la serpiente. Una luz cúrcuma invadiendo las pieles. Tus manos horquillas de mi carne en el jardín botánico. Te pido la raíz violenta y la brazada. La sonrisa en el crepúsculo y la señal derramada sobre el mar no indolente. 
Quiero ser la inscripción en tu mirada como árbol tatuado en las sienes.