malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

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jueves, 23 de agosto de 2012

Amor en la autopista - Betina Edelberg

 
                                                                                                            Mala noche, Antoine d'Agata



Entre palabras muertas
digo amor porque te amo:
y paso y vuelvo a encontrarte veloz
hemos jugado con la muerte durante varios días
Apenas conozco tus voces y no importa
No te imagino con piernas y no importa:
Me acompaña tu cara invadida por miradas
Me acompañan tus manos detenidas en el volante
Y te pienso entre verte y no verte
tan rodeados de velocidades
entre ayer y otra vez ahora
Ya conozco tus ritmos y tus sonrisas
las crispaciones que se postergan al reconocernos:
Te encuentro en mi espejo y te descubro en el tuyo
Eres un paisaje rodeado de ventanillas casi un cuadro
en donde juegan tu perfil y tus cuartos
Conozco las latitudes de tu pelo
las horas de tu barba
las estaciones en tu ropa
tu nuca y tus espaldas
Entre palabras muertas
digo lluvia y melancolía
cuando viajamos adivinándonos
y digo cinco días de la semana
porque me pierdo y no existo
cuando se me clavan los feriados y los descansos
Tengo miedo del día en que nos detengamos
y bajemos para hablarnos
porque ya no podremos seguir jugando
Ahora saldrás de la autopista
y agitarás la mano:
Yo seguiré viajando y esperando hasta mañana

miércoles, 22 de agosto de 2012

Viaje al fin de la noche - Louis-Ferdinand Céline

  


Me faltan algunos odios todavía.
                                          Estoy seguro de que existen.
(...)                                                                                     

Os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto: cuando los grandes de este mundo empiezan a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón.

(...)

Lo peor es que te preguntas de dónde vas a sacar bastantes fuerzas la mañana siguiente para seguir haciendo lo que has hecho la víspera y desde hace ya tanto, de dónde vas a sacar fuerzas para ese trajinar absurdo, para esos mil proyectos que nunca salen bien, esos intentos por salir de la necesidad agobiante, intentos siempre abortados, y todo ello para acabar convenciéndote una vez más de que el destino es invencible, de que hay que volver a caer al pie de la muralla, todas las noches, con la angustia del día siguiente, cada vez más precario, más sórdido.

 (...)

Pero era demasiado tarde para rehacer la juventud. ¡Ya no creía en ella! En seguida te vuelves viejo y de forma irremediable. Lo notas porque has aprendido a amar tu desgracia, a tu pesar. Es la naturaleza, que es más fuerte que tú, y se acabó. Nos ensaya en un género y ya no podemos salir de él. Yo había seguido la dirección de la inquietud. Te tomas en serio tu papel y tu destino poco a poco y luego, cuando te quieres dar cuenta, es demasiado tarde para cambiarlos. Te has vuelto inquieto y así te quedas para siempre.