malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

martes, 30 de abril de 2013

donde eres cumbre




donde eres cumbre y mi piel pergamino que te habla,
mientras trato de no arder en gritos hacia dentro
y evito el río que nace para desbordarse en las bocas.

nos basta el argumento de la carne  -pienso-
para hacer hervir tu sangre y la mía
en esta arritmia de líneas que rompen las tardes
cuando se me dobla por dentro la calma
y todo me llega con furia, ahí, suspendo mi sucia respiración
me sujeto al eco de tus silencios
y maúlla el gato como mi orgasmo
mientras hago salvación de la locura,
mientras intento evitarme,
mientras lo más hermoso es morirse de vida.

no hay dolores artificiales –me digo- cuando sigo temblando.
porque no hay ficción en el latido de la carne. 

forjada en la lágrima seca, drenando sentimientos que crecen sin estribos
duele la estridencia de mi equilibrio como el despecho del que maquilla su herida.

desde la tumba de nuestras noches, imploro y juro que sólo creo en el cielo de tu boca.  
y si me deshaces en harapos 
y me astillas el alma para que la sienta de una vez por todas 
de mis grietas y suspiros manará el liquen 
que nos vacíe y alimente.

jueves, 25 de abril de 2013

la densidad del suspiro





Mi oscuridad, la densidad de mi suspiro, la risa que aflora y hace cultivo sobre la cama, llámalo como quieras, pero te va a iluminar la noche. La noche de ojos cerrados y bocas que se abren lamiendo precipicios, la noche que se te arrastra por dentro dolorosa como un soldado que vuelve a casa, la noche avispero, la noche con su calma electrificada, invasora. Porque te gime la vida en el pecho, te ronronea el verso perfecto, el verso como una hemorragia de flores y alambre, ese verso, el que escupes a solas y jamás recuerdas, aquel que rescato cuando todo es crepúsculo. El verso que te rebosa, que te domina, que te devora, que te azota, que te vuelve mísero y sediento, que se hace de calles y velas rotas.

Cuando cavamos zanjas que nos aislan de nosotros mismos, apuñalando la nada, dónde tienes la fuerza sino es en la boca. Dónde refugiarte sino es en tu hoja. Tu hoja como un árbol en mitad de la tormenta. Tu antiaéreo, madriguera, verbo. Vamos a esculpirnos una marea de versos ahí donde más duela. En el fondo del fondo, donde nadie mira, donde los buques hundidos son algo más que puro romanticismo, donde nadie se atreve, donde los cobardes no ven ni paisaje y nosotros sentimos hambre y emoción. 

Cuando la debilidad sea carne y quiera agotarme de amor, dame tu ángulo muerto que yo haré belleza de él. Dame tu vacío que lo colmaré con mi absenta y lo haré rimar con mi sangre y con lo que me violenta y me tienta, cosiendo minutos a los destellos, inventándote faros y más noches. 
                

Porque cuando tiras de mi pelo, tiras del paraíso. Porque cuando te asomas al verde de mi mirada es la calada del abismo. Porque reptamos hacia abajo aunque nadie lo entienda. Porque inventamos lenguas, idiomas, nunca espejismos.





martes, 23 de abril de 2013

Permítanme ser un hombre












Quizá una playa ondulante busca,
mientras quema todos los puertos,
una corriente que devuelva sus orillas.
Y todas las respuestas fueron cinturas
con un rastro salado de espuma.

Jorge J. Molina


Me dicen lunático porque a vos no la vi
y aún así sé pintarla en un cuaderno sin su ropa
lamiéndome la soledad.

Jesús Alcalde


Te lo podría plantear de otro modo
sin asfixia
sin desgarro
pero la gente en las calles
tiene hálito a vino tinto
a polillas, a marcos de ventanas incendiadas
todo es un momento hecho de tiza

Sarco Lange


Nos parieron a pachas
puede que a cuatro pesetas el pitillo suelto
rancios, feos, e impuros
pero eso nos sumó quilates, mestizos
que no se dejaron fotografiar

Antero


Para decir tu nombre
hay que ponerse un pájaro en la boca,
pasarse un hilo de viento
por el ojo de la garganta,
y coserse la tempestad
en el costado izquierdo.

Vera Eikon


Alguna vez voy a estallarme el cuerpo de
tantos golpes prodigados a tu nariz para
quitarle la fragancia del perfume de mi vestido

Eleanor Smith


Cuando conciben no se están quietas ni callan como dicta la Iglesia sino que se retuercen como serpientes y es claro que disfrutan. Su atrevimiento es enorme

Francisco de Paula


Para que lo entiendas
yo amo al hombre
que por hombre siempre es terrible
-no al del gesto de doblez figurada-
encantador al paso
a ese que me dice hermosa
de una manera que también castiga

María Sotomayor


Ven y desnuca este amor que invade mis arterias y amenaza con hacerme creer de nuevo.

Julia Roig


Luego cabría invertir una vida normal
en una vida anormal,
revolvernos en seres primitivos y bestias de caza,
animales de caricias obscenas y cópulas salvajes,
huérfanos de aspiraciones sin más aspiración que el amarse.

David Mariné







viernes, 19 de abril de 2013

el dolor que me salva


































ahí,
donde haces vuelco en la piel
donde nacen las mareas y mueren nuestras calmas
donde me inventas en el crujir de las ganas
con el fuelle de los besos y el alquitrán de la distancia
cuando el miedo es el resto que te llevas a la boca
cuando queda lo peor de uno

justo cuando el reflejo de la herida deforma el amor
donde el verbo hambriento 
hace que el hombre 
se pierda en las costuras del desaliento
cuando llega y trae un grito en el pecho
y se proclama tu abismo
y rebosa la pena
y el dolor te salva
se fragmenta el instante en mil pedazos cortantes y hermosos
con los que haremos collares de sangre
y escupiremos a la noche
mientras las hembras rabiosas corren bajo la lluvia.

jueves, 18 de abril de 2013

Textos para un forzudo - Angélica Liddell


LOLA: A veces, cuando miro a los niños, sus rostros envejecen de pronto.
Saben que he vivido muchas guerras, saben que he muerto cientos de veces.
Pero incluso con la cabeza cortada te dedicaré mi último pensamiento la próxima vez que muera.

GETSE: Ojalá no se disipe la niebla en el trancurso de la batalla.
Así podré caminar errante, como las sombras,
y tropezar con alguna lanza que me atraviese de parte a parte.
Inocentemente. 
No quiero que me mates a propósito.
Quiero que la persona que acabe conmigo sea inocente, completamente inocente.
Conseguiremos arrancarle lágrimas al hierro.

LOLA: Y tal vez nos pase por encima un carro de combate mientras estamos durmiendo en el camino.
Porque hasta ahí hemos llegado.
Porque nos alcanzó la desesperación fulminante en mitad del camino.
Porque no tuvimos nervios para llegar a casa y nos derrumbamos en el camino.
Y nos quedamos dormidos en el camino.
Sin saber que por allí pasaban carros de combate
que nos aplastarían en mitad del sueño que cualquier hombre se merece.
Después de haberte conocido estoy preparada para el fin del mundo.

GETSE: Te echo tanto de menos que aunque alguien se detuviera frente a mí y me hiciera señales, yo no distinguiría nada, nada. Pensaría en ti y pensaría en ti. 

ANGÉLICA: Un hombre sólo necesita fuerza para comprar un clavo y un trozo de cuerda. Si es capaz de salir a la calle a comprar esas dos cosas ya puede ahorcarse. Ésa es la base de toda esperanza. 

FORZUDO: Amar tanto para morir tan solos! Amar tanto para morir tan solos! Amar tanto para morir tan solos!

viernes, 12 de abril de 2013

en mi jauría


























mi amor no es un río navegable
y escribir es abandonarse en la tormenta
escribir es derrumbarse sobre el folio
el folio, lienzo blanco,
lecho
profanemos
porque amar es vivir en la tormenta
y amar es derrumbarse
profanarse.

sentir cómo se nos abre la tierra por dentro
mojarnos las raíces hasta que se pudran
colmar la soledad a dentelladas
con la punta de un corazón roído y puro óxido
que uno no reconoce como suyo
pero entrega
 
con las corazas bien rasgadas como madera de ataúd
porque aún nos sentimos vivos 
aunque cueste hallar el pulso 
al estómago de paja
de nuestros vacíos
 
batientes,
con la piel de las palabras nos cubrimos
tan desnudos
inventando antiaéreos de metáforas
respirando momentos hasta el fondo.

trae toda la calle que llevas dentro
véndeme todo el humo que albergas en los ojos
el holocausto de tu mirada, 
derrámamelo encima
retuerce el deseo como una colilla
no ves que nunca es suficiente?
es un hambre eterno
de los que matan
de los que no entendemos
es un pozo
un salto sin ventana
adentro
en lo oscuro
 
sécame el llanto a lametazos
atragántame la pena que lloré
que blandí
que alimenté
cuando el amor era algo deslucido
que aguarda en un salón
una costumbre
un juego aprendido

traigo una jauría en el pecho
un calor
y una brecha en tu noche
un mar que apesta a naufragio
una crucifixión de cuerpos
y una mujer que ya es tu temblor.
 
 

martes, 9 de abril de 2013

amen



vamos a ser agua porque somos agua
porque nos lo gritan los ojos, el sudor y nos lo dicta el sexo.
porque me duelen hasta los bosques que ardieron por ti cuando no te encontraba.  
porque rompimos una y mil veces el espejo inyectándonos otras vidas
calzándonos exquisitas y devastadoras quimeras

porque en los extremos 
los hermosos funambulistas que nos habitan
ladran y muestran sus mejores artes
porque huyo como un mártir de su propio credo 
y es así como me enfrento a mí misma
infinita y despedazada
así cultivo mi furia
indefensa pero cicatrizada
y me leo las palmas de las manos y soporto mi intemperie
cuando me muestro abierta e indomablemente triste.
ahogando sueños en la bañera
rogando por el torso con torso
que funda nuestros esternones

sabes que en el abismo de tu nombre
doblaré tu espalda
coronaré tu barbilla con rezos que muerden en lo hondo
anidaré en tu pecho
y saciaré de temblores tus rodillas

sabes del machete de mis ojos
y el lugar en el que empieza el dolor que no acaba.
cosamos las bocas de los dioses
reptemos eternos hacia todo lo que nos quiebre
vivamos en las grietas que ofrece el exilio de uno mismo
sacrificado sea nuestro nombre
con el péndulo de la carne que nos hipnotiza
y el silencio que perdamos inventando idiomas de fiebre.
                      

lunes, 8 de abril de 2013

hablo de tu cuerpo




































Hablo de tu cuerpo
del enclave maravilloso que me depara la noche cuando te hallo
de cómo se mueven en la cintura tus versos
que saben a tierra ebria, profundidad y desmayo
a pozo fresco y caricias con demora que llegaron a tiempo.
Hablo de la anatomía del momento
de cómo se hunde el deseo rabioso
de cómo tu cuerpo hiende mi cuerpo
de cuando rebosan brumas y vuelos
de la tinta de nuestra yugular latiendo arrebatadoramente.
Y te hablo del pudor de las miradas al suelo
y de clavículas que se muestran indecentemente al mismo tiempo.
De la carne que busca tu marfil
Del umbral que dibuja mi pelo
De la sangría del amor
y de los charcos de esperanza que llovemos.
Hablo de la sequedad que me cruje en habitaciones cerradas
Hablo de vidas tibias con vistas maravillosas a ninguna parte
Del escozor de las heridas invisibles que nos hacemos
en la oquedad de nuestras manchas calientes
con el drama que nos viste
y el vacío que nos cobija.
De la sed del asfalto 
y de la calma vagabunda que no nos halla.
De los signos derramados que nos hablan,
crucificados en lamentos a la deriva.
De lágrimas como esquirlas que surcan mejillas
mientras nos crecen las espinas en los adentros.
Hablo de la hondura de lo que nos devora
de los mapas que inventamos para llegarnos
y del delirio como certeza
del saberme perdida
en tus manos.

viernes, 5 de abril de 2013

41 - Roberto Juarroz


Sacudir el cuerpo como lo haría un animal,
pero quitándose de encima mucho más que el animal:
el polvo que deja el pensamiento,
las rigideces que enrolan a la muerte,
las manchas del amor y de las lluvias sucias
que caen de las cornisas
y también de un cielo turbio, envenenado.

Y quitarse de encima los andrajos del tiempo,
las contraseñas de los cuartos grises,
los moretones de la dicha,
los restos pegajosos del banquete,
las macabras serpentinas del dolor.

Y en un día de calculados estremecimientos
quitarse uno de encima hasta su sombra,
hasta eso que llamamos uno mismo,
hasta esos roces que llamamos los otros.

Y otro día sacudirse de encima 
la eternidad desfigurada de la vida, 
como si fuera otra capa de polvo. 

jueves, 4 de abril de 2013

La poesía es un arma cargada de futuro – Gabriel Celaya




Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,


cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.