malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

viernes, 30 de diciembre de 2011

Tedio - Giuseppe Ungaretti

También esta noche pasará
Esta soledad en torno
titubeante sombra de los cables del tranvía
sobre el húmedo asfalto.

Miro las cabezas de los cocheros
en el entresueño
vacilar.

El condenado a muerte - Jean Genet




Sobre mi pescuezo sin armadura y sin odio, mi pescuezo
Que mi mano más ligera y grave que una viuda
Acaricia bajo mi collar, sin que tu corazón se conmueva,
Deja a tus dientes depositar su sonrisa de lobo.

Oh ven mi bello sol, oh ven mi noche de España,
Alcanza mis ojos que mañana habrán muerto.
Alcanza, abre mi puerta, entrégame tu mano,
Llévame lejos de aquí hasta alcanzar nuestro campo.

Pueden despertar el cielo, florecer las estrellas,
No las flores suspirar, ni de los prados la hierba negra
Acoger el rocío donde la mañana va a beber,
La campana puede sonar: sólo yo voy a morir.

¡Oh ven mi cielo rosa, oh mi canasta rubia!
Visita en esta noche a tu condenado a muerte.
Arráncate la carne, mata, trepa, muerde,
¡Pero ven! Deposita tu mejilla junto a mi redonda cabeza.

No hemos acabado aún de hablarnos de amor.
No hemos acabado aún de fumar nuestros Gitanes.
Podemos preguntarnos por qué las Cortes condenan
A un asesino tan bello que hace el día palidecer.

¡Amor ven a mi boca! ¡Amor abre tus puertas!
Atraviesa los pasillos, baja, camina ligero,
Vuela en las escaleras más ágil que un pastor,
Más propicio al aire que un vuelo de hojas muertas.

Oh atraviesa los muros; si hace falta camina en el borde
De los techos, de los océanos; cúbrete de luz,
Usa la amenaza, usa la plegaria,
Pero ven, oh mi fragata, una hora antes de mi muerte.


martes, 27 de diciembre de 2011

las líneas negras de esta plegaria (o acróbatas muertos)



Explicaciones no pedidas, Los placeres del condenado y A mil besos de profundidad junto a la cama, aguardando. Triste simulacro de felicidad esto que intento, como un circo sin animales y con acróbatas muertos. Hinchar las esperanzas con cortisona será cosa de perdedores, insinúas. Zumbidos, malos ratos y el deseo de tu lengua trenzándose a la mía. Espejos que nunca se han roto y pieles que nunca se han sudado. Rotas las medias y las ganas y las líneas negras de esta plegaria. Eso somos o eso dicen. Hey hey my my sonando. Sumamos miedos. Exprimiendo líquidas noches de pesadillas. Dámelas todas. Miro el fuego, bebo vino, descalza en diciembre. Un punto de apoyo en tu corazón que no encuentro. Cuando no hay equipaje, cuando no hay más que rabia, raíces y fiebre. Sigo mirando el fuego y mis ojos son mares a punto de hervir. Bébetelos.

lunes, 26 de diciembre de 2011

en mis heridas



aquí lo tienes, el sueño de los amantes y la ventana abierta por la que huye la noche. ser tu luna quiero, llena de ti, siempre. necesito ser la punzada que cruza tu carne y tu sueño para así sentirme viva, no ser brisa ni desconcierto. acostarme en tu desvelo. reflejar tu desaliento. una escena de amor improvisada, el recuerdo de un olvido. lo que quieras. no me puedes perder, tengo el color de tu alma. estás siempre, en mis heridas, en mis hambres. en cada canción, en cada acorde, en cada vuelta que doy en la cama. en cada respiración, en todos los tal vez, en todos los mañana. no hay calle de la que no seas asfalto ni gemido del que no seas llama. te adoro hasta el dolor.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Mata a tus ídolos - Luc Sante








































"El Nueva York que yo vivía, por el contrario, experimentaba una rápida regresión. Aquello era una ruina en ciernes, y mis amigos y yo estábamos acampados en mitad de sus fragmentos y sus túmulos. No me angustiaba, más bien lo contrario. La decadencia me cautivaba y aún ansiaba más: magnolios creciendo entre las grietas del asfalto, estanques y arroyos formándose en manzanas elevadas y abriéndose camino despacio hacia la costa, animales salvajes regresando tras siglos de exilio.”
(...)
“La ira se calma con muchísima más efectividad cuando la acompañan espirales de humo que parecen emerger de las orejas, el pelo y los ojos del fumador. El movimiento de acercar y alejar la mano de la boca, cuando se repite a modo de metrónomo y en las circunstancias adecuadas, puede aumentar la tensión de una sala hasta el límite de la explosión. El cigarrillo que se mantiene a menos de dos centímetros de la cara, incluso cuando se quita de la boca, puede actuar como una máscara, un velo, un abanico. Balancear un cigarrillo boca abajo entre unos dedos relajados dejando caer el brazo destila más languidez hastiada que cualquier pieza escrita para violín. El ya de por sí elocuente vocabulario gestual mediterráneo cobra fuerza cuando se le añaden las estelas de humo que salen de dos dedos fricativos.”
(...)
“También me gustaba pensar que podía manifestar mi genio en una rápida serie de bofetadas y después dejar la sala rápidamente para no volver nunca más, abandonar a amigos calumniados y a llorones aduladores, quitarme de encima la poesía, la cultura y la civilización como si fueran ceniza de un cigarrillo. Pero no podía marcharme sin haber entrado primero.”

No tienes que amarme - Leonard Cohen




No tienes que amarme
sólo porque
tú seas todas las mujeres
que yo siempre he deseado
nací para seguirte
cada noche
mientras yo sea aún
los muchos hombres que te aman

Te conozco en una mesa
cojo tu puño entre mis manos
en un solemne taxi
me despierto solo
mi mano sobre tu ausencia
en el Hotel Disciplina

Escribí todas estas canciones para ti
quemé velas rojas y negras
con la forma de un hombre y una mujer
casé el humo
de dos pirámides de sándalo
recé por ti
recé para que me amaras
y para que no me amaras

domingo, 18 de diciembre de 2011

Tom Waits dixit...


– La razón por la que los teatros no hacen espectáculos los lunes por la noche es porque los lunes por la noche eran la noche de la Horca, y nadie podía competir con la noche de la Horca. Hasta hoy, los teatros permanecen a oscuras los lunes.
– Pueden pasar muchas cosas en el viaje cuando algo tiene que descender todo el trayecto desde tu cerebelo hasta tus dedos. A veces escucho discos, mi propio material, y pienso, Dios, la idea original para esto era mucho mejor que la mutación a la que hemos llegado. Lo que procuro actualmente es captar lo que surge y mantenerlo vivo. Es como acarrear agua con las manos. Quiero conservarlo todo, y a veces cuando llegas al estudio ya no queda nada.
– Al cabo de un tiempo, la música con muchos instrumentos de cuerda suena como Perry Como. Esa es la razón por la que ya no trabajo demasiado con el piano. Es como la escuela. Quieres verla en llamas.
– Cuando las leyes que gobiernan tu locura privada se aplican a la rutina diaria de vivir, tu vida puede coagularse y colisionar.
– Mi esposa ha sido genial. He aprendido mucho de ella. Es católica irlandesa. Tiene todo el oscuro bosque viviendo en su interior. Me empuja a lugares a los que yo no iría. ¿Y los niños? Creativamente, son asombrosos. El modo en que dibujan, ¿sabes? Se salen de la hoja de papel y siguen dibujando por las paredes. Desearías ser tan abierto.
– Desde pequeño pensé que los mendigos y los vagabundos, la gente que vivía al raso, sabían algo más, o algo distinto. Estaba convencido de que los que no tienen nada lo tienen todo. Ya sé que esto no es verdad a la fuerza, pero me lo creí e intenté vivir durante mucho tiempo con muy poca cosa. Un sitio abierto y un corazón abierto: eso me pareció importante.
– El hecho de que tú no pesques nada no significa que no haya peces ahí afuera.
– Mi esposa y yo leemos el periódico y recortamos cientos de artículos, y entonces leemos el periódico de ese modo, sin todo lo demás. Es nuestro propio periódico. Hay mucho relleno en el periódico y el resto es publicidad. Si lo condensas y te quedas con las historias esenciales, como la historia sobre el pez con un solo ojo y tres colas que hallaron en el lago Michigan, renuevas totalmente tu relación con el periódico.
– El día que recogen la basura, te das cuenta que alguien está husmeando en la tuya, sacas la cabeza por la ventana y le dices: “¿Qué demonios está haciendo?” Y entonces se va y tú empiezas a revisar tu propia basura. Empiezas a reevaluar la calidad de tu basura, preguntándote si habrás cometido algún terrible error, si habrás tirado algo que ahora va a ser esencial en tu vida.
– Todos mezclamos verdad y ficción. Si estás atascado en un lugar de la historia, te inventas la parte que necesitas.
– Hay una soledad común que se extiende de costa a costa. Es como una inconexa crisis de identidad común. Es la oscura, cálida, narcótica noche americana. Sólo espero llegar a palpar ese sentimiento antes de hallarme a mí mismo uno de estos días en la Calle Fácil.
– ¿Qué será? ¿Un infarto en un baile? ¿Un huevo tragado por el conducto equivocado? ¿Una bala perdida que llega desde un conflicto a dos millas de distancia, rebota en un poste, atraviesa el parabrisas y agujerea tu frente como un diamante? ¿Quién sabe? Fíjate en Robert Mitchum. Murió mientras dormía. Eso está bastante bien para un tipo como Robert Mitchum.
– No soy el Payaso Sonrisas. O Bono. No corto el listón en las inauguraciones de supermercados. No me pongo del lado del alcalde. Tira tu pelota en mi patio, y no volverás a verla. Tengo solamente un círculo íntimo de amigos y seres queridos; lo que se llama un círculo de confianza.
– No vayas tan lejos en el pasado. Ahí atrás me pierdo.
– Soy tan sólo un rumor.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Manifiesto estridentista





En nombre de la vanguardia actualista de México, sinceramente horrorizada de todas las placas notariales y rótulos consagrados sé sistemas cartulario, con veinte siglos de éxito efusivo en farmacias y droguerías subvencionales por la ley, me centralizo en el vértice eclactante de mi insustituible categoría presentista, equiláteramente convencida y eminentemente revolucionaria, mientras que todo el mundo que está fuera del eje, se contempla esféricamente atónito con las manos torcidas, imperativa y categóricamente afirmo, sin más excepcionales a los “players” diametralmente explosivos en encidendios fonográficos y gritos acorralados, que mi estridentísimo y acendrado para defender de las pedradas literales de los últimos plebiscitos intelectivos: Muera el Cura Hidalgo, Abajo San Rafael, San Lázaro, Esquina, Se prohibe fijar anuncios.

I. Mi locura no está en los presupuestos. La verdad, no acontece ni sucede nunca fuera de nosotros. La vida es sólo un método sin puertas que se llueve a intervalos. De aquí que insista en la literatura insuperable en que prestigian los teléfonos y diálogos perfumados que se hilvanan al desgaire por hilos conductores. La verdad estética, es tan sólo un estado de emoción incoercible desenrollando en un plano extrabasal de equivalencia integrista. Las cosas no tienen valor intrínseco posible, y su equivalencia poética, florece en sus relaciones y coordinaciones, las que sólo se manifiestan en un sector interno, más emocionante y más definitivo que una realidad desmantelada, como puede verse en fragmentos de una de mis anticipaciones poemáticas novilatitudinales: “ Esas Rosas Eléctricas…” (Cosmópolis. Núm. 34. Para hacer una obra de arte, como dice Pierre Albert-Birot, es preciso crear, y no copiar. “Nosotros buscamos la verdad en la realidad pensada, y no en la realidad aparente.” En este instante asistimos al espectáculo de nosotros mismos. Todo debe ser superación y equivalencia en nuestros iluminados panoramas a que nos circunscriben los esféricos cielos actualistas, pues pienso con Epstein , que no debemos imitar a la Naturaleza, sino estudiar sus leyes, comportarnos en el fondo como ella.

II. Toda técnica de arte, está destinada a llenar una función espiritual en un momento determinado. Cuando los medios expresionistas son inhábiles o insuficientes para traducir nuestras emociones personales, – única y elemental finalidad estética, – es necesario, y esto contra la fuerza estacionaria ya afirmaciones rastacueras de la crítica oficial, cortar la corriente y desnucar los “swchs”. Una pechera reumática se ha carbonizado, pero no por esto he abandonar el juego. ¿Quién sigue? Ahora el cubilete está en Cipriano Max""

III. “Un automóvil en movimiento, es más bello que la Victoria de Samotracia.” A esta eclactante afirmación del vanguardista italiano Marinetti, exaltada por Lucini, Bruzzi, Cavacchioli, etcétera, yuxtapongo mi apasionamiento por la literatura de los avisos económicos.

Cuanta mayor, y más honda emoción he logrado vivir en un recorte de periódico arbitrario y sugerente, que en todos esos organillerismos seudo-líricos y bombones melódicos, para recitarles de changarro gratis a las señoritas, declamatoriamente inferidos ante el auditorio disyuntivo de niñas fox-troteantes y espasmódicas y burgueses temerosos por sus concubinas y su caja de caudales, como valientemente afirma mi hermano -espiritual Guillermo de Torre, en su manifiesto yoista leído en la primera explosión ultráica de Parisiana, y esto, sin todas esas poematizaciones (sic) entusiastamente aplaudidas en charlotadas literarias, en que sólo se justifica el reflejo cartonario de algunos literaturípedos “specimen”.


IV. Es necesario exaltar en todos los tonos estridentes de nuestro Diapasón propagandista, la belleza actualista de las máquinas, de los puentes gímnicos reciamente extendidos sobre las vertientes por músculos de acero, el humo de las fábricas, las emociones cubistas de los grandes trasatlánticos con humeantes chimeneas de rojo y negro, anclados horoscópicamente – Ruiz Hidobro – junto a los muelles efervescentes y congestionados, el régimen industrialista de las grandes ciudades palpitantes, las blusas (sic) azules de los obreros explosivos en esta hora emocionante y conmovida; toda esta belleza del siglo, tan fuertemente intuída por Emilio Verhaeren, tan sinceramente amada por Nicolás Beauduin, y tan ampliamente dignificada y comprometida por todos los artistas de vanguardia. Al fin, los tranvías, han sido redimidos del dicterio de prosaicos, en que prestigiosamente los había valorizado la burguesía con hijas casaderas por tantos años de retardarismo sucesivo e intransigencia melancólica, de archivos cronológicos.

V. Chopin a la silla eléctrica. He aquí una afirmación higienista y detersoria. Ya los futuristas anti-selene gráficos, pidieron en letras de molde el asesinato del claro de luna, y los ultraistas españoles, transcriben, por voz de Rafael Cansinos Assens, la liquidación de las hojas secas reciamente agitada en periódicos y hojas subversivas. Como ellos, es de urgencia telegráfica emplear un método radicalista y eficiente. Chopin a la silla eléctrica! (M.M.A. trade mark) es una preparación maravillosa, en veinticuatro horas exterminó todos los gérmenes de la literatura putrefacta y su uso es agradabilísimo y benéfico. Agítese bien antes de usarse. Insisto.. Perpetuemos nuestro crimen en el melancolismo trasnochado de los “Nocturnos”, y proclamemos, sincrónicamente, la aristocracia de la gasolina. El humo azul de los tubos de escape, que huele a modernidad y a dinamismo, tiene, equivalentemente, el mismo valor emocional que las venas adorables de nuestras correlativas y exquisitas actualistas.

VI. Los provincianos planchan en la cartera los boletos del tranvía reminiscente. ¿ En dónde está el hotel Iturbide? Todos los periódicos dispépticos se indigestan con estereotipias de María Conesa, intermitente desde la carátula, y hasta hay alguien que se atreva integralmente asombrado sobre la alarma arquitectónica del Teatro Nacional, pero no ha habido nadie aún, susceptible de emociones liminares al margen de aquel sitio de automóviles, remendado de carteles estupendos y rótulos geométricos.

Tintas planas: azules, amarillas, rojas. En medio vaso de gasolina, nos hemos tragado literalmente la avenida Juárez, 80 caballos. Me ladeo mentalmente en la prolongación de una elipse imprevista olvidando la estatua de Carlos IV.
Accesorios de automóviles, refacciones Haynes, llantas, acumuladores y dinamos, chasis, neumáticos, klaxons, bujías, lubricantes, gasolina. Estoy equivocado, Moctezuma de Orizaba es la mejor cerveza en México, fumen cigarros del Buen Tono, S.A., etcétera, etcétera, Un ladrillo perpendicular ha naufragado en aquellos andamios esquemáticos. Todo tiembla. Son amplia mis sensaciones.
La penúltima fachada se me viene encima.


VII. Ya nada de creacionismo, dadaísmo, paroxismo, expresionismo, sintetismo, imaginismo, suprematismo, cubismo, orfismo, etcétera, etcétera, de “ismos” más o menos terizados y eficientes. Hagamos una síntesis quinta-esencial y depuradora de todas las tendencias florecidas en el plano máximo de nuestra moderna exaltación iluminada y epatante, no por un falso deseo conciliatorio, – sincretismo, – sino por una rigurosa convicción estética y de urgencia espiritual. No se trata de reunir medios prismales, básicamente antisísmicos, para hacerlos fermentar, equivocadamente, en vasos de etiqueta fraternal, sino tendencias insíticamente orgánicas, de fácil adaptación recíproca, que resolviendo todas ecuaciones del actual problema técnico, tan sinuoso y complicado, ilumine nuestro deseo maravilloso de totalizar las emociones interiores y sugestiones sensoriales en forma multánime y poliédrica.

VIII. El hombre no es un mecanismo de relojería nivelado y sistemático. La emoción sincera es una forma de suprema arbitrariedad y desorden específico. Todo el mundo trata por un sistema de escoleta reglamentaria, finar sus ideas presentando un solo aspecto de la emoción esférica, con pretextos sinceritas de claridad y sencillez primarias dominantes, olvidando que en cualquier momento panorámico ésta se manifiesta, no nada más por términos elementales y conscientes, sino también por una fuerte proyección binaria de movimientos interiores, torpemente sensible al medio externo, pero en cambio, prodigiosamente reactiva a las propulsiones roto-translatorias del plano ideal de verdad estética que Apollinaire llamó la sección de oro.

De aquí, que existan una más amplia interpretación en las emociones personales electrolizadas en positivo de los nuevos procedimientos técnicos, porque éstos cristalizan un aspecto unánime y totalista de la vida. Las ideas muchas veces se descarrilan, y nunca son continuas y sucesivas, sino simultáneas e intermitentes. (II. Profond aujour d´hui. Cendrars. Cosmópolis. Núm. 33. En un mismo lienzo, diorámicamente, se fijan y se superponen coincidiendo rigurosamente en el vértice del instante introspectivo.


IX. ¿Y la sinceridad? ¿Quién ha inquirido? Un momento, señores, que hay cambio de carbones. Todos los ojos se han anegado de aluminio, y aquella señorita distraída, se pasea sobre los anuncios laterales. He aquí una gráfica demostrativa. En la sala doméstica se hacen los diálogos intermitentes, y una amiga resuelta en el teclado. La crisantema eléctrica sé despetala en niveles mercuriales. Pero no es esto todo. Los vecinos inciensan gasolina. En el periódico amarillista hay tonterías ministeriales. Mis dedos abstraídos se diluyen en el humo.

Y ahora, yo pregunto, ¿ quién es más sincero?, ¿ Los que no toleramos extrañas influencias y nos depuramos y cristalizamos en el filtro cenestésico de nuestra emoción personalísima o todos esos “poderes” ideocloróticamente diernéfistas, que sólo tratan de congraciarse con la masa amorfa de un público insufiente, dictatorial y retardatario de criterios oficiosos, académicos fotofóbicos y esquiroles traficantes y plenarios?


X. Cosmopoliticémonos. Ya no es posible tenerse en capítulos convencionales de arte nacional. Las noticias se expenden por telégrafo, sobre los resca-cielos, esos maravillosos rasca-cielos tan vituperados por todo el mundo, hay nubes dromedarias, y entre sus tejidos musculares se conmueve el ascensor eléctrico. Piso cuarenta y ocho. Uno, dos, tres, cuatro, etcétera. Hemos llegado. Y sobre las paralelas del gimnasio al aire libre, las locomotoras se atragantan de kilómetros. Vapores que humean hacia la ausencia. Todo se acerca y se distancia en el momento conmovido. El medio se transforma y su influencia lo modifica todo. De las aproximaciones culturales y genéricas, tienden a borrarse los perfiles y los caracteres raciales, por medio de una labor selectiva eminente y rigurosa, mientras florece al sol de los meridianos actuales, la unidad psicológica del siglo. Las únicas fronteras posibles en arte, son las propias infranqueables de nuestra emoción marginalista.

XI. Fijar las delimitaciones estéticas. Hacer arte, con elementos propios y congénitos fecundados en su propio ambiente. No reintegrar valores, sino crearlos totalmente, a así mismo, destruir todas esas teorías equivocadamente modernas, falsas por interpretativas, tal la derivación impresionista (post-impresionismo) y desinencias luministas ( divisionismo, vibrocionismo, puntillismo, etcétera. Hacer poesía pura, suprimiendo todo elemento extraño y desnaturalizado, ( descripción, anécdota, perspectiva. Suprimir en pintura, toda sugestión mental y postizo litera turismo, tan aplaudido por nuestra crítica bufa. Fijar delimitaciones, no en el paralelo interpretativo de Lessing, sino en un plano de superación y equivalencia.

Un arte nuevo, como afirma Reverdy, requiere una sintáxis nueva; de aquí siendo positiva la asexión de Braque: el pintor piensa en colores, deduzco la necesidad de una nueva sintáxis colorística.


XII. Nada de retrospección. Nada de futurismo. Todo el mundo, allí, quieto, iluminado maravillosamente en el vértice estupendo del minuto presente; atalayado en el prodigio de una emoción inconfundible y única y sensorialmente electrolizado en el “yo” superatista, vertical sobre el instante meridiano, siempre el mismo, y renovado siempre. Hagamos actualismo. Ya Walter Bonrad Arensberg, lo exaltó en una estridencia afirmativa al asegurar que sus poemas sólo vivirían seis horas; y amemos nuestro siglo insuperado. ¿ Que el público no tiene recursos intelectuales para penetrar el prodigio de nuestra formidable estética dinámica? Muy bién. Que se quede en la portería o que se resigne al “vaudeville”. Nuestro egoísmo es ya seperlativo, nuestra convicción, inquebrantable.

XIII. Me complazco en particular e mi numerosa clientela fonógrafica de estolistas npotenciales, críticos desrrados, roídos por todas las llagas lacerantes de la vieja literatura agonizante y apestada, académicos ratardarios y específicamente obtusos, nescientes consuetudinarios y toda la clase de anadroides exotéricos, prodigiosamente logrados en nuestro clima intelectual rigorista y apestado, con que seguramente se preparan mis cielos perspectivos, que son de todo punto inútiles sus cóleras mezquinas y sus bravuconadas zarzueleras y rídiculas, pues en mi intergral convicción radicalista y extremosa, en mi aislamiento inédito y en mi gloriosa intransigencia, sólo encontrarán el hermetismo electrizante de mi risa negatoria y subversista. ¿Qué relación espiritual, qué afinidad ideológica, puede existir entre Sr. que se ha vestido de frac para lavar los platos y la música de Erik Satie? Con este vocablo dorado: estridentismo, hago una transcipción de los rótulos dadá, que están hechos de nada, para combatir la “nada oficial de libros, exposiciones y teatro”.

Es síntesis una fuerza opuesta contra el conservantismo solidario de una colectividad anquilosada.


XIV. Éxito a todos los poetas, pintores y escultores jóvenes de México, a los que aún no han sido maleados por el oro prebendario de los sinecurismos gobernistas, a los que aún no se han corrompido con los mezquinos elogios de la critica oficial y con los aplausos de un público soez y concupiscente, a todos los que han ido a lamer los platos en los festines culinarios de Enrique González Martínez, para hacer arte (1) con el estilicidio de sus menstruaciones intelectuales, a todos los grandes sinceros, a los que no se han descompuesto en las eflorescencias lamentables y metíficas de nuestro medio nacionalista con hedores de pulquería y rescoldos de fritanga, a todos esos, los éxito en nombre de la vanguardia actualista de México, para que vengan a batirse a nuestro lado en las lucíferas filas de la “decouvert”, en donde, creo con Lasso de la Vega: “Estamos lejos del espíritu de la bestia. Como Zaratustra nos hemos librado de la pesadez, nos hemos sacudido los prejucios. Nuestra gran risa es una gran risa. Y aquí estamos escribiendo las nuevas tablas”. Para terminar pido la cabeza de los ruiseñores que hicieron de la poesía un simple cancaneo repsoniano, subido a los barrotes de una silla: desplumazón después del aguacero en los corrales edilicios del domingo burguesista. La lógica es un error y el derecho de integridad una broma monstruosa me interrumpe la intelcesteticida Renée Dunan.

Salvat-Papasseit, al caer de un columpio ha leído este anuncio en la pantalla: escupid la cabeza calva de los cretinos, y mientras que todo el mundo, que sigue fuera del eje, se contempla esféricamente atónito, con las manos retorcidas, yo, gloriosamente aislado, me ilumino en la maravillosa incandescencia de mis nervios eléctricos.

***




Carlos Barral




La cour carée

Oh rápida, te amo.
Oh zorra apresurada al borde del vestido
y límite afilado de la bota injuriante,
rodilla de Artemisa fugaz entre la piedra,
os amo,
sombra huidiza en la escalera noble,
espalda entre trompetas por el puente.
Oh vagas, os envidio,
imágenes parejas en los grises
vahos de las cristaleras entornadas,
impacientes
—que llegan a las citas con retraso—
nervios de los que habitan (el descuido
seguro y arrogante de la puerta entreabierta
y el gesto ordenador de las cosas que miran).
Lo quiero casi todo:
la puerta del palacio con armas y figuras,
el nombre de los reyes y el latón de República.
Quiero tus ojos de extranjera ingenua
y la facilidad sin alma del copista.
Quiero esta luz de ahora. Es mi deseo
estar abierto, atento, hasta que parta.
Y quisiera que alguien me dijera
adiós,
contenida, riendo entre lágrimas.
 
Extranjero en las puertas, no estás solo,
mi apurada tristeza te acompaña.



Ternura de tigre

La lengua sobre todo, afectuosa,
áspera y cortesana en el saludo.
 
Las zarpas de abrazar, con qué cuidado,
o de impetrar afecto, o daño, a quien lo doma.
 
La caricia con uñas, el pecho boca arriba
para mostrar el corazón cautivo.
 
La piel toda entregada, la voz ronca
retozando en su jaula de colmillos,
y los ojos enormes, de algas, sonriendo
a la muerte inmediata
                                      a que fue sentenciado.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

En lo meses de aquella primavera (fragmento) - Jaime Gil de Biedma



....

yo busco en mis paseos los tristes edificios,

las estatuas manchadas con lápiz de labios,

los rincones del parque pasados de moda

en donde, por la noche, se hacen el amor…

y la nostalgia de una edad feliz

y de dinero fácil, tal como la contaban,

se mezcla un sentimiento bien distinto

que aprendí de mayor,

este resentimiento

contra la clase en que nací,

y que se complace también al ver mordida,

ensuciada la feria de sus vanidades

por el tiempo y las manos del resto de los hombres.

...

lunes, 12 de diciembre de 2011

Bélgica - Chantal Maillard



Decimos La vida. La vida es. Decimos La muerte.
Decimos Vida y muerte. Decimos Amor. Hablamos, verbalizamos, sustantivamos. En cada caso, ¿a qué nos referimos?

Amo el amor, dije alguna vez. Me refería a una sensación, o a un estímulo. Sensación. Estímulo. Palabras que tampoco significan gran cosa. Debería haber dicho, haber sabido decir aquella tensión en mis venas, aquel latir que me llevaba hacia las leves señales de otro latir en el que deseaba perderme.
¿Qué queda ahora de aquello, salvo estas palabras abstractas, sin referente?.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Truffaut o Cassavetes






...ahora que ya las noches son largas y los frutos dejaron de arder en los árboles, ahora que las calles se disfrazan de frío y el minutero baila lentamente con la desazón, ahora puede explicarte por qué se sacude la rabia o por qué no. o si sacará el salitre que la oxida poco a poco, porque el dolor también se acomoda como un gato entre cojines, busca su sitio y lo llena. y si estirada en el sofá, cuando el temor y temblor de Kierkegaard la inundan, con su sentir gótico y su soledad de isla, te susurra que le gustaría despertar en una escena cualquiera de Truffaut o Cassavetes y quedarse a vivir en una de sus historias y que alguien pusiera las palabras en su boca, las palabras que no quiere decir por pereza o por olvido, créetela porque es así...

viernes, 9 de diciembre de 2011

El gabinete de un aficionado

























Vila-Matas acerca de Georges Perec:

El mundo de Perec se resume en una página de sus Tentativas de agotar un lugar parisino: él, sentado en un café de la plaza de Saint-Sulpice, se dispone a inventariar todo lo que ve allí (es decir, se prepara para agotar todo aquello que tiene delante, o al lado, en cualquier parte) y nos previene de que no está interesado en las estatuas de los cuatro grandes oradores cristianos de la plaza (Bossuet, Fénelon, Fléchier y Massillon) porque ya han sido suficientemente registradas y fotografiadas; quiere, en cambio, ocuparse de “lo que generalmente no se anota, lo que no se nota, lo que no tiene importancia, lo que pasa cuando no pasa nada, salvo tiempo, gente, autos y nubes”.

Experto en esquivar la grandeza, fue un maestro del arte de la atención a lo minúsculo. En ese descenso al territorio de lo pequeño reside paradójicamente su grandeza, que también se apoya en otra paradoja, su afán de que perdure el vacío de la vida: “Escribir es tratar meticulosamente de retener algo, de hacer que algo de todo esto sobreviva: arrancar algunos pedazos precisos al vacío que se forma, dejar en alguna parte, un surco, una huella, una marca, o un par de signos”.

Líricas - James Agee

No queda duda. Suficiente engaño.
Ya ahora sé que no me amas.
Ya ahora sabes que no te amo.
Ya ahora sabemos que no nos amamos.
No más duda, no más engaño.

Hay todavía piedad entre nosotros
Y los tiempos mejores aún son tan frescos como verdaderos.
El perro vuelve. Y tú a mí. Y yo a ti.
Y somos cobardemente tiernos del más cruel modo,
Sintiendo el precipicio desmoronarse a nuestros pies
Y sabiendo perdido el equilibrio, sonreímos, y nos quedamos
Un poco más, moviendo nuestros brazos desesperadamente como molinos.

Domingo: alrededor de Knoxville, Tenn- James Agee


Allí en la temprana y frugal primavera, florece el cornejo.

Desenvueltos, en el amistoso aire dominical
Entre los rojos zarzales, junto al paredón del río,
Empleados y sus elegidas emparejan.

Prosperan por allí, no cerca, lavados por charrales y juníperos
El ford V ocho corriendo con el chevrolet.

No pueden perturbarla:

Sus pechos sacados fuera del provisto encaje,
Yacen como un lago quieto;
Y en la boca de él ella revienta su dulzura:

¡Oh, ola los levanta!
No son ellos de los pájaros. Tanta inocencia
Únicamente a reventar los trae.
No son las de ellos palabras felices.
Nosotros los humanos no tememos esperanza.
Nuestros goces más tiernos más nos obligan.
Ninguna cadena corta tanto hasta el hueso, y la seda
Más dulce sutilmente estrangula.
Cómo termina esto que ahora place el amor acabado,
En cocinas, reyertas en la cama, silencios, páginas femeninas,
Angustias del corazón ante puertas con letras doradas,
Carne rancia, cuellos duros, agonía con corredores antisépticos,
Nalgueadas, reproches, viajes de pesca, zumos de naranja,
Pólizas, incapacidad, un chevrolet,
Escarnio de los hijos, amable desprecio mutuo,
Correcciones a gritos de sílabas comidas,
Bolsas de agua caliente, piedras en la vesícula,
Caídas de la escalera, anticuadas nochebuenas,
Sospechas de robo, arreglos con la Funeraria efectuados por yernos,
Cuartuchos bajo los caballetes de bungalós de ladrillo
El vaso hecho pedazos, la mirada cruzada entre la hija y el marido,
El cuerpo vacío en la cama solitaria
Y, en el vacío pórtico de concreto, cenizas aventadas
Nietos paseando al traicionero sol

Y ahora, en los gratos desvencijados anaqueles del horror
Oh Dios enseña, oh Dios ciega estos niños

miércoles, 7 de diciembre de 2011

no ser




la luz de mi invierno me basta para llamarte amor. pétalos y espinas y el deseo sufre insomnio. el despertar de la chistera vacía, de tanto, ya ni duele. nos conocemos demasiado. busco en la oscuridad el resplandor que me dan tus palabras. ansiedad de ciudad y pasos falsos, por inexperta, por alocada.
ser la copa que te bebes cuando ya no queda nada, es lírico e insuficiente. ese sorbo, ese trago, que llena tu madrugada. esa arruga en la sábana que podría haber hecho yo, o el calor en esa almohada que te mira y acompaña. la luz de los coches, el calor de las pieles. olor a tren y lluvia de verano, eso me deparas. sirenas que se ahogan en tu silencio. mi boca como un lienzo que con tus labios profanas. qué triste no ser, no haber estado.

martes, 6 de diciembre de 2011

..pero quiero



tengo la dolorosa sensación de estar llenando un hueco infinito. y maldito. cuando no me bastan las palabras, ni mirar por la ventana y ver un sol de diciembre caliente que alguien me regala. cuando una d es deseo, distancia, falso domingo, dudas y desespero. cuando mi mirada se desnuda y pierde el aliento, y tú tan lejos. una cama deshecha y un sentimiento maltrecho. senderos equivocados que me mojan hasta el alma. el masaje cardíaco que me das cuando aún no lo necesito. trenes de alta velocidad detenidos en mitad de la nada. cargados de gasolina y ganas. palabras mascadas que ya antes se han dicho. yo no sé lo que pasa cuando estás cerca. yo no sé lo que pasa cuando me tocas. ni sé a qué sabe tenerte. ni sé a qué sabe perderte. pero quiero saberlo.
pero quiero.

Contigo no puedo - Eduardo Errasti


Pasear con las manos en los bolsillos...
Consultar manuales
ni libros de instrucciones.
Verte en un escaparate.
Desayunar noticias.
Coger trenes al polo.
No besar tus silencios.
No bañarme en tus playas
ni nadar en tu cuerpo
o regalarte el mundo
cada cinco minutos
para que te lo cuelgues
de tu cuello perfecto
y luego me lo entregues
renacido.
Brillante.
Oliendo
a tu perfume.

La Universidad Desconocida - Roberto Bolaño



"Dentro de mil años no quedará nada

de cuanto se ha escrito en este siglo.

Leerán frases sueltas, huellas

de mujeres perdidas,

fragmentos de niños inmóviles,

tus ojos lentos y verdes

simplemente no existirán.

Será como la Antología Griega,

aún más distante,

como una playa en invierno

para otro asombro y otra indiferencia."

domingo, 4 de diciembre de 2011

instante





no querría ser ese cuadro que miras en una galería de arte, ni el párrafo que remarcas antes de dormirte. no quiero ser esa escena que se te quedó clavada ni el énfasis de la actriz que recitaba a julieta. no quiero ser puesta de sol ni marea, ni paisaje, ni luna llena. no me siento estribillo ni danza que duela, ni tragedia, ni romance. no quiero ser el momento que capturas, no quiero ser instante.
ser la que te mira cuando vas hacia casa. quiero ser los ojos que te despiertan y la mano que, a oscuras, te halla. quiero ser la que repta en tus sueños cuando se ha hecho de día. la que apresa tu aliento. la que te roza despacio. moverme en tu alma. sin tiempo.

El discreto encanto de la autenticidad - Raquel Lanseros


Fue Antoine de Saint-Exupéry quien dijo

que conocer a alguien

no era memorizar su nómina y su oficio

sino saber si amaba los geranios…


 
vas contando radiante mientras corres
al abrigo del tiempo
rasgando una guitarra imaginaria.

Yo apenas te conozco
de esa manera convencional y triste
en que se miden las gentes rigurosas
las mismas que calculan circunspectas
los números ajenos, las posibilidades
de establecer un marco común satisfactorio
como base de sólidas alianzas
que redunden en beneficios mutuos.

Afortunadamente ignoro todo eso.
Pero sé muchas cosas.

Aprendí navegando tu mirada infinita que los días
nos premian sólo a veces con veinticuatro horas
que un pez es el vecino del charco de la esquina
y la esquela de un príncipe un folio de papel.

Si conocer es verte sin que te vean los ojos
soñar a tumba abierta y no saber
quién se adueña de quién
pulimentar la luna
izar contigo todas las banderas
exentas de pecado
vislumbrar el secreto
elevar al cuadrado la risa de la tierra
escuchar sin abismos
tender la mano igual
que quien construye un puente.

Entonces, te conozco.

viernes, 2 de diciembre de 2011

tampoco eres tú



a veces desapareces como desaparece la playa cuando sube la marea y los nombres y los te quiero que escribimos con cañas, descalzos y locos. a veces no estás en ninguna calle y te busco en el reflejo de los escaparates inútilmente y me sabe a óxido mirar el cielo. tampoco eres tú el que toma un café en esa plaza junto a ese perro triste y esa estatua que todo lo sabe. ni es tuya esa mano en la barandilla que podría tocarme. no te encuentro en los acordes que saco de la guitarra cuando aún no ha llovido, ni en las tardes que se alargan manoseando las horas sin conseguir que se parezcan a nada. a nada que valga la pena.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Habitaciones - Louis Aragon








































Todos somos los desesperados de un naufragio
agitando pañuelos o haciendo de una botella desfondada
altavoz.

Todas las tachaduras de cuanto escribo son mujeres
tendidas
a semejanza tuya.

Pues no sé qué es peor si soñar o vivir.

Escribo para olvidar escribo sobre mis pasos
para borrar mis pasos para
perderme y que estos versos no sean
otra cosa que apertura del silencio.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

(#)




los viajes de vuelta nunca son lo mismo. un no querer irse. siempre me he dejado algo, un cuaderno, la crema de manos o una madrugada que no alargué lo suficiente. es subirme al avión e imaginar los días con sabor a murmullo de rosario eterno que me esperan. y después el plano cenital de mi vida. y el barrido que nunca llega.
quiero una noche contigo. una de esas en que la piel es más fina. una de esas, en las que mi lengua aprende tu idioma. amarrada a la trinchera de la barra, bebiéndome de un trago el ayer. con la coartada de los cristales empañados que mañana todo olvidan. el deseo en vena. y tú allí, a mi lado, como una isla que me busca en pleno naufragio.

Desempleo - Carlos Pardo




Sólo de ti podría enamorarme
porque no has hecho casi nada,
tú que tampoco fuiste monitora
de natación.

Practicas un ahorro estético
que no consume apenas.
Basta el cielo de azulejo,
la flor escuetamente blanca.

El vivir es un lujo para quien
no tiene familia
ni es un trepa.

Un poema es un frankenstein
cosido a una caducidad sublime
y éstos de aquí no somos tú ni yo.
Nosotros no existimos,

pero salimos de un hotel
más felices que nunca: amarilla la rúbrica
del rombo de tu falda, tostadas con tomate,
aceite con hinojo.

martes, 29 de noviembre de 2011

Huérfanos de la eternidad - Charles Simic






Una noche caminábamos tú y yo juntos.
La luna era tan brillante
que podíamos ver la senda entre los árboles.
Luego las nubes la escondieron
y tuvimos que tantear el camino
hasta que sentimos la arena bajo los pies desnudos
y escuchamos el rumor de las olas.
¿Recuerdas que me dijiste:
“Todo, fuera de este momento, es mentira”?
Nos desnudábamos en la oscuridad
al borde del agua
cuando arranqué el reloj de mi muñeca
y sin ser visto ni decir
nada, lo arrojé al mar.

El sueño - Jorge Luis Borges



Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?

¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.

¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?

viernes, 25 de noviembre de 2011

Habitaciones, poema del tiempo que no pasa - Louis Aragon






Que venga aquél que me odie y que me mate
le daré las gracias con toda mi sangre
dicen que a la hora de morir la memoria
pasa revista a la vida
Apartad de mí esa prueba
apartad
de mí esa prueba del tiempo al revés
qué le hice al cielo para tener que acordarme
sólo quiero errar en esas habitaciones de tiempos condenados
Abro las puertas sobre el silencio de nosotros
escucho el pasado huir de un jarrón rajado
y la flor marchitarse por carencia de agua borrarse el perfume
en su fango
Sólo preciso estar en tus brazos tus dobles brazos de olvido

Habitaciones de ropa tirada sobre una silla
esta noche no buscaré el zapato perdido
no abriré las cartas que me esperan sobre la mesa
mi labio en tu hombro ahoga los sollozos de antiguas noches
Habitaciones donde ya no hablan sino los muebles
abandonados a la sombra
Llegamos al final del viaje
los caballos
no pueden más
hasta los cascabeles
se apagan
Cuán largo y lento fue todo para mí
he caminado de rodillas mis años
mis caminos sangran
El paisaje en torno nuestro ya no tiene
más árboles que piedad
no se oyen más que sollozos por el siglo
así
espantosamente no habremos podido hacer nada
sino ver el martirio y el crimen
Había creído sin embargo había creído
Oh tus tiernos dedos sobre mi boca
no es a mí mismo a quien compadezco niña mía sino
a los demás
al trigo agujereado apaleado
por el granizo de los demás
y no poder nada sino quedar descuartizado por ello
ahora sé cómo las cosas poco a poco
se desgranan
no queda en torno nuestro sino esa bruma de la mirada
que no acaba de acabarse
cuáles son sin embargo las palabras postreras
después de eso nada tiene lugar y el corazón está helado
ya no escucho los pasos apresurados de la gente
El portero no subió los periódicos de la tarde
Ah no te alejes no te duermas antes de que te diga
por fin lo esencial hay que
decírtelo
ese secreto de toda la vida a la hora en la que
el aire de mi labio aún palpita entre nosotros
desde las pálidas alas de la confesión y se dispersa
el polen sin peso de las palabras
No tendré no habría tenido el tiempo de decir por fin lo
que sé lo que sé por fin
emprendí esta tarea

estando al final de mí mismo
oh el tiempo perdido
el tiempo de reconocer
el bien del mal el tiempo de ser
empezado tan tarde.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Contra-orden - Ángel González








































Esto es un poema.

Aquí está permitido
fijar carteles,
tirar escombros, hacer aguas
y escribir frases como:

Marica el que lo lea,
Amo a Irma,
Muera el…(silencio),
Arena gratis,
Asesinos,
etcétera.

Esto es un poema.
Mantén sucia la estrofa.
Escupe dentro.

Responsable la tarde que no acaba,
el tedio de este día,
la indeformable estolidez del tiempo.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Going home - Pere Rovira

Los años, y la luz
en el poso de la copa olvidada,
matan las ganas de ver.
Cuando es tarde, lo urgente
igual que cuando acaba la noche y te sonríen,
es ser feliz.
La poesía, los recuerdos sucios,
los limpios, el aburrimiento,
el champán rosa de la madrugada
metiéndonos con Wagner o lanzando sarcasmos
pueden crear momentos
conflictivos aún -y literarios.

Pero no quieres más: es tarde.
Ya nace el día y te sonríe
y le brillan los ojos y la piel
blanca, desde el bar la ves,
que siempre te enamora como el día
primero que te sorprendió.

El sol rojo
y el coche a ciento ochenta
te hacen reír de un verso
final que le escribiste:
"Hacia la vida tú, yo hacia mi casa".

... Il faut avoir le courage de l'avaler - Pere Rovira




Un día, años
después de perderte, te encontraré,
cuando ya sólo sirva
para recordar. Me mirarás entonces
con tus ojos de cueros
y, como buen cobarde, encajaré el azote
con la cabeza baja y en silencio.
La mano cálida de tu amor,
aún generosa, rozará mi pelo
y acaso tu cuerpo me excite
una vez más. Disimulando
te invitaré a un almuerzo de lujo
y te preguntaré por tus poemas
y por tus amantes. Tú, como siempre,
demasiado lista para entender la vileza,
sonreirás y dirás
unas palabras justas en francés
sobre las ostras o sobre la poesía.
A la hora de las copas, yo
lo desearía pero tú no
me preguntarás nada, y creeré,
ya ves, que tu desprecio
protege los residuos del amor.
Fingiré un poco más, diré frases brillantes
más ridículas que nunca
y a media tarde nos separaremos;
hacia la vida tú, yo hacia mi casa.

martes, 22 de noviembre de 2011

el ángulo muerto



siempre hay uno, un ángulo muerto por el que acecha la desidia sin que me dé cuenta. siempre hay un martes triste y húmedo que no llega a ser poético, que no llega a ser abismo y en el que se huele la madrugada como una mala perra que me muerde. con la pena como una fuente de la que me harté de beber. estoy más que lejos para perturbar el orden de tu prosa. pensándote. mirando fotos de kertesz para acabar de arruinar la noche. inclinarlo todo hasta el extremo y partir el horizonte para acercarte es un maldito sueño. mis deseos como un ovillo eterno. me llueve por dentro. lento. muy lento.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Escribir - Roberto Brodsky



Un escritor es una intuición, y supongo que existen tantas intuiciones como maneras de seguir esa huella del aire en que termina convirtiéndose cada uno al abordar el trabajo de la escritura, que es el arte de la transformación. Porque escribir es transformarse. Como si la figura pública del escritor no fuera más que un indicio de la progresiva y ciega disolución en el esfuerzo de nadar de noche en busca de la otra orilla donde aletea un espejo.

Inicialmente puede ser el ladrido nabokoviano de un animal en el bosque, el juvenil y entusiasta cross a la mandíbula de Roberto Arlt o la ineluctable modalidad de lo visible que nos acompaña en la edad adulta, pero como fuera es la intuición quien hace al escritor y no al revés.
(...)
Pero un escritor es también algo que no existe; es decir, algo que se llena. Escribir es quedarse quieto, clavarse en un solo paso; adquirir la inmovilidad del recipiente que se infla mientras adopta la forma escurridiza de su contenido. Si es veneno, la escritura se hará más espesa. Si se somete a una determinada presión, se transformará en gas. Si se agita demasiado, producirá búrbujas. Si se vierte en un chorro, se cubrirá de espuma. Convertirse en receptáculo de los flujos inconstantes e irregulares que hacen al mundo y a las personas en el estado de distracción que nos domina. Avanzar quieto, viajar lento, considerar la posibilidad de no escribir nada para comenzar a escribir algo, olvidado del imperativo de escribir a riesgo de desvanecerse como escritor.
(...)
Escribir es perforar el muro de una situación imposible.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Cuando relato mis trashumancias, mis caídas, mis delirios y mis secretas orgías, lo hago únicamente para detener, ya casi en el aire, dos o tres gritos bestiales, desgarrados gruñidos de caverna con los que podría más eficazmente decir lo que en verdad siento y lo que soy.
Maqroll el Gaviero.
Quince mil días secos han pasado,

quince mil ocasiones se perdieron,

quince mil soles nulos que nacieron,

hora tras hora contados,

en el solemne, más grotesco gesto

de dar cuerda a relojes inventados

para buscar, en los años olvidados,

la paciencia de ir viviendo el resto

sábado, 19 de noviembre de 2011

Shades of Black - Hank Williams III


"Vengo de donde hay tres sombras negras
Depresión, Miseria y diversión infernal
No, nosotros no somos el tipo que da la espalda y corre
Nosotros somos de una certera casta que no te gusta
Algunos somos adictos, algunos monstruosos y otros los demonios de todos los días
Nadie sabrá nunca lo que hemos sido y por lo que hemos pasado
y estamos orgullosos de la luz de la luna.
A todos nos gusta el metal y el whisky
vivir duro y perseguir el infierno hasta abajo.
Nunca vamos a renunciar a lo que tenemos
porque la oscuridad nos emociona."

viernes, 18 de noviembre de 2011

Desgracia - J.M.Coetzee

Él disfruta con la alegría de ella, una alegría sin afectación. Le sorprende que una hora y media por semana en compañía de una mujer le baste para sentirse feliz, a él, que antes creía necesitar una esposa, un hogar, un matrimonio. En fin de cuentas, sus necesidades resultan ser muy sencillas, livianas y pasajeras, como las de una mariposa. No hay emociones, o no hay ninguna salvo las más difíciles de adivinar: un bajo continuo de satisfacción, como el runrún del tráfico que arrulla al habitante de la ciudad hasta que se adormece, o como el silencio de la noche para los habitantes del campo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Arrugas del tiempo - Pierre Reverdy


Cuanto más grito más fuerte es el viento
La puerta se abre
Arrastra la piel y las plumas
Y el papel que vuela
Corro por el camino tras las hojas
Que echan a volar
El techo se rebela
Hace calor
El sol es un imán
Que nos sostiene

Desde kilómetros
Me gusta el ruido que haces
Con tus pies
Me dicen que corres
Pero nunca llegarás nunca

El Viejo aficionado al arte tiene una sonrisa idiota
Falsario y ladrón
Animal nuevo
Todo le da miedo
Se apergamina en un museo
Y participa en las exposiciones
Lo he puesto dentro de un volumen en el último anaquel

Ya no cae la lluvia
Cierra tu paraguas
Que vea tus piernas
Abrirse al sol

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Leyendo escribiendo - Julien Gracq




El escritor, ante sus libros, es sensible sobre todo a su evolución, el lector a sus constantes. Un autor es siempre, me parece, ingenuamente sorprendido cuando constata la facilidad de un lector sin experiencia crítica especial para detectarlo detrás de un fragmento de unas cuantas líneas, tomado al azar en sus libros. Él no se consideraba tan parecido a sí mismo porque sus propios libros nunca pudieron tenderle verdaderamente un espejo; si vuelve a abrirlos, bien ve en ello lo que los empaña, los raya o los descascarilla, no lo que reflejan de indeformable.

M A E L S T R O M



al arquitecto de mis entrañas se le olvidó
incluir una salida de emergencia
para huir de mí misma
mis sueños poseen
velocidad y violencia
en su justa medida
huelen a sándalo
y saben a hiel

anoche soñé que te arrestaba
por no haber hecho nada malo
te interrogaba
en silencio
era tu enfermera
Leni
y te hallaba culpable e irresistible
sin nada más que alegar
me convertía en tu maelstrom
te ofrecía todos mis ángulos
como guarida
como única escapatoria
te invitaba a cruzar la puerta del cielo
y sentarte en el sofá del infierno

después
regresábamos al campo de batalla
y aunque no era tarde
ya no quedaba tiempo

martes, 15 de noviembre de 2011

Tiempo y materiales - Robert Hass

¿Conoces esa lechera de un Vermeer? Ensimismada
en el acto de verter un pequeño flujo de leche.
Impresiona en el Mauritshuis Museum de La Haya
ver lo blanca que es, y lo real, como ante alguien
que lee su propia poesía o canta en un coro, crees
estar viendo su alma, un animal concentrado en su quehacer,
una ardilla, su pelaje resplandeciente en otoño, que se estira

bajo una delgada rama para alcanzar la baya madura
de un espino, prueba la rama con su peso,
se queda quieta cuando se inclina, estira luego con cautela una pata.

Nada hay menos ambiguo que la concentración de un animal
y por eso celebras, admiras incluso, que la atención de ella,
ajena a ti, sea tan vívida, y te provoca melancolía
no obstante. Nada mejor que ser la fiel sirviente
y como pensamiento suyo, el influjo de leche.

En La Haya, en la cafetería de empleados, me pregunto
quién será el restaurador. La chica rubia
en el reservado, chaqueta japonesa de marca, que picotea
el requesón -¿Requesón y pastel? El azúcar
del pastel ya había sufrido su transformación en el horno
mucho antes de que se despertara. Parece una persona
que calcula precios y decide conformarse con eso.

Es algo que se percibe cuando su blanca boca ensimismada
acepta los bocados de pastel con el azúcar reposada.
O el hombre mayor, pelo castaño encanecido, chaqueta de lana marrón,
zapatos marrones de ante como el instante en que alboroto y puesta de sol
se unen y desvanecen. Una boca conformada a base de ironías privadas,
como si hubiera asistido callado a demasiados encuentros con personas
que le parecían más poderosas pero mucho menos inteligentes que él.

¿O ese tipo delgado como un silbido, el pelo negro peinado hacia atrás
con la forma en zigzag de un rayo en la nuca?
No sé si existe realmente un arquetipo. Me hubiera gustado
hacerle una entrevista. ¿Qué haces en la vida?
Sólo soy un acólito. Mondo el tiempo, con mucho cuidado,
de las delgadas capas de pintura en lienzos de hace trescientos años.
Restituyo la leche que fluye bajo la pintura oscurecida
del cántaro que sujeta la mujer representada, joven, su mejilla
rosa y ligeramente de amarillo, fortuna de la luz
que casi la toca a través de la ventana que la refracta.

Soy el sirviente de un ademán tan perfecto, de un cuerpo
tan en armonía, que se convierte en un pensamiento, tan ensimismado,
y, aunque apacigua el deseo, lo provoca infinitamente.
Pero ni la conoces ni la vas a poseer, ni tú
ni nadie. El hombre de negro debe de ser un ayudante del conservador.
Mira como si pensara que él es la obra de arte. Por todas partes
en La Haya ese olor de tierra baja a sal marina.
No sabemos nada de la madre de Vermeer.
Obviamente suplanta ahí su pezón, toma
toda la tradición de la Virgen y la transforma en luz y leche
con ese hábito tan meticuloso de imaginar las geometrías
de la composición que opera en él. Y en ella: robusto cuerpo alemán,
luz tenue, habitación muy sencilla.

El exquisito tapiz rojo que su piel, quizá teñida
un poco por la aspereza de una toalla, adquiere.
Y esa estacada que mueve la nostalgia
hacia lo sombrío y el aturdimiento, se agradece después.
Uno de vosotros toca la vena del cuello del otro,
siente el pulso de la impresión, la corriente de un río
o el flujo de leche. Quién desea el paraíso oriental de la Amida
cuando existe todo este mundo para probar con la lengua,
tocar con los dedos, vello como hilos de seda
que se alisa en los brazos del otro, en las piernas, bajo la espalda.

Entonces hablas. Siempre esa otra impresión
de la vida concreta, la vida vivida, una madre en un asilo,
pudiera ser, una persona difícil, dolida o vengativa.
El chismorreo de los otros sirvientes. Un hermano que trabaja
en una posada y tiene grandes planes.
Escuchas. Aprendiste hace tiempo la regla
de no pensar lo que vas a decir a continuación
cuando está hablando la otra persona. Una parte de ti
la sorbe como leche. Algo en ti empieza a notar
que somete a prueba la decepción consigo misma en el acopio
de una complejidad indolentemente formulada. La observas
menear la cabeza para corregirse; percibes
que tiene una mente que quiere hacer las cosas bien.

El temblor de su cuerpo arrulla una noción
a lo largo de tu costado y te estiras para sentir de nuevo
la humedad que nos corresponde en lugar de la luminosidad
de la pintura. Más tarde, en una de esas rutas la mente
retorna de nuevo sobre sus pies, habla de
Hans, el mayordomo, cómo fuerza a la chicas
y luego reza con fervor los domingos a cada hora.

Es domingo. Se está vistiendo. Habéis acordado
pedir un taxi para que la lleve con su madre
a Gronigen. Está contenta, se pone un poco mimosa,
hace su pequeño primer gesto de posesión
al cepillar tu chaqueta. Afuera se oye
el ruido de los cascos de los caballos sobre los adoquines.
Es el momento en que las obligaciones para con la vida de otra persona
parecen insoportables. Siempre queremos volver a nacer
pero en realidad hacerlo, ¿te das cuenta?

Parece redundante. Ésta es la vida que te eligió
y que tú elegiste. Aquí tienes el cepillo, la crin,
el pelo del tejón, la barba del macho cabrío, la arena.
Y el olor de la pintura. El volátil, acre aceite
de linaza, semilla de colza. Aquí está el hedor de la esencia
de pino en un bote de trementina. Aquí está la mano,
la mancha de la muñeca, el escarceo del tendón en el golpe de pincel. Aquí
la nube, el agua del lago alzándose una mañana de verano,
polvo y polvo y polvo de tiza, la humedad de la pintura
que se adhiere al entramado de lino del lienzo, aquí
está la fidelidad de capas sobre capas sobre capas de pintura.

Hay algo que permanece de un modo inaprensible,
sigue vivo porque no lo podemos poseer.

Dietario voluble (fragmento) - Enrique Vila-Matas



He oído decir que la única manera de cuidar el ánimo es manteniendo templada la cuerda de nuestro espíritu, tenso el arco, apuntando hacia el futuro. Pero yo en este momento estoy solo, y atardece; veo desde mi ventana el último reflejo del sol en la pared de la casa de enfrente. Aunque mantengo templada la cuerda de mi espíritu, lo cierto es que tanto el momento del día como ese último reflejo no me parecen el contexto más adecuado para apuntar hacia nada. Por si fuera poco, me viene a la memoria Sed de mal, con Marlene Dietrich, ojos muy fríos e impávida, espetándole rotunda a Orson Welles después de echarle las cartas: "No tienes futuro".
Y es más, me llega de golpe la impresión, a modo de súbito destello, de que cuando oscurece, siempre necesitamos a alguien: todos somos vulnerables, nos sentimos solos, tenemos muchos miedos y necesitamos mucho afecto. Eso aumenta mi impresión de angustia, aunque paradójicamente la impresión misma termina por revelarse muy feliz y oportuna cuando descubro que le hace sombra a todo, hasta a la pared de la casa de enfrente y al último reflejo del sol, y de paso incluso a cualquier idea de futuro.

lunes, 14 de noviembre de 2011

a veces siento tanto
lo que siento por ti que
me meto en uno de esos
pasajes por los que no pasa
nunca nadie y hay puros zurcidores
japoneses y afiladores de tijeras y me
pongo a llorar mirando un ovillo de lana