la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank
viernes, 30 de diciembre de 2011
Tedio - Giuseppe Ungaretti
Esta soledad en torno
titubeante sombra de los cables del tranvía
sobre el húmedo asfalto.
Miro las cabezas de los cocheros
en el entresueño
vacilar.
El condenado a muerte - Jean Genet
Sobre
mi pescuezo sin armadura y sin odio, mi pescuezo
Que mi mano más
ligera y grave que una viuda
Acaricia bajo mi collar, sin que tu
corazón se conmueva,
Deja a tus dientes depositar su sonrisa de
lobo.
Oh
ven mi bello sol, oh ven mi noche de España,
Alcanza mis ojos que
mañana habrán muerto.
Alcanza, abre mi puerta, entrégame tu
mano,
Llévame lejos de aquí hasta alcanzar nuestro campo.
Pueden
despertar el cielo, florecer las estrellas,
No las flores
suspirar, ni de los prados la hierba negra
Acoger el rocío donde
la mañana va a beber,
La campana puede sonar: sólo yo voy a
morir.
¡Oh
ven mi cielo rosa, oh mi canasta rubia!
Visita en esta noche a tu
condenado a muerte.
Arráncate la carne, mata, trepa,
muerde,
¡Pero ven! Deposita tu mejilla junto a mi redonda cabeza.
No
hemos acabado aún de hablarnos de amor.
No hemos acabado aún de
fumar nuestros Gitanes.
Podemos preguntarnos por qué las Cortes
condenan
A un asesino tan bello que hace el día palidecer.
¡Amor
ven a mi boca! ¡Amor abre tus puertas!
Atraviesa los pasillos,
baja, camina ligero,
Vuela en las escaleras más ágil que un
pastor,
Más propicio al aire que un vuelo de hojas muertas.
Oh
atraviesa los muros; si hace falta camina en el borde
De los
techos, de los océanos; cúbrete de luz,
Usa la amenaza, usa la
plegaria,
Pero ven, oh mi fragata, una hora antes de mi muerte.
martes, 27 de diciembre de 2011
las líneas negras de esta plegaria (o acróbatas muertos)
lunes, 26 de diciembre de 2011
en mis heridas
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Mata a tus ídolos - Luc Sante
No tienes que amarme - Leonard Cohen
No tienes que amarme
sólo porque
tú seas todas las mujeres
que yo siempre he deseado
nací para seguirte
cada noche
mientras yo sea aún
los muchos hombres que te aman
Te conozco en una mesa
cojo tu puño entre mis manos
en un solemne taxi
me despierto solo
mi mano sobre tu ausencia
en el Hotel Disciplina
Escribí todas estas canciones para ti
quemé velas rojas y negras
con la forma de un hombre y una mujer
casé el humo
de dos pirámides de sándalo
recé por ti
recé para que me amaras
y para que no me amaras
domingo, 18 de diciembre de 2011
Tom Waits dixit...
– La razón por la que los teatros no hacen espectáculos los lunes por la noche es porque los lunes por la noche eran la noche de la Horca, y nadie podía competir con la noche de la Horca. Hasta hoy, los teatros permanecen a oscuras los lunes.
– Pueden pasar muchas cosas en el viaje cuando algo tiene que descender todo el trayecto desde tu cerebelo hasta tus dedos. A veces escucho discos, mi propio material, y pienso, Dios, la idea original para esto era mucho mejor que la mutación a la que hemos llegado. Lo que procuro actualmente es captar lo que surge y mantenerlo vivo. Es como acarrear agua con las manos. Quiero conservarlo todo, y a veces cuando llegas al estudio ya no queda nada.
– Al cabo de un tiempo, la música con muchos instrumentos de cuerda suena como Perry Como. Esa es la razón por la que ya no trabajo demasiado con el piano. Es como la escuela. Quieres verla en llamas.
– Cuando las leyes que gobiernan tu locura privada se aplican a la rutina diaria de vivir, tu vida puede coagularse y colisionar.
– Mi esposa ha sido genial. He aprendido mucho de ella. Es católica irlandesa. Tiene todo el oscuro bosque viviendo en su interior. Me empuja a lugares a los que yo no iría. ¿Y los niños? Creativamente, son asombrosos. El modo en que dibujan, ¿sabes? Se salen de la hoja de papel y siguen dibujando por las paredes. Desearías ser tan abierto.
– Desde pequeño pensé que los mendigos y los vagabundos, la gente que vivía al raso, sabían algo más, o algo distinto. Estaba convencido de que los que no tienen nada lo tienen todo. Ya sé que esto no es verdad a la fuerza, pero me lo creí e intenté vivir durante mucho tiempo con muy poca cosa. Un sitio abierto y un corazón abierto: eso me pareció importante.
– El hecho de que tú no pesques nada no significa que no haya peces ahí afuera.
– Mi esposa y yo leemos el periódico y recortamos cientos de artículos, y entonces leemos el periódico de ese modo, sin todo lo demás. Es nuestro propio periódico. Hay mucho relleno en el periódico y el resto es publicidad. Si lo condensas y te quedas con las historias esenciales, como la historia sobre el pez con un solo ojo y tres colas que hallaron en el lago Michigan, renuevas totalmente tu relación con el periódico.
– El día que recogen la basura, te das cuenta que alguien está husmeando en la tuya, sacas la cabeza por la ventana y le dices: “¿Qué demonios está haciendo?” Y entonces se va y tú empiezas a revisar tu propia basura. Empiezas a reevaluar la calidad de tu basura, preguntándote si habrás cometido algún terrible error, si habrás tirado algo que ahora va a ser esencial en tu vida.
– Todos mezclamos verdad y ficción. Si estás atascado en un lugar de la historia, te inventas la parte que necesitas.
– Hay una soledad común que se extiende de costa a costa. Es como una inconexa crisis de identidad común. Es la oscura, cálida, narcótica noche americana. Sólo espero llegar a palpar ese sentimiento antes de hallarme a mí mismo uno de estos días en la Calle Fácil.
– ¿Qué será? ¿Un infarto en un baile? ¿Un huevo tragado por el conducto equivocado? ¿Una bala perdida que llega desde un conflicto a dos millas de distancia, rebota en un poste, atraviesa el parabrisas y agujerea tu frente como un diamante? ¿Quién sabe? Fíjate en Robert Mitchum. Murió mientras dormía. Eso está bastante bien para un tipo como Robert Mitchum.
– No soy el Payaso Sonrisas. O Bono. No corto el listón en las inauguraciones de supermercados. No me pongo del lado del alcalde. Tira tu pelota en mi patio, y no volverás a verla. Tengo solamente un círculo íntimo de amigos y seres queridos; lo que se llama un círculo de confianza.
– No vayas tan lejos en el pasado. Ahí atrás me pierdo.
– Soy tan sólo un rumor.
jueves, 15 de diciembre de 2011
Manifiesto estridentista
Carlos Barral
Oh zorra apresurada al borde del vestido
y límite afilado de la bota injuriante,
rodilla de Artemisa fugaz entre la piedra,
os amo,
sombra huidiza en la escalera noble,
espalda entre trompetas por el puente.
Oh vagas, os envidio,
imágenes parejas en los grises
vahos de las cristaleras entornadas,
impacientes
—que llegan a las citas con retraso—
nervios de los que habitan (el descuido
seguro y arrogante de la puerta entreabierta
y el gesto ordenador de las cosas que miran).
Lo quiero casi todo:
la puerta del palacio con armas y figuras,
el nombre de los reyes y el latón de República.
Quiero tus ojos de extranjera ingenua
y la facilidad sin alma del copista.
Quiero esta luz de ahora. Es mi deseo
estar abierto, atento, hasta que parta.
Y quisiera que alguien me dijera
adiós,
contenida, riendo entre lágrimas.
Extranjero en las puertas, no estás solo,
mi apurada tristeza te acompaña.
áspera y cortesana en el saludo.
Las zarpas de abrazar, con qué cuidado,
o de impetrar afecto, o daño, a quien lo doma.
La caricia con uñas, el pecho boca arriba
para mostrar el corazón cautivo.
La piel toda entregada, la voz ronca
retozando en su jaula de colmillos,
y los ojos enormes, de algas, sonriendo
a la muerte inmediata
a que fue sentenciado.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
En lo meses de aquella primavera (fragmento) - Jaime Gil de Biedma
....
yo busco en mis paseos los tristes edificios,
las estatuas manchadas con lápiz de labios,
los rincones del parque pasados de moda
en donde, por la noche, se hacen el amor…
y la nostalgia de una edad feliz
y de dinero fácil, tal como la contaban,
se mezcla un sentimiento bien distinto
que aprendí de mayor,
este resentimiento
contra la clase en que nací,
y que se complace también al ver mordida,
ensuciada la feria de sus vanidades
por el tiempo y las manos del resto de los hombres.
...
lunes, 12 de diciembre de 2011
Bélgica - Chantal Maillard
Decimos La vida. La vida es. Decimos La muerte.
Decimos Vida y muerte. Decimos Amor. Hablamos, verbalizamos, sustantivamos. En cada caso, ¿a qué nos referimos?
Amo el amor, dije alguna vez. Me refería a una sensación, o a un estímulo. Sensación. Estímulo. Palabras que tampoco significan gran cosa. Debería haber dicho, haber sabido decir aquella tensión en mis venas, aquel latir que me llevaba hacia las leves señales de otro latir en el que deseaba perderme.
¿Qué queda ahora de aquello, salvo estas palabras abstractas, sin referente?.
domingo, 11 de diciembre de 2011
Truffaut o Cassavetes
viernes, 9 de diciembre de 2011
El gabinete de un aficionado
Vila-Matas acerca de Georges Perec:
Líricas - James Agee
Ya ahora sé que no me amas.
Ya ahora sabes que no te amo.
Ya ahora sabemos que no nos amamos.
No más duda, no más engaño.
Hay todavía piedad entre nosotros
Y los tiempos mejores aún son tan frescos como verdaderos.
El perro vuelve. Y tú a mí. Y yo a ti.
Y somos cobardemente tiernos del más cruel modo,
Sintiendo el precipicio desmoronarse a nuestros pies
Y sabiendo perdido el equilibrio, sonreímos, y nos quedamos
Un poco más, moviendo nuestros brazos desesperadamente como molinos.
Domingo: alrededor de Knoxville, Tenn- James Agee
Allí en la temprana y frugal primavera, florece el cornejo.
Desenvueltos, en el amistoso aire dominical
Entre los rojos zarzales, junto al paredón del río,
Empleados y sus elegidas emparejan.
Prosperan por allí, no cerca, lavados por charrales y juníperos
El ford V ocho corriendo con el chevrolet.
No pueden perturbarla:
Sus pechos sacados fuera del provisto encaje,
Yacen como un lago quieto;
Y en la boca de él ella revienta su dulzura:
¡Oh, ola los levanta!
No son ellos de los pájaros. Tanta inocencia
Únicamente a reventar los trae.
No son las de ellos palabras felices.
Nosotros los humanos no tememos esperanza.
Nuestros goces más tiernos más nos obligan.
Ninguna cadena corta tanto hasta el hueso, y la seda
Más dulce sutilmente estrangula.
Cómo termina esto que ahora place el amor acabado,
En cocinas, reyertas en la cama, silencios, páginas femeninas,
Angustias del corazón ante puertas con letras doradas,
Carne rancia, cuellos duros, agonía con corredores antisépticos,
Nalgueadas, reproches, viajes de pesca, zumos de naranja,
Pólizas, incapacidad, un chevrolet,
Escarnio de los hijos, amable desprecio mutuo,
Correcciones a gritos de sílabas comidas,
Bolsas de agua caliente, piedras en la vesícula,
Caídas de la escalera, anticuadas nochebuenas,
Sospechas de robo, arreglos con la Funeraria efectuados por yernos,
Cuartuchos bajo los caballetes de bungalós de ladrillo
El vaso hecho pedazos, la mirada cruzada entre la hija y el marido,
El cuerpo vacío en la cama solitaria
Y, en el vacío pórtico de concreto, cenizas aventadas
Nietos paseando al traicionero sol
Y ahora, en los gratos desvencijados anaqueles del horror
Oh Dios enseña, oh Dios ciega estos niños
miércoles, 7 de diciembre de 2011
no ser
martes, 6 de diciembre de 2011
..pero quiero
Contigo no puedo - Eduardo Errasti
Pasear con las manos en los bolsillos...
Consultar manuales
ni libros de instrucciones.
Verte en un escaparate.
Desayunar noticias.
Coger trenes al polo.
No besar tus silencios.
No bañarme en tus playas
ni nadar en tu cuerpo
o regalarte el mundo
cada cinco minutos
para que te lo cuelgues
de tu cuello perfecto
y luego me lo entregues
renacido.
Brillante.
Oliendo
a tu perfume.
La Universidad Desconocida - Roberto Bolaño
"Dentro de mil años no quedará nada
de cuanto se ha escrito en este siglo.
Leerán frases sueltas, huellas
de mujeres perdidas,
fragmentos de niños inmóviles,
tus ojos lentos y verdes
simplemente no existirán.
Será como la Antología Griega,
aún más distante,
como una playa en invierno
para otro asombro y otra indiferencia."
domingo, 4 de diciembre de 2011
instante
El discreto encanto de la autenticidad - Raquel Lanseros
que conocer a alguien
no era memorizar su nómina y su oficio
sino saber si amaba los geranios…
vas contando radiante mientras corres
al abrigo del tiempo
rasgando una guitarra imaginaria.
Yo apenas te conozco
de esa manera convencional y triste
en que se miden las gentes rigurosas
las mismas que calculan circunspectas
los números ajenos, las posibilidades
de establecer un marco común satisfactorio
como base de sólidas alianzas
que redunden en beneficios mutuos.
Afortunadamente ignoro todo eso.
Pero sé muchas cosas.
Aprendí navegando tu mirada infinita que los días
nos premian sólo a veces con veinticuatro horas
que un pez es el vecino del charco de la esquina
y la esquela de un príncipe un folio de papel.
Si conocer es verte sin que te vean los ojos
soñar a tumba abierta y no saber
quién se adueña de quién
pulimentar la luna
izar contigo todas las banderas
exentas de pecado
vislumbrar el secreto
elevar al cuadrado la risa de la tierra
escuchar sin abismos
tender la mano igual
que quien construye un puente.
Entonces, te conozco.
viernes, 2 de diciembre de 2011
tampoco eres tú
jueves, 1 de diciembre de 2011
Habitaciones - Louis Aragon
Todos somos los desesperados de un naufragio
agitando pañuelos o haciendo de una botella desfondada
altavoz.
Todas las tachaduras de cuanto escribo son mujeres
tendidas
a semejanza tuya.
Pues no sé qué es peor si soñar o vivir.
Escribo para olvidar escribo sobre mis pasos
para borrar mis pasos para
perderme y que estos versos no sean
otra cosa que apertura del silencio.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
(#)
los viajes de vuelta nunca son lo mismo. un no querer irse. siempre me he dejado algo, un cuaderno, la crema de manos o una madrugada que no alargué lo suficiente. es subirme al avión e imaginar los días con sabor a murmullo de rosario eterno que me esperan. y después el plano cenital de mi vida. y el barrido que nunca llega.
quiero una noche contigo. una de esas en que la piel es más fina. una de esas, en las que mi lengua aprende tu idioma. amarrada a la trinchera de la barra, bebiéndome de un trago el ayer. con la coartada de los cristales empañados que mañana todo olvidan. el deseo en vena. y tú allí, a mi lado, como una isla que me busca en pleno naufragio.
Desempleo - Carlos Pardo
Sólo de ti podría enamorarme
porque no has hecho casi nada,
tú que tampoco fuiste monitora
de natación.
Practicas un ahorro estético
que no consume apenas.
Basta el cielo de azulejo,
la flor escuetamente blanca.
El vivir es un lujo para quien
no tiene familia
ni es un trepa.
Un poema es un frankenstein
cosido a una caducidad sublime
y éstos de aquí no somos tú ni yo.
Nosotros no existimos,
pero salimos de un hotel
más felices que nunca: amarilla la rúbrica
del rombo de tu falda, tostadas con tomate,
aceite con hinojo.
martes, 29 de noviembre de 2011
Huérfanos de la eternidad - Charles Simic
Una noche caminábamos tú y yo juntos.
La luna era tan brillante
que podíamos ver la senda entre los árboles.
Luego las nubes la escondieron
y tuvimos que tantear el camino
hasta que sentimos la arena bajo los pies desnudos
y escuchamos el rumor de las olas.
¿Recuerdas que me dijiste:
“Todo, fuera de este momento, es mentira”?
Nos desnudábamos en la oscuridad
al borde del agua
cuando arranqué el reloj de mi muñeca
y sin ser visto ni decir
nada, lo arrojé al mar.
El sueño - Jorge Luis Borges
Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?
¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?
viernes, 25 de noviembre de 2011
Habitaciones, poema del tiempo que no pasa - Louis Aragon
Que venga aquél que me odie y que me mate
le daré las gracias con toda mi sangre
dicen que a la hora de morir la memoria
pasa revista a la vida
Apartad de mí esa prueba
apartad
de mí esa prueba del tiempo al revés
qué le hice al cielo para tener que acordarme
sólo quiero errar en esas habitaciones de tiempos condenados
Abro las puertas sobre el silencio de nosotros
escucho el pasado huir de un jarrón rajado
y la flor marchitarse por carencia de agua borrarse el perfume
en su fango
Sólo preciso estar en tus brazos tus dobles brazos de olvido
Habitaciones de ropa tirada sobre una silla
esta noche no buscaré el zapato perdido
no abriré las cartas que me esperan sobre la mesa
mi labio en tu hombro ahoga los sollozos de antiguas noches
Habitaciones donde ya no hablan sino los muebles
abandonados a la sombra
Llegamos al final del viaje
los caballos
no pueden más
hasta los cascabeles
se apagan
Cuán largo y lento fue todo para mí
he caminado de rodillas mis años
mis caminos sangran
El paisaje en torno nuestro ya no tiene
más árboles que piedad
no se oyen más que sollozos por el siglo
así
espantosamente no habremos podido hacer nada
sino ver el martirio y el crimen
Había creído sin embargo había creído
Oh tus tiernos dedos sobre mi boca
no es a mí mismo a quien compadezco niña mía sino
a los demás
al trigo agujereado apaleado
por el granizo de los demás
y no poder nada sino quedar descuartizado por ello
ahora sé cómo las cosas poco a poco
se desgranan
no queda en torno nuestro sino esa bruma de la mirada
que no acaba de acabarse
cuáles son sin embargo las palabras postreras
después de eso nada tiene lugar y el corazón está helado
ya no escucho los pasos apresurados de la gente
El portero no subió los periódicos de la tarde
Ah no te alejes no te duermas antes de que te diga
por fin lo esencial hay que
decírtelo
ese secreto de toda la vida a la hora en la que
el aire de mi labio aún palpita entre nosotros
desde las pálidas alas de la confesión y se dispersa
el polen sin peso de las palabras
No tendré no habría tenido el tiempo de decir por fin lo
que sé lo que sé por fin
emprendí esta tarea
estando al final de mí mismo
oh el tiempo perdido
el tiempo de reconocer
el bien del mal el tiempo de ser
empezado tan tarde.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Contra-orden - Ángel González
Esto es un poema.
Aquí está permitido
fijar carteles,
tirar escombros, hacer aguas
y escribir frases como:
Marica el que lo lea,
Amo a Irma,
Muera el…(silencio),
Arena gratis,
Asesinos,
etcétera.
Esto es un poema.
Mantén sucia la estrofa.
Escupe dentro.
Responsable la tarde que no acaba,
el tedio de este día,
la indeformable estolidez del tiempo.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Going home - Pere Rovira
en el poso de la copa olvidada,
matan las ganas de ver.
Cuando es tarde, lo urgente
igual que cuando acaba la noche y te sonríen,
es ser feliz.
La poesía, los recuerdos sucios,
los limpios, el aburrimiento,
el champán rosa de la madrugada
metiéndonos con Wagner o lanzando sarcasmos
pueden crear momentos
conflictivos aún -y literarios.
Pero no quieres más: es tarde.
Ya nace el día y te sonríe
y le brillan los ojos y la piel
blanca, desde el bar la ves,
que siempre te enamora como el día
primero que te sorprendió.
El sol rojo
y el coche a ciento ochenta
te hacen reír de un verso
final que le escribiste:
"Hacia la vida tú, yo hacia mi casa".
... Il faut avoir le courage de l'avaler - Pere Rovira
Un día, años
después de perderte, te encontraré,
cuando ya sólo sirva
para recordar. Me mirarás entonces
con tus ojos de cueros
y, como buen cobarde, encajaré el azote
con la cabeza baja y en silencio.
La mano cálida de tu amor,
aún generosa, rozará mi pelo
y acaso tu cuerpo me excite
una vez más. Disimulando
te invitaré a un almuerzo de lujo
y te preguntaré por tus poemas
y por tus amantes. Tú, como siempre,
demasiado lista para entender la vileza,
sonreirás y dirás
unas palabras justas en francés
sobre las ostras o sobre la poesía.
A la hora de las copas, yo
lo desearía pero tú no
me preguntarás nada, y creeré,
ya ves, que tu desprecio
protege los residuos del amor.
Fingiré un poco más, diré frases brillantes
más ridículas que nunca
y a media tarde nos separaremos;
hacia la vida tú, yo hacia mi casa.
martes, 22 de noviembre de 2011
el ángulo muerto
lunes, 21 de noviembre de 2011
Escribir - Roberto Brodsky
domingo, 20 de noviembre de 2011
Maqroll el Gaviero.
quince mil ocasiones se perdieron,
quince mil soles nulos que nacieron,
hora tras hora contados,
en el solemne, más grotesco gesto
de dar cuerda a relojes inventados
para buscar, en los años olvidados,
la paciencia de ir viviendo el resto
sábado, 19 de noviembre de 2011
Shades of Black - Hank Williams III
"Vengo de donde hay tres sombras negras
Depresión, Miseria y diversión infernal
No, nosotros no somos el tipo que da la espalda y corre
Nosotros somos de una certera casta que no te gusta
Algunos somos adictos, algunos monstruosos y otros los demonios de todos los días
Nadie sabrá nunca lo que hemos sido y por lo que hemos pasado
y estamos orgullosos de la luz de la luna.
A todos nos gusta el metal y el whisky
vivir duro y perseguir el infierno hasta abajo.
Nunca vamos a renunciar a lo que tenemos
porque la oscuridad nos emociona."
viernes, 18 de noviembre de 2011
Desgracia - J.M.Coetzee
jueves, 17 de noviembre de 2011
Arrugas del tiempo - Pierre Reverdy
Cuanto más grito más fuerte es el viento
La puerta se abre
Arrastra la piel y las plumas
Y el papel que vuela
Corro por el camino tras las hojas
Que echan a volar
El techo se rebela
Hace calor
El sol es un imán
Que nos sostiene
Desde kilómetros
Me gusta el ruido que haces
Con tus pies
Me dicen que corres
Pero nunca llegarás nunca
El Viejo aficionado al arte tiene una sonrisa idiota
Falsario y ladrón
Animal nuevo
Todo le da miedo
Se apergamina en un museo
Y participa en las exposiciones
Lo he puesto dentro de un volumen en el último anaquel
Ya no cae la lluvia
Cierra tu paraguas
Que vea tus piernas
Abrirse al sol
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Leyendo escribiendo - Julien Gracq
M A E L S T R O M
al arquitecto de mis entrañas se le olvidó
incluir una salida de emergencia
para huir de mí misma
mis sueños poseen
velocidad y violencia
en su justa medida
huelen a sándalo
y saben a hiel
anoche soñé que te arrestaba
por no haber hecho nada malo
te interrogaba
en silencio
era tu enfermera
Leni
y te hallaba culpable e irresistible
sin nada más que alegar
me convertía en tu maelstrom
te ofrecía todos mis ángulos
como guarida
como única escapatoria
te invitaba a cruzar la puerta del cielo
y sentarte en el sofá del infierno
después
regresábamos al campo de batalla
y aunque no era tarde
ya no quedaba tiempo
martes, 15 de noviembre de 2011
Tiempo y materiales - Robert Hass
en el acto de verter un pequeño flujo de leche.
Impresiona en el Mauritshuis Museum de La Haya
ver lo blanca que es, y lo real, como ante alguien
que lee su propia poesía o canta en un coro, crees
estar viendo su alma, un animal concentrado en su quehacer,
una ardilla, su pelaje resplandeciente en otoño, que se estira
bajo una delgada rama para alcanzar la baya madura
de un espino, prueba la rama con su peso,
se queda quieta cuando se inclina, estira luego con cautela una pata.
Nada hay menos ambiguo que la concentración de un animal
y por eso celebras, admiras incluso, que la atención de ella,
ajena a ti, sea tan vívida, y te provoca melancolía
no obstante. Nada mejor que ser la fiel sirviente
y como pensamiento suyo, el influjo de leche.
En La Haya, en la cafetería de empleados, me pregunto
quién será el restaurador. La chica rubia
en el reservado, chaqueta japonesa de marca, que picotea
el requesón -¿Requesón y pastel? El azúcar
del pastel ya había sufrido su transformación en el horno
mucho antes de que se despertara. Parece una persona
que calcula precios y decide conformarse con eso.
Es algo que se percibe cuando su blanca boca ensimismada
acepta los bocados de pastel con el azúcar reposada.
O el hombre mayor, pelo castaño encanecido, chaqueta de lana marrón,
zapatos marrones de ante como el instante en que alboroto y puesta de sol
se unen y desvanecen. Una boca conformada a base de ironías privadas,
como si hubiera asistido callado a demasiados encuentros con personas
que le parecían más poderosas pero mucho menos inteligentes que él.
¿O ese tipo delgado como un silbido, el pelo negro peinado hacia atrás
con la forma en zigzag de un rayo en la nuca?
No sé si existe realmente un arquetipo. Me hubiera gustado
hacerle una entrevista. ¿Qué haces en la vida?
Sólo soy un acólito. Mondo el tiempo, con mucho cuidado,
de las delgadas capas de pintura en lienzos de hace trescientos años.
Restituyo la leche que fluye bajo la pintura oscurecida
del cántaro que sujeta la mujer representada, joven, su mejilla
rosa y ligeramente de amarillo, fortuna de la luz
que casi la toca a través de la ventana que la refracta.
Soy el sirviente de un ademán tan perfecto, de un cuerpo
tan en armonía, que se convierte en un pensamiento, tan ensimismado,
y, aunque apacigua el deseo, lo provoca infinitamente.
Pero ni la conoces ni la vas a poseer, ni tú
ni nadie. El hombre de negro debe de ser un ayudante del conservador.
Mira como si pensara que él es la obra de arte. Por todas partes
en La Haya ese olor de tierra baja a sal marina.
No sabemos nada de la madre de Vermeer.
Obviamente suplanta ahí su pezón, toma
toda la tradición de la Virgen y la transforma en luz y leche
con ese hábito tan meticuloso de imaginar las geometrías
de la composición que opera en él. Y en ella: robusto cuerpo alemán,
luz tenue, habitación muy sencilla.
El exquisito tapiz rojo que su piel, quizá teñida
un poco por la aspereza de una toalla, adquiere.
Y esa estacada que mueve la nostalgia
hacia lo sombrío y el aturdimiento, se agradece después.
Uno de vosotros toca la vena del cuello del otro,
siente el pulso de la impresión, la corriente de un río
o el flujo de leche. Quién desea el paraíso oriental de la Amida
cuando existe todo este mundo para probar con la lengua,
tocar con los dedos, vello como hilos de seda
que se alisa en los brazos del otro, en las piernas, bajo la espalda.
Entonces hablas. Siempre esa otra impresión
de la vida concreta, la vida vivida, una madre en un asilo,
pudiera ser, una persona difícil, dolida o vengativa.
El chismorreo de los otros sirvientes. Un hermano que trabaja
en una posada y tiene grandes planes.
Escuchas. Aprendiste hace tiempo la regla
de no pensar lo que vas a decir a continuación
cuando está hablando la otra persona. Una parte de ti
la sorbe como leche. Algo en ti empieza a notar
que somete a prueba la decepción consigo misma en el acopio
de una complejidad indolentemente formulada. La observas
menear la cabeza para corregirse; percibes
que tiene una mente que quiere hacer las cosas bien.
El temblor de su cuerpo arrulla una noción
a lo largo de tu costado y te estiras para sentir de nuevo
la humedad que nos corresponde en lugar de la luminosidad
de la pintura. Más tarde, en una de esas rutas la mente
retorna de nuevo sobre sus pies, habla de
Hans, el mayordomo, cómo fuerza a la chicas
y luego reza con fervor los domingos a cada hora.
Es domingo. Se está vistiendo. Habéis acordado
pedir un taxi para que la lleve con su madre
a Gronigen. Está contenta, se pone un poco mimosa,
hace su pequeño primer gesto de posesión
al cepillar tu chaqueta. Afuera se oye
el ruido de los cascos de los caballos sobre los adoquines.
Es el momento en que las obligaciones para con la vida de otra persona
parecen insoportables. Siempre queremos volver a nacer
pero en realidad hacerlo, ¿te das cuenta?
Parece redundante. Ésta es la vida que te eligió
y que tú elegiste. Aquí tienes el cepillo, la crin,
el pelo del tejón, la barba del macho cabrío, la arena.
Y el olor de la pintura. El volátil, acre aceite
de linaza, semilla de colza. Aquí está el hedor de la esencia
de pino en un bote de trementina. Aquí está la mano,
la mancha de la muñeca, el escarceo del tendón en el golpe de pincel. Aquí
la nube, el agua del lago alzándose una mañana de verano,
polvo y polvo y polvo de tiza, la humedad de la pintura
que se adhiere al entramado de lino del lienzo, aquí
está la fidelidad de capas sobre capas sobre capas de pintura.
Hay algo que permanece de un modo inaprensible,
sigue vivo porque no lo podemos poseer.
Dietario voluble (fragmento) - Enrique Vila-Matas
lunes, 14 de noviembre de 2011
lo que siento por ti que
me meto en uno de esos
pasajes por los que no pasa
nunca nadie y hay puros zurcidores
japoneses y afiladores de tijeras y me
pongo a llorar mirando un ovillo de lana