"¡Si nos encuentran estamos perdidos!"
"¿Cómo vamos a estar perdidos si nos encuentran?"
(Sopa de Ganso)
malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank
Mostrando entradas con la etiqueta Groucho Marx. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Groucho Marx. Mostrar todas las entradas
lunes, 16 de mayo de 2011
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Sopa de ganso
Groucho: ¿Ya has olvidado aquellas noches en la Riviera, cuando los dos contemplábamos el cielo? Éramos jóvenes, alegres, inocentes. La noche en que bebí champaña en tu zapato, dos litros. Hubiera cabido más, pero llevabas plantillas. ¡Oh, Hildegarda! No es que me importe, pero, ¿dónde está tu marido?
Margaret Dumont: ¡Ha muerto!
G: Seguro que solo es una excusa.
MD: Estuve con él hasta el final.
G: No me extraña que falleciera.
MD: Lo estreché entre mis brazos y lo besé.
G: Entonces, fue un asesinato. ¿Te casarías conmigo? ¿Te dejó mucho dinero? (Responde primero a lo segundo).
MD: ¡Me dejó toda su fortuna!
G: ¿No comprendes lo que intento decirte? Te amo.
G: Pensarás que soy un sentimental, pero ¿te importaría darme un mechón de tu cabello?
MD: ¿Un mechón de mi cabello?
G: Y no te quejes. Te iba a pedir toda la peluca. Cásate conmigo y tendremos nuestra propia familia.
MD: Oh, sería maravilloso. Y dime, cariño, ¿tendríamos una bonita casa?
G: Pues claro, ¿no estarás pensando en mudarte?
MD: Temo que después de llevar algún tiempo casados encuentres una mujer hermosa y te olvides de mí.
G: No te olvidaré. Te escribiré todas las semanas.
lunes, 18 de octubre de 2010
Las cartas de Groucho - Groucho Marx
"A HY GARDNER (N.de Slesnor: columnista del New York Herald Tribune)
Quisiera poderle escribir esas siete u ochocientas palabras que me ha pedido, pero sólo conozco seiscientas. Luego hay también otras razones.
En primer lugar, he sufrido una época de frustración con mi aguacate. Lo planté con la firme esperanza de que algún día estaría completamente cargado de frutos. Pues bien, han transcurrido cinco años y en todo este tiempo ni un solo aguacate ha colgado de sus ramas. Con profunda desesperación fui a un vivero y le expliqué la situación al jardinero. Cuando acabé el relato me miró con mayor desprecio todavía que el habitual y me dijo: "Sr. Marx, ¿no sabe usted que los aguacates se aparean y que si se quiere tener frutos debe tener uno macho y otro hembra?". Bueno, Hy, podrían haberme derribado con un melón de agua. Sé que las estrellas de cine tienen que hacer algo así para dar frutos, pero no tenía la menor idea de que el aguacate macho necesitase al aguacate hembra tan imperiosamente como Lana necesita a Lex, Frankie necesita a Ava y Abbott necesita a Costello. Pensándolo mejor, quite a Abbott y Costello. La naturaleza no actúa así.
Bien, para abreviar más esta breve epopeya, compré la segunda planta y ahora tengo los dos sexos en el traspatio. Han estado juntos poco tiempo y supongo que es demasiado pronto para saberlo, pero hasta ahora debo decir que no he advertido ninguna diferencia. Lo que me intriga es que nunca se miran el uno al otro. Están simplemente ahí, con la mirada perdida, severa y distante, sin mover nunca una hoja, sin hacer crujir nunca siquiera una ramita. Quién sabe, quizá se muestran precavidos cuando estoy por allí. Alguna noche cuando la luna esté llena y el abajo firmante también, me deslizaré hasta allí, me plantaré entre los arbustos y permaneceré allí hasta descubrir definitivamente si alguna vez voy a tener aguacates.
Saludos, Groucho".
Quisiera poderle escribir esas siete u ochocientas palabras que me ha pedido, pero sólo conozco seiscientas. Luego hay también otras razones.
En primer lugar, he sufrido una época de frustración con mi aguacate. Lo planté con la firme esperanza de que algún día estaría completamente cargado de frutos. Pues bien, han transcurrido cinco años y en todo este tiempo ni un solo aguacate ha colgado de sus ramas. Con profunda desesperación fui a un vivero y le expliqué la situación al jardinero. Cuando acabé el relato me miró con mayor desprecio todavía que el habitual y me dijo: "Sr. Marx, ¿no sabe usted que los aguacates se aparean y que si se quiere tener frutos debe tener uno macho y otro hembra?". Bueno, Hy, podrían haberme derribado con un melón de agua. Sé que las estrellas de cine tienen que hacer algo así para dar frutos, pero no tenía la menor idea de que el aguacate macho necesitase al aguacate hembra tan imperiosamente como Lana necesita a Lex, Frankie necesita a Ava y Abbott necesita a Costello. Pensándolo mejor, quite a Abbott y Costello. La naturaleza no actúa así.
Bien, para abreviar más esta breve epopeya, compré la segunda planta y ahora tengo los dos sexos en el traspatio. Han estado juntos poco tiempo y supongo que es demasiado pronto para saberlo, pero hasta ahora debo decir que no he advertido ninguna diferencia. Lo que me intriga es que nunca se miran el uno al otro. Están simplemente ahí, con la mirada perdida, severa y distante, sin mover nunca una hoja, sin hacer crujir nunca siquiera una ramita. Quién sabe, quizá se muestran precavidos cuando estoy por allí. Alguna noche cuando la luna esté llena y el abajo firmante también, me deslizaré hasta allí, me plantaré entre los arbustos y permaneceré allí hasta descubrir definitivamente si alguna vez voy a tener aguacates.
Saludos, Groucho".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)