malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

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sábado, 15 de diciembre de 2012

"È poesia quando porta in sé un segreto"- Giuseppe Ungaretti


E n   v e l a

Toda una noche en vela 
tumbado junto
a un compañero
masacrado
con su boca
y su crujir de dientes
vueltos hacia la luna llena
con la congestión
de sus manos
penetrada
en mi silencio
he escrito
cartas llenas de amor

Nunca estuve
tan
agarrado a la vida







P e r e g r i n a j e

Al acecho
entre estas tripas
de escombros
horas y horas
arrastré
mi esqueleto
gastado por el fango
como suela
o como semilla
de espino

Ungaretti
hombre de pena
te basta una ilusión
para darte valor 

Un reflector
allá
pone un mar
en la niebla
 




S o y   u n a   c r i a t u r a

Como esta piedra   
del San Michele
tan fría
tan dura
tan reseca
tan refractaria
tan completamente
inanimada

Como esta piedra
es mi llanto
que no se ve
La muerte
se paga
viviendo.

L'allegria (1916-1919)
Versiones de Marcos Rico Domínguez

domingo, 25 de noviembre de 2012

Joan Margarit, poemas


a q u e l l  o s     t i e m p o s 
                                 Yo nací -perdonadme-, en la edad de la pérgola y el tenis. 
Jaime Gil de Biedma

Como todos los días, antes de que amanezca,
cojo el coche y me voy a nadar.
Está lloviendo y hace frío, avanzo
rodeado por la danza de otros faros
tras el velo de lluvia de las calles.

Llego al aparcamiento, entre las pistas
y la piscina, cuando ya amanece.
Bajo del coche y veo allá en el suelo
la pelota de tenis, recubierta
de suave lana y empapada de agua.
Una amarilla, enorme perla
sobre los adoquines que relucen,
duros y barnizados por la lluvia.

Me sorprende un recuerdo. Viene de los azules
cielos de una miseria grisácea y afectuosa,
sin pérgolas ni tenis. Qué alegría
si yo hubiese encontrado esta pelota,
tan suntuosa entonces para mí,
tan humillada ahora por la lluvia.

Mi soledad, lo mismo que la suya,
ha perdido hace tiempo su prestigio.
Veo en el suelo del aparcamiento
todo lo que he amado y no podré
salvar nunca del frío y de la lluvia.

n a v e g a n t e    s o l i t a r i o

Una noche sin luna para el hombre
que ha buscado la paz en el mar. 
La única luz es la del camarote,
y no hay nadie en cubierta. Abarloado
por estribor al pantalán, el yate
se balancea suavemente
en el agua de negro terciopelo,
como un caballo en una cuadra. 
El hombre no se duerme. Escucha los obenques
y los estays quejándose cuando el palo se inclina
con un siniestro chapoteo. 
La vida es como un mar, que lo acorrala
en puertos más lejanos cada vez.
Más insignificantes.
Y con frecuencia en ellos no hay más luz
que la de su velero. Esto es casa. 

f r a g m e n t o s

¿En qué oscuro lugar dentro de mí                          
levantan en silencio su vuelo dos urracas?
Íbamos en un coche, éramos jóvenes,
y al salir de una curva, allí estaban,
sobre el asfalto,
picoteando con furia a un perro muerto.
En el último instante y sin prisas,
echaron a volar con su elegante
plumaje blanco y negro.
Ninguno de los dos dijimos nada,
y tú, que conducías, hiciste un gesto de asco.

Nunca lo he olvidado. Si te miro,
todavía al fondo de tus ojos,
dos urracas levantan, con lentitud, el vuelo.
Amo lo que nos queda:
este vuelo nupcial y la carroña.

j ó v e n e s    e n    l a    n o c h e

No es de la historia mi nostalgia. 
Es de la geografía. De cómo era la noche
en la ciudad marítima que contemplábamos
desde aquel bar de Vallvidriera.
Tiempo para el dolor: el mismo
que para la alegría.
El que, como un torrente, 
deja paso a un tiempo de tristeza.
No hay ni un precipicio, ni un suspiro
al que yo no me hubiese podido anticipar. 

No es de la la historia mi nostalgia.
Es de la geografía. 
De cómo era la noche en una costa
sin casa alguna hasta lo lejos
donde se oía sólo la fuerza de las olas. 
El olor de la noche era el del mar,
y en las estrellas vimos un refugio
sin darnos cuenta de que contemplábamos
la negra grupa del caballo del tiempo.
No es de la historia mi nostalgia. 
Es de la geografía.

martes, 6 de noviembre de 2012

no exhiben su pena en teatros abiertos - Frida Kahlo


La tragedia es lo más
ridículo que tiene el hombre
pero estoy segura, de que los
animales, aunque sufren
no exhiben su pena
en teatros abiertos
ni cerrados ( los hogares )
y su dolor es más cierto
que cualquier imagen
que pueda cada hombre
representar como dolorosa





lunes, 9 de abril de 2012

canto a mí mismo - Walt Whitman


























Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.
Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza
desenfrenada.

Creo en ti, alma mía, el otro que soy
no debe humillarse ante ti,
ni tu debes ser humillada ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras, ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz.
Recuerdo cómo yacimos juntos cierta
diáfana mañana de verano,
cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera
y suavemente te volviste hacia mí,
y apartaste la camisa de mi pecho, y
hundiste la lengua hasta mi corazón
desnudo,
y te extendiste hasta tocar mi barba,
y te extendiste hasta abrazar mis pies.
Prontamente crecieron y me rodearon
la paz y el saber que rebasan todas
las disputas de la Tierra,
y sé que la mano de dios es mi
prometida,
y sé que el espíritu de Dios es mi
propio hermano,
y que todos los hombres que alguna
vez vivieron son también mis
hermanos, y las mujeres mis
hermanas y amantes,
y que el amor es la sobrequilla de la
creación,
y que son incontables las hojas rígidas
o lánguidas en los campos,
y las hormigas pardas en los pequeños
surcos,
y las costras de musgo en el cerco
sinuoso, las piedras apiladas, el saúco,
la hierba carmín y la candelaria.

Estoy enamorado de cuánto crece al aire libre,
de los hombres que viven entre el ganado,
o de los que paladean el bosque o el océano,
de los constructores de barcos y de los timoneles,
de los hacheros y de los jinetes,
podría comer y dormir con ellos semana tras semana.
Lo más común, vulgar, próximo y simple,
eso soy Yo,
Yo, buscando mi oportunidad, brindándome
para recibir amplia recompensa,
engalanándome para entregar mi ser
al primero que haya de tomarlo,
sin pedir al cielo que descienda cuando yo lo deseo,
esparciéndolo libremente para siempre.

¿Quién va allí?
Grosero, hambriento, místico, desnudo... ¡quién es aquél?
¿No es extraño que yo saque mis fuerzas de la carne del buey?
Pero ¿qué es el hombre en realidad?
¿Qué soy yo?
¿Qué eres tú?
Cuanto yo señale como mío,
Debes tú señalarlo como tuyo,
Porque si no pierdes el tiempo escuchando mis palabras.
Cuando el tiempo pasa vacío y la tierra no es mas que cieno y
             podredumbre,
no me puedo para a llorar.
Los gemidos y las plegarias adobadas con polvo para los inválidos;
y la conformidad para los parientes lejanos.
Yo no me someto.
Dentro y fuera de mi casa me pongo el sombrero como de da la gana.
¿Por qué he de rezar?
¿Por qué he de inclinarme y suplicar?
Después de escudriñar en los estratos,
después de consultar a los sabios,
de analizar y precisar
y de calcular atentamente,
he visto que lo mejor de mi ser está agarrado de mis huesos.
Soy fuerte y sano.
Por mi fluyen sin cesar todas las cosas del universo.
Todo se ha escrito para mi.
y yo tengo que descifrar el significado oculto de las escrituras.
Soy inmortal.
Sé que la órbita que escribo no puede medirse con el compás de un
                carpintero,
y que no desapareceré como el círculo de fuego que traza un niño en la
               noche con un carbón encendido.
Soy sagrado.
Y no torturo mi espíritu ni para defenderme ni para que me comprendan.
Las leyes elementales no piden perdón.
(Y, después de todo, no soy mas orgulloso que los cimientos desde los
cuales se levanta mi casa.)
Así como soy existo. ¡Miradme!
Esto es bastante.
Si nadie me ve, no me importa,
y si todos me ven, no me importa tampoco.
Un mundo me ve,
el mas grande de todos los mundos: Yo.
Si llego a mi destino ahora mismo,
lo aceptaré con alegría,
y si no llego hasta que transcurran diez millones de siglos, esperaré...
esperaré alegremente también.
Mi pie está empotrado y enraizado sobre granito
y me río de lo que tu llamas disolución
por que conozco la amplitud del tiempo.

Walt Whitman, un cosmos, el hijo de
Manhattan,
turbulento, carnal, sensual, comiendo,
bebiendo y procreando,
no es un sentimental, no mira desde
arriba a los hombres y mujeres ni se
aparta de ellos,
no es más púdico que impúdico
¡Quitad los cerrojos de las puertas!
¡Quitad las puertas mismas de sus quicios!
Quien degrada a otro me degrada a mí,
y todo lo que hace o dice vuelve a la postre a mí.
La inspiración mana y mana de mí,
me recorren la corriente y el índice.
Pronuncio la contraseña primordial,
doy la señal de la democracia,
nada aceptaré, ¡lo juro!, si los demás
no pueden tener su equivalente
en iguales condiciones.
Voces desde hace largo tiempo
enmudecidas me recorren,
voces de interminables generaciones
de cautivos y de esclavos,
voces de enfermos y desahuciados,
de ladrones y de enanos,
voces de ciclos de gestación
y de crecimiento,
y de los hilos que conectan las estrellas,
y de los úteros y de la savia paterna,
y de los derechos de los pisoteados,
de los deformes, vulgares, simples,
tontos, desdeñados,
niebla en el aire, escarabajos que
empujan bolitas de estiércol.
Voces prohibidas me recorren,
voces de sexo y lujuria,
veladas voces cuyo velo aparto,
voces indecentes por mí purificadas
y transfiguradas.
No me tapo la boca con la mano,
trato con igual delicadeza
a los intestinos que a la cabeza
y el corazón,
la cópula no es para mí más grosera
que la muerte.
Creo en la carne y en los apetitos,
y cada parte, cada pizca de mí
es un milagro.
Divino soy por dentro y por fuera, y
santifico todo lo que toco o me toca,
el aroma de estas axilas es más
hermoso que una plegaria,
esta cabeza más que los templos,
las biblias y todos los credos.