...confirma mi sospecha
de que sólo en los extremos
habita lo real
Roberto Juarroz
deja que afloje el alma un momento
rompe las hebillas
haz del residuo de un temblor, partitura
y empuja fuera de ti la realidad agobiada
como en un parto salvaje de muerte instalada en lo profundo
deja de embalsamar la carne -que aún late-
antes de tiempo
en cinco metros cuadrados que inventan tu destierro,
y muerde aquí en la carne roja que te ofrezco
déjame ser la hierba de tus noches descalzas
que siempre nos quedan sueños
y del uniforme de la sábana que nos cubre haremos patria
entona el aleluya de la ferocidad de tus restos
transpira los momentos que nos quedan
y olvida la máquina que nos crece dentro
no ves que existe una marea en nuestras venas,
no sientes la calma penetrando en un buen rapto de los sentidos?
para qué el hidrógeno agresivo? para qué estrellarse donde no es mi cintura?
te quemas? te derrotas?
lo diestro que albergan las manos
lo tiene el alma de inexperta
siempre el otro por dentro, un sendero con maleza
aquí los cabellos, aquí la piel, así la ropa.
pero dónde el miedo y el llanto invisible de las noches a solas
cómo el hambre que no sacia alimento?
el pasado,
fardo de intentos fallidos
demos el golpe en la mesa
callemos todo lo que trae el ruido
que sé de tus extremos
y defiendo tus heridas
cuando las horas te pasan por encima como un castigo
y ahí, cuando la urgencia y la ansiedad se froten las manos,
déjate, aguarda,
se nos romperán las cuerdas y estaremos a salvo.