malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

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sábado, 19 de enero de 2013

Pura Salceda





 Y O    S O Y   A S T A R T É

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
FEDERICO G. LORCA


Desnudé mis pies para tu boca.
En ella, mi danza se calza
con las notas de esta imperfecta partitura
porque mi nombre es Astarté,
la que lucha,
la que vence,
la que cabalga río arriba.

En este mundo que habito,
las normas se establecen
en el delimitar de las manos,
en cúmulos expectantes
de las sombras que tú llenas,
de las miradas que yo permito.

Y me esperas,
siempre me esperas,
porque yo soy Astarté,
la que lucha,
la que vence,
la que galopa en el río de cantos negros,
cuando tú ejecutas un guión pactado
que mantiene la distancia precisa
entre el laurel y la paloma.

Y a pesar de que sólo existes
porque yo así lo quise,
me enredas en un vértigo de huidas.

 


 



















Y O   S O Y   E L   F I N A L   D E L   V I A J E

Me miras con ojos de negras ciruelas
mientras te balanceo en este oleaje
que provoca mi cuerpo,
roca que abraza tus mareas.
Rozas mis orillas
cuando caminas por la senda abierta
de una voz que te reclama.

Escucha mi canto.

No soy la sirena que desvía tu rumbo.
Yo soy
-bien lo sabes-,
el final del viaje que tu mapa señalaba.



viernes, 18 de mayo de 2012

Bulldozer




























Esta sensación de desasosiego se me incrusta en el pecho como la proa de un barco. No siempre consigo el boca a boca de la orquesta invisible de tu aliento, que se enciendan todos los instrumentos de viento, que me acunen, oxigenen y me cambien de lugar improvisando un tornado, para así, un poco fuera de mí, escorada de las horas malditas -que tan bien quedan y lucen en los poemas-, logren aislarme del instante abrasador.
 
A veces soy yo golpeando una valla. A veces soy yo cavando una zanja que nos separa. O volcando la tristeza y siempre avistando tierra como en el sueño de un náufrago. Tan metódica en el arte de ahondar en la grieta. Como si en lugar de fugas, fueran ventanas. Y no es lo mismo desangrarse que fotografiar el ocaso.  Y todos los errores, arando en mi memoria, como huesos que enterramos sin roerlos lo suficiente, aguardando en fila india su turno para celebrar todos sus aniversarios. Ser la teoría fallida en mitad de mi desencanto, tu desencanto, el desencanto.


Puedo improvisar salidas de emergencia dentro de mí misma, pero sólo seré un personaje en un cuadro de Escher. La prestidigitadora que tengo dentro también duerme y me deja sola. Lo reconozco inevitable. Es como un anochecer. Me sucede día tras día. Como un bulldozer, me arrolla, me mezcla con el asfalto, me esparce, como nubes negras tapiando el crepúsculo.

Cuando al final sólo soy lo que me queda, con el estribo roto y la ilusión cariada, esa también soy yo y mía.