A muchos el universo les parece honrado; las gentes honestas tienen los ojos castrados. Por eso temen la obscenidad. No sienten ninguna angustia cuando oyen el grito del gallo ni cuando se pasean bajo un cielo estrellado. Cuando se entregan “a los placeres de la carne”, lo hacen a condición de que sean insípidos.
Pero ya desde entonces no me cabía la menor duda: no amaba lo que se llama “los placeres de la carne” porque en general son siempre sosos; sólo amaba aquello que se califica de “sucio”. No me satisfacía tampoco el libertinaje habitual, porque ensucia sólo el desenfreno y deja intacto, de una manera u otra, algo muy elevado y perfectamente puro. El libertinaje que yo conozco mancha no sólo mi cuerpo y mi pensamiento, sino todo lo que es posible concebir, es decir, el gran universo estrellado que juega apenas el papel de decorado.
malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank
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lunes, 11 de julio de 2011
Historia del ojo - Georges Bataille
jueves, 15 de abril de 2010
La voluntad de lo imposible - Georges Bataille
El deseo no puede saber por adelantado que tenía por objeto su propia negación.
La noche en que se vienen abajo como vacías no solo las figuras del deseo sino también cualquier objeto de saber es terrible.
En esta situación cualquier valor desaparece.
La noche en que se vienen abajo como vacías no solo las figuras del deseo sino también cualquier objeto de saber es terrible.
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