malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

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lunes, 29 de octubre de 2012

y no me sueltes la mano

Escucha, dime, siempre fue de este modo, 
algo falta y hay que ponerle nombre..
Blanca Andreu
























sabes que te acarician paisajes que sólo alcanzas con la mirada, 
y que hay muchos modos de caer en el mismo suelo
pero aquí está
este sentimiento invencible me está infectando
a mí se me perlan los ojos y a ti te sudan las manos
se abre paso, con un arraigo galopante
y amenaza con empantanarlo todo de días de fiesta 
y picnics en nuestra piel

nuestros pasados, aunque inertes,
no son una escultura realista,
son maleables, son lo que queremos que sea.
inventemos pues.

que si el hartazgo de soñar como recurso poético al vacío
ya nos ha acompañado en demasiados trayectos a ninguna parte,
será porque casi no sentimos la rabia
será porque casi se nos ha curado la vida
y morirse de amor es muestra de buena educación
                                                                                                no, no duermo todavía,
                                                                                                aún respiro
arráncame esta ira domeñada desde la infancia
y no me sueltes la mano



jueves, 7 de junio de 2012

De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall - Blanca Andreu





Vendrá sin las estrellas lácteas
y sin tiranosaurios de luz,
maroma umbilical para niños marítimos
que se ahorcaron con algas y cabellos oceánicos
huyendo en hipocampos de sueño de aquel parto, en la
columna vertical mayor,
entre jarcias y vértebras.

Pues somos una saga.
Oleaje escarlata en delito, y cimas de cianuro,
y golpes de cerezo.
Pues somos, en mi cuerpo, una saga con luna abdicante,
que recuerda colegios, mapas del mundo en otoño,
complicadísimas hidrólisis,
pero nunca marfil y mediodía.

Colegio: niña que bebía los pomelos
directamente en labios de la noche,
que juraba acostarse con el miedo en la cama de nadie,
que juraba que el miedo
la había violado hasta doscientos hijos.

Amor, la niña rusa
que comulgaba reno asado
y bebía liquen.
Amor, la niña rusa que leía a Tom Wolfe.