malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank
lunes, 28 de diciembre de 2009
Yeats
Si tuviese yo las telas bordadas del cielo, recamadas con luz dorada y plateada, las telas azules y las tenues y las oscuras de la noche y la luz y la media luz, extendería las telas bajo tus pies: pero, siendo pobre, sólo tengo mis sueños. He extendido mis sueños bajo tus pies; pisa suavemente, pues pisas mis sueños.
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W.B.Yeats
miércoles, 9 de diciembre de 2009
el estilo es el vómito, Enrique Lihn
Palabras que nunca caben en una misma frase
se apretujan en ella
una pandilla de borrachos a la salida del saloon
Y la poesía vocifera excitada por la velocidad
de las asociaciones. Sus adictos
hacen caso omiso de las señales de tránsito
Palabras que se acoplan unas a otras hasta perder el sentido
en esos excesos
El estilo es el vómito.
diarios - John Cheever
Cuando la autodestrucción entra en el corazón, al principio parece apenas un grano de arena. Es como una jaqueca, una indigestión leve, un dedo infectado; pero pierdes el de las 8.20 y llegas tarde para solicitar un aumento de crédito. El viejo amigo con quien vas a comer de repente agota tu paciencia y para mostrarte amable te tomas tres copas, pero el día ya ha perdido forma, sentido y significado. Para recuperar cierta intencionalidad y belleza bebes demasiado en las reuniones, te propasas con la mujer de otro y acabas por cometer una tontería obscena y a la mañana siguiente desearías estar muerto. Pero cuando tratas de repasar el camino que te ha conducido a este abismo, sólo encuentras el grano de arena.
MIEDO - Raymond Carver
MIEDO DE VER UNA PATRULLA POLICIAL DETENERSE FRENTE A LA CASA. MIEDO DE QUEDARME DORMIDO DURANTE LA NOCHE. MIEDO DE NO PODER DORMIR. MIEDO DE QUE EL PASADO REGRESE. MIEDO DE QUE EL PRESENTE TOME VUELO. MIEDO DEL TELÉFONO QUE SUENA EN EL SILENCIO DE LA NOCHE MUERTA. MIEDO A LAS TORMENTAS ELÉCTRICAS. MIEDO DE LA MUJER DE SERVICIO QUE TIENE UNA CICATRIZ EN LA MEJILLA. MIEDO A LOS PERROS AUNQUE ME DIGAN QUE NO MUERDEN. ¡MIEDO A LA ANSIEDAD! MIEDO A TENER QUE IDENTIFICAR EL CUERPO DE UN AMIGO MUERTO. MIEDO DE QUEDARME SIN DINERO. MIEDO DE TENER MUCHO, AUNQUE SEA DIFÍCIL DE CREER. MIEDO A LOS PERFILES PSICOLÓGICOS. MIEDO A LLEGAR TARDE Y DE LLEGAR ANTES QUE CUALQUIERA. MIEDO A VER LA ESCRITURA DE MIS HIJOS EN LA CUBIERTA DE UN SOBRE. MIEDO A VERLOS MORIR ANTES QUE YO, Y ME SIENTA CULPABLE. MIEDO A TENER QUE VIVIR CON MI MADRE DURANTE SU VEJEZ Y LA MÍA. MIEDO A LA CONFUSIÓN. MIEDO A QUE ESTE DÍA TERMINE CON UNA NOTA TRISTE. MIEDO A DESPERTARME Y VER QUE TE HAS IDO. MIEDO A NO AMAR Y MIEDO A NO AMAR DEMASIADO. MIEDO A QUE LO QUE AME SEA LETAL PARA AQUELLOS QUE AMO. MIEDO A LA MUERTE. MIEDO A VIVIR DEMASIADO TIEMPO. MIEDO A LA MUERTE. YA DIJE ESO.
Viaje al fin de la noche - F.F. Cèline
Pero era demasiado tarde para rehacer la juventud. ¡Ya no creía en ella! En seguida te vuelves viejo y de forma irremediable. Lo notas porque has aprendido a amar tu desgracia, a tu pesar. Es la naturaleza, que es más fuerte que tú, y se acabó. Nos ensaya en un género y ya no podemos salir de él. Yo había seguido la dirección de la inquietud. Te tomas en serio tu papel y tu destino poco a poco y luego, cuando te quieres dar cuenta, es demasiado tarde para cambiarlos. Te has vuelto inquieto y así te quedas para siempre.
Moby Dick - Herman Melville
Llamadme Ismael. Hace unos años -no importa cuánto hace exactamente-, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación. Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un nuevo noviembre húmedo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondria me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda. Es mi sustituto de la pistola y la bala. Catón se arroja sobre su espada, haciendo aspavientos filosóficos; yo me embarco pacíficamente. No hay en ello nada sorprendente. Si bien lo miran, no hay nadie que no experimente, en alguna ocasión u otra, y en más o menos grado, sentimientos análogos a los míos respecto del océano.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Pershing Square, Los Ángeles, 1939- Bukowski
Un orador demostraba la existencia de Dios y otro demostraba su inexistencia. Y la loca de pelo blanco y amarillo con el lazo azul grande y sucio, el vestido blanco a rayas, las zapatillas deportivas, los tobillos sucios al aire y el perrazo de pelaje espeso y encostrado. y estaban el guitarrista, el del tambor y el flautista paseando por ahí, los borrachos dormidos en la hierba y mientras tanto la guerra se nos echaba encima pero de algún modo nadie discutía sobre la guerra o al menos nunca lo oí.
a media tarde entraba en uno de los bares de la calle 6ª. tenía 19 años pero aparentaba 30. pedía un whisky con agua. me sentaba en un reservado y nadie me molestaba mientras la guerra se nos echaba encima. mientras la tarde se tornaba crepúsculo me negaba a pagar las copas. y pedía más. -¡ponme otra copa o destrozo el garito! -de acuerdo- me decía-, una más pero es la última y no vuelvas, por favor. Me gustaba ser joven y malvado. el mundo no tenía ningún sentido para mí. a medida que iba oscureciendo regresaba a Pershing Square y me sentaba en los bancos a mirar y escuchar a la gente. los borrachos en la hierba hacían circular botellas de moscatel y oporto mientras la guerra se nos echaba encima.
no me interesaba la guerra. no tenía nada, no quería nada. tenía mi media pinta de whisky y echaba traguitos, liaba cigarrillos y esperaba. había leído la mitad de los libros de la biblioteca y los había vomitado.
la guerra se nos echaba encima. el guitarrista tocaba la guitarra. el del tambor le daba al tambor. y el flautista tocaba aquel trasto y se nos echaba encima, el aire era limpio y fresco. las estrellas colgaban a apenas unos centenares de metros por encima de nosotros y se veían las ascuas encendidas de los cigarrillos había gente que tosía y reía y maldecía, algunos parloteaban y otros rezaban y muchos estaban allí sentados sin hacer nada, no había nada que hacer, era 1939 y nunca volvería a ser 1939 en Los Ángeles ni en ningún otro sitio y era joven y malvado y delgado y no volvería a ser así nunca mientras se nos echaba encima.
a media tarde entraba en uno de los bares de la calle 6ª. tenía 19 años pero aparentaba 30. pedía un whisky con agua. me sentaba en un reservado y nadie me molestaba mientras la guerra se nos echaba encima. mientras la tarde se tornaba crepúsculo me negaba a pagar las copas. y pedía más. -¡ponme otra copa o destrozo el garito! -de acuerdo- me decía-, una más pero es la última y no vuelvas, por favor. Me gustaba ser joven y malvado. el mundo no tenía ningún sentido para mí. a medida que iba oscureciendo regresaba a Pershing Square y me sentaba en los bancos a mirar y escuchar a la gente. los borrachos en la hierba hacían circular botellas de moscatel y oporto mientras la guerra se nos echaba encima.
no me interesaba la guerra. no tenía nada, no quería nada. tenía mi media pinta de whisky y echaba traguitos, liaba cigarrillos y esperaba. había leído la mitad de los libros de la biblioteca y los había vomitado.
la guerra se nos echaba encima. el guitarrista tocaba la guitarra. el del tambor le daba al tambor. y el flautista tocaba aquel trasto y se nos echaba encima, el aire era limpio y fresco. las estrellas colgaban a apenas unos centenares de metros por encima de nosotros y se veían las ascuas encendidas de los cigarrillos había gente que tosía y reía y maldecía, algunos parloteaban y otros rezaban y muchos estaban allí sentados sin hacer nada, no había nada que hacer, era 1939 y nunca volvería a ser 1939 en Los Ángeles ni en ningún otro sitio y era joven y malvado y delgado y no volvería a ser así nunca mientras se nos echaba encima.
sábado, 21 de noviembre de 2009
desnudos de cuarto de hora
Cuando
los jóvenes de Die Brucke se reunían -primero en la habitación de
Kirchner, luego en la vieja carnicería abandonada o en la zapatería -,
se dedicaban a pintar y a dibujar, pero también leían y discutían de
literatura. Mientras pintaban escuchaban los textos de Wedekind,
Strindberg, Verlaine, Rimbaud o Verhaeren y se sentían muy cercanos de
los poetas expresionistas G. Trakl, G. Heym, F. Werfel y E.
Lasker-Schüler. La inmediatez emocional de la expresión artística por la
que abogaron muestra que su objetivo era "estudiar con toda naturalidad
el desnudo, el fundamento de todas las artes plásticas", como recordaba
Kirchner, y tanto las modelos, que no eran profesionales, como los
artistas permanecían un cuarto de hora en una postura y, pasado ese
tiempo, cambiaban. No se trataba de estudiar el modelo que se desnuda al
modo de las academias, sino el cuerpo moviéndose en libertad. El grupo
comenzó ahí, al amparo del espíritu del dibujo natural y de un campo de
vibrantes vivencias y efectos alternos: los pintores aprendían de los
modelos y viceversa; los artistas captaban lo psíquico y el
inconsciente, los juegos de signos, en lo que denominaron el "éxtasis de
la primera visión". Los llamaron «desnudos de cuarto de hora», eran
apuntes rápidos, alejados de toda norma academicista que transponían la
experiencia visual con la mayor viveza y espontaneidad. Estaban
abiertamente contra el impresionismo; querían hacer un arte emocional y
violento, directo, que tradujera sin intermediarios sus imágenes del
mundo y sus sentimientos más profundos.
DIE BRÜCKE (EL PUENTE) EL DIBUJO VELOZ
1910-1915 Expresionismo
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miércoles, 18 de noviembre de 2009
hacha y espada -Charles Bukowski
cruzar un glorioso umbral en olor de multitudes rara vez da buen resultado. comer una manzana a veces lo da.
el hacha falla por un pelo y rompe la chimenea de la casa de una señora. luego rebota, te hiende, otra vez, ahí está, sí, ahí está otra vez.
¿cómo empezar de cero? ¿un magnum del 44? ¿una lata de cerveza? en el museo del dolor no se cobra entrada, es gratis como la mierda de mofeta.
de los prostíbulos de París a las ferreterías de Pasadena
de globos aerostáticos a minas de diamantes,
de gritar a cantar
de la sangre a la pintura
de la pintura al milagro
del milagro a la maldición.
la gente camina y habla hecha trizas
trizas de gente cortada como una tarta acuchillada,
ensartada y deglutida.
estoy sentado en un cuartucho escuchando un concierto de piano en la radio.
cada nota muerde, pellizca; caes en el espejo, apareces al otro lado mirando fijamente una bombilla.
Dios está sentado en Munich bebiendo cerveza verde. tenemos que dar con Él y preguntarle por qué.
el hacha falla por un pelo y rompe la chimenea de la casa de una señora. luego rebota, te hiende, otra vez, ahí está, sí, ahí está otra vez.
¿cómo empezar de cero? ¿un magnum del 44? ¿una lata de cerveza? en el museo del dolor no se cobra entrada, es gratis como la mierda de mofeta.
de los prostíbulos de París a las ferreterías de Pasadena
de globos aerostáticos a minas de diamantes,
de gritar a cantar
de la sangre a la pintura
de la pintura al milagro
del milagro a la maldición.
la gente camina y habla hecha trizas
trizas de gente cortada como una tarta acuchillada,
ensartada y deglutida.
estoy sentado en un cuartucho escuchando un concierto de piano en la radio.
cada nota muerde, pellizca; caes en el espejo, apareces al otro lado mirando fijamente una bombilla.
Dios está sentado en Munich bebiendo cerveza verde. tenemos que dar con Él y preguntarle por qué.
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I -BEN CLARK
es cierto, el silencio se creó el día en que ni tú ni yo escuchábamos. un día que sin duda fue un domingo -o un lunes, tanto da- y comprábamos pollo -siempre comprando pollo- y en la cola dijistes exactamente nada, y yo en correspondencia contesté precisamente nada, y fue tanta la nada que hizo cola que llegamos a casa y nos dijimos nada, muy despacito, para que se entendiera sin equívocos que juntos inventamos el silencio.
y que aparte del precio de un paquete de arroz y de un cadáver macilento, hacerlo no nos había costado nada.
y que aparte del precio de un paquete de arroz y de un cadáver macilento, hacerlo no nos había costado nada.
ANUNCIOS - BELÉN REYES
se traspasa afectividad por cese de negocio.
pecho reformado, mucha luz, calefacción central, autoestima.
negociable. Vacío.....
busco amor de segunda mano, todo terreno. ´
no importan kilómetros psíquicos, sufro bien y al contado.
pecho reformado, mucha luz, calefacción central, autoestima.
negociable. Vacío.....
busco amor de segunda mano, todo terreno. ´
no importan kilómetros psíquicos, sufro bien y al contado.
XII- BEN CLARK
lo que viene después de lo peor es algo muy difuso, algo muy nimio. Un tiempo que quizás, si no existiera, tan solo extrañarían los taxistas que se han acostumbrado con los años a distinguir perfectamente cuando tenemos la pupila fracturada, la frente algo más gris y en las rodillas un temblor que preludia la avalancha. Entonces aprovechan -como lo hace también la vida siempre en estos casos- y nos cobran más cara la carrera.
lunes, 16 de noviembre de 2009
lunes, 9 de noviembre de 2009
ésa viene de alguna parte - Charles Bukowski
es probable que del ombligo o del zapato bajo la cama, o quizá de la boca del tiburón o del accidente de tráfico en la avenida que deja sangre y recuerdos esparcidos sobre la hierba.
viene del amor agriado bajo una luna de asfalto.
viene de gritos sofocados con algodón.
viene de manos sin brazos y brazos sin cuerpos y cuerpos sin corazón.
viene de cañones y pistolas y viejos gramófonos.
viene de parásitos con ojos azules y voces tenues.
viene de debajo de un órgano igual que una cucaracha.
viene una y otra vez.
está dentro de latas de sardinas y cartas.
está debajo de las uñas, donde te oprime mustia y aplastada.
es la señal en la barricada manchada de marrón.
es los soldaditos en el interior de tu cabeza a la carga con sus bayonetas de plomo.
es el primer beso y el último beso y las entrañas del perro que se derraman como un río.
viene de alguna parte y nunca deja de venir.
yo, y esa vieja: la tristeza.
viene del amor agriado bajo una luna de asfalto.
viene de gritos sofocados con algodón.
viene de manos sin brazos y brazos sin cuerpos y cuerpos sin corazón.
viene de cañones y pistolas y viejos gramófonos.
viene de parásitos con ojos azules y voces tenues.
viene de debajo de un órgano igual que una cucaracha.
viene una y otra vez.
está dentro de latas de sardinas y cartas.
está debajo de las uñas, donde te oprime mustia y aplastada.
es la señal en la barricada manchada de marrón.
es los soldaditos en el interior de tu cabeza a la carga con sus bayonetas de plomo.
es el primer beso y el último beso y las entrañas del perro que se derraman como un río.
viene de alguna parte y nunca deja de venir.
yo, y esa vieja: la tristeza.
"Estaba demasiado trompa para gemir; sólo sentía la mordiente y salvaje tristeza de otra cosa buena perdida para siempre." Charles Bukowski
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Charles Bukowski
jueves, 5 de noviembre de 2009
"DIABULUS IN MUSICA"
Que la libertad no es algo al alcance de todas las mentes es una evidencia que encontramos en todas las épocas. Afortunadamente, para nuestras vidas, nunca han faltado “locos” capaces de levantarle el velo a la realidad. Un ejemplo lo tenemos en el famoso “Diabulus in Música”. En la teoría musical antigua, particularmente durante el medievo, se aplicaba el nombre de "Diabulus in Música"(el diablo en la música) al tritono (el intervalo de la cuarta aumentada -por ejemplo: do-fa#- o de la quinta disminuida -por ejemplo: do-sol bemol). En esta época, se consideraba que este intervalo era especialmente disonante, debido a su dificultosa entonación y su sonido algo siniestro; era el intervalo prohibido, una violación a las matemáticas "perfectas" que dominaban el mundo, y la Iglesia sostenía la idea de que el Diablo se colaba en la música a través de este intervalo. Para evitar esto, a la hora de componer, se prescindía del uso del si (la “sensible”, el séptimo grado de la escala) pues era un sonido que incitaba a la formación de la cuarta aumentada evitando así el tritono.
En los antiguos modos griegos no ocurría esto, ya que el canto solía empezar en la. El problema empezó a manifestarse en la Edad Media cuando Guido D'Arezzo redistribuyó la escala y puso al do en primer lugar. De este modo, el si quedaba en una posición algo inestable y tentadora.
A fin de cuentas qué habría sido de la música sin el diablo...
En los antiguos modos griegos no ocurría esto, ya que el canto solía empezar en la. El problema empezó a manifestarse en la Edad Media cuando Guido D'Arezzo redistribuyó la escala y puso al do en primer lugar. De este modo, el si quedaba en una posición algo inestable y tentadora.
A fin de cuentas qué habría sido de la música sin el diablo...
"DIABULUS IN MUSICA"
Robert Johnson, apodado como ”El Rey del Delta Blues”,tan solo hizo 29 canciones, con lo que el mérito se acentúa más aún porque si sólo con 29 canciones ha logrado ganarse el respeto de tan grandes personajes significa que realmente era bueno. Y este no es el único dato curioso de la vida de Robert Johnson; sólo se conservan dos fotografías suyas, y ningún video, ninguna entrevista, ni siquiera una biografía lo suficiente precisa como para aclarar su fecha de nacimiento. A pesar de ello, según las fechas oficiales, murió a la edad de 27 años, una edad bastante simbólica en el mundo de la música si tenemos en cuenta que con esa misma edad murieron Kurt Cobain, Jimi Hendrix, Jim Morrison o Brian Jones (el primer guitarra de los Rolling Stones).
Pero todo esto solo son datos sobre su vida, la leyenda viene ahora. Se dice que Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Missisipi) a cambio de interpretar el blues mejor que nadie. Al parecer, Son House, otro bluesman de la época, conoció a Johnson cuando era joven, y este apenas si sabía tocar la guitarra; pero cuando se lo volvió a encontrar dos años después, temporada en que el guitarrista había estado desaparecido, era todo un maestro. Es extraño, pero la cosa no acaba ahí. Robert Johnson tuvo una vida un tanto trágica: jamás conoció a su padre, su madre era hija de esclavos, perdió a su mujer embarazada y al hijo que esperaba, y murió sin llegar a los 30 no se sabe de que, aunque se cree que pudo ser envenenado por algún marido celoso. Hay que destacar que murió en un cruce de caminos en Missisipi, un lugar parecido en el que supuestamente hizo su famoso trato. Se sabe donde murió, pero no donde esta enterrado, hasta el punto de que se han hecho tres lápidas con su nombre. Esta es una de ellas, en la que pone: ”Resting in the blues”.
Pero todo esto solo son datos sobre su vida, la leyenda viene ahora. Se dice que Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Missisipi) a cambio de interpretar el blues mejor que nadie. Al parecer, Son House, otro bluesman de la época, conoció a Johnson cuando era joven, y este apenas si sabía tocar la guitarra; pero cuando se lo volvió a encontrar dos años después, temporada en que el guitarrista había estado desaparecido, era todo un maestro. Es extraño, pero la cosa no acaba ahí. Robert Johnson tuvo una vida un tanto trágica: jamás conoció a su padre, su madre era hija de esclavos, perdió a su mujer embarazada y al hijo que esperaba, y murió sin llegar a los 30 no se sabe de que, aunque se cree que pudo ser envenenado por algún marido celoso. Hay que destacar que murió en un cruce de caminos en Missisipi, un lugar parecido en el que supuestamente hizo su famoso trato. Se sabe donde murió, pero no donde esta enterrado, hasta el punto de que se han hecho tres lápidas con su nombre. Esta es una de ellas, en la que pone: ”Resting in the blues”.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
lunes, 2 de noviembre de 2009
Kill all my demons, and my angels might die too
(Tennessee Williams)
(Tennessee Williams)
martes, 13 de octubre de 2009
lunes, 12 de octubre de 2009
THAT FEEL - Keith Richards/Tom Waits
Well there's one thing you can't lose
It's that feel
Your pants, your shirt, your shoes
But not that feel
You can throw it out in the rain
You can whip it like a dog
You can chop it down like an old dead tree
You can always see it
When you're coming into town
Once you hang it on the wall
You can never take it down
But there's one thing you can't lose
And it's that feel
You can pawn your watch and chain
But not that feel
It always comes and finds you
It will always hear you cry
I cross my wooden leg
And I swear on my glass eye
It will never leave you high and dry
Never leave you loose
It's harder to get rid of than tattoos
But there's one thing you can't do
Is lose that feel
You can throw it off a bridge
You can lose it in the fire
You can leave it at the altar
But it will make you out a liar
You can fall down in the street
You can leave it in the lurch
Well you say that it's gospel
But I know that it's only church
And there's one thing you can't lose
And it's that feel
It's that feel
It's that feel
Your pants, your shirt, your shoes
But not that feel
You can throw it out in the rain
You can whip it like a dog
You can chop it down like an old dead tree
You can always see it
When you're coming into town
Once you hang it on the wall
You can never take it down
But there's one thing you can't lose
And it's that feel
You can pawn your watch and chain
But not that feel
It always comes and finds you
It will always hear you cry
I cross my wooden leg
And I swear on my glass eye
It will never leave you high and dry
Never leave you loose
It's harder to get rid of than tattoos
But there's one thing you can't do
Is lose that feel
You can throw it off a bridge
You can lose it in the fire
You can leave it at the altar
But it will make you out a liar
You can fall down in the street
You can leave it in the lurch
Well you say that it's gospel
But I know that it's only church
And there's one thing you can't lose
And it's that feel
It's that feel
domingo, 4 de octubre de 2009
Poema Irène Némirovsky de Elena Medel
Yo soy Elisabeth Gille llorando tu marcha:
éstas son mis cartas de cumpleaños quemadas.
Yo soy tu hija pequeña sin regalos de Navidad.
Persiguiendo a los nazis, saltando la valla.
Yo soy David Golder arruinado tras tu muerte.
Yo soy un acorde de piano cualquiera
que, de repente, en Issy-L′Evêque suena.
Yo soy Danièle Darrieux tirándose a un ministro nazi.
Yo soy la familia Kampf en un baile malogrado.
Yo soy las lágrimas que derramaste
en una cámara de gas en Auschwitz.
Yo soy el espíritu de la mala suerte.
Yo soy, como tú, una judía atea.
Yo también me exilié por la guerra.
Y soy un susurro al oído y un cuento de Chejov
y las moscas del otoño en un suburbio de Moscú
y soy un perro y soy un lobo
y soy un trago de vino de soledad…
Y soy tu todo y soy tu nada.
Y soy el cabrón alemán que te mató.
Y el germen de la semilla de tu ser.
Yo también me marché de Kiev.
Yo soy tú y a la vez yo.
Yo soy un insecto que por noviembre
merodea en los crematorios.
Yo soy la elegancia, el clasicismo y la frescura
de la boca que Hitler mandó callar un día.
Yo soy Grasset quemando todos tus fonemas
cuando tus hijas aún duermen a tu sombra.
Soy tu mano que acaricia sus cabellos
y que, dedos traviesos, imagina un nuevo cuento.
Y digo que este poema es Irène Némirovsky
lo mismo que yo soy Finlandia en 1918
y tú eres un corazón más en un mundo vacío.
éstas son mis cartas de cumpleaños quemadas.
Yo soy tu hija pequeña sin regalos de Navidad.
Persiguiendo a los nazis, saltando la valla.
Yo soy David Golder arruinado tras tu muerte.
Yo soy un acorde de piano cualquiera
que, de repente, en Issy-L′Evêque suena.
Yo soy Danièle Darrieux tirándose a un ministro nazi.
Yo soy la familia Kampf en un baile malogrado.
Yo soy las lágrimas que derramaste
en una cámara de gas en Auschwitz.
Yo soy el espíritu de la mala suerte.
Yo soy, como tú, una judía atea.
Yo también me exilié por la guerra.
Y soy un susurro al oído y un cuento de Chejov
y las moscas del otoño en un suburbio de Moscú
y soy un perro y soy un lobo
y soy un trago de vino de soledad…
Y soy tu todo y soy tu nada.
Y soy el cabrón alemán que te mató.
Y el germen de la semilla de tu ser.
Yo también me marché de Kiev.
Yo soy tú y a la vez yo.
Yo soy un insecto que por noviembre
merodea en los crematorios.
Yo soy la elegancia, el clasicismo y la frescura
de la boca que Hitler mandó callar un día.
Yo soy Grasset quemando todos tus fonemas
cuando tus hijas aún duermen a tu sombra.
Soy tu mano que acaricia sus cabellos
y que, dedos traviesos, imagina un nuevo cuento.
Y digo que este poema es Irène Némirovsky
lo mismo que yo soy Finlandia en 1918
y tú eres un corazón más en un mundo vacío.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Doyers Street - Josep Maria Fonollosa
No vendrá. De verdad. No vendrá nunca.
Mi cuarto es muy modesto para el éxito.
Ni hallaría la casa tan siquiera.
Mi cuarto es muy austero para amigos.
Nadie viene a reunirse entre estos muros.
Mi cuarto es también frío y muy pequeño.
¿Cómo cobijar, pues, un gran amor?
No es lógico esperar. No vendrá nunca
un éxito, un amigo, un gran amor.
Debiera de una vez cerrar la puerta.
Mi cuarto es muy modesto para el éxito.
Ni hallaría la casa tan siquiera.
Mi cuarto es muy austero para amigos.
Nadie viene a reunirse entre estos muros.
Mi cuarto es también frío y muy pequeño.
¿Cómo cobijar, pues, un gran amor?
No es lógico esperar. No vendrá nunca
un éxito, un amigo, un gran amor.
Debiera de una vez cerrar la puerta.
Charles Bukowski - Bluebird
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que está ahí dentro.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
montarme un lío?
¿es que quieres
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?
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Charles Bukowski
MissDesastre
y yo aquí,
en mitad de esta mala ciudad,
que ni es lo suficientemente grande
como para perderme
ni lo suficientemente pequeña
como para encontrarme
en mitad de esta mala ciudad,
que ni es lo suficientemente grande
como para perderme
ni lo suficientemente pequeña
como para encontrarme
ESCENA URBANA - por MissDesastre
camino entre la muchedumbre
aguardamos en los semáforos
nos detenemos
civilizadamente
reanudamos la marcha
civilizadamente
el resto son atropellos
me cruzo con cientos de personas
oigo montones de palabras, medias frases,
veo rostros sin cuerpo, cuerpos sin rostros,
un collage humano improvisado a cada paso
calles despiertas eternamente
personas que conforman un esquizofrénico atrezzo
sesión continua
beso apasionado en la calle hortaleza
una clara en el bar quitapenas
una pareja discute en mitad de la calle
al lado otra se besa como en las películas
un mimo asusta a los niños por unas monedas
un señor en lo alto de una silla
cuenta a gritos
la historia de su càncer
recién superado
una señora llora a la entrada de un banco
el limpiabotas tararea una melodía castiza
los ancianos venden sellos en la plaza mayor
corro bajo la lluvia en la plaza de oriente
todo el mundo hace fotos
yo también cargo con frases hechas,
inacabadas,
con sueños noqueados a golpe de despertador
con pensamientos que se extravían
dentro
muy
dentro
cosas que voy a tocar
y no toco
caminos que voy a andar
y no los recorro
llantinas en el sofá
gritos silenciosos de socorro
tengo una ciudad dentro
y a veces tengo la sensación
de que me encierro en la habitación más pequeña
y me escondo
aguardamos en los semáforos
nos detenemos
civilizadamente
reanudamos la marcha
civilizadamente
el resto son atropellos
me cruzo con cientos de personas
oigo montones de palabras, medias frases,
veo rostros sin cuerpo, cuerpos sin rostros,
un collage humano improvisado a cada paso
calles despiertas eternamente
personas que conforman un esquizofrénico atrezzo
sesión continua
beso apasionado en la calle hortaleza
una clara en el bar quitapenas
una pareja discute en mitad de la calle
al lado otra se besa como en las películas
un mimo asusta a los niños por unas monedas
un señor en lo alto de una silla
cuenta a gritos
la historia de su càncer
recién superado
una señora llora a la entrada de un banco
el limpiabotas tararea una melodía castiza
los ancianos venden sellos en la plaza mayor
corro bajo la lluvia en la plaza de oriente
todo el mundo hace fotos
yo también cargo con frases hechas,
inacabadas,
con sueños noqueados a golpe de despertador
con pensamientos que se extravían
dentro
muy
dentro
cosas que voy a tocar
y no toco
caminos que voy a andar
y no los recorro
llantinas en el sofá
gritos silenciosos de socorro
tengo una ciudad dentro
y a veces tengo la sensación
de que me encierro en la habitación más pequeña
y me escondo
La materia prima del amor no tenía por qué ser una creencia compartida,incondicional y continua;
podía ser exactamente lo contrario:
la incredulidad radical, la desconfianza, el recelo.
Alan Pauls.
podía ser exactamente lo contrario:
la incredulidad radical, la desconfianza, el recelo.
Alan Pauls.
lunes, 28 de septiembre de 2009
Deep in a dream (prólogo)
Sábado, 21 de mayo de 1988
Inglewood, California
Había varios entierros en las onduladas colinas del cementerio de Inglewood Park, en un barrio residencial para negros a las afueras de Los Ángeles. Unos toldos blancos protegían del sol a los asistentes, pero no podían cortar el paso al rugido de los aviones que aterrizaban y despegaban en el cercano aeropuerto internacional de Los Ángeles. En todo el cementerio, el mal olor de los tubos de escape de los reactores tapaba el aroma de la hierba recién segada.
Dos días antes, un vuelo de pasajeros procedente de Holanda había traído el cuerpo ya descompuesto de un trompetista al que se recordaba como uno de los hombres más atractivos de los años cincuenta. Chet Baker había fallecido en Amsterdam el viernes 13, en circunstancias misteriosas pero relacionadas con las drogas. Ahora, tras haber pasado años en Europa, estaba de regreso en el sur de California, donde había conocido por primera vez la gloria, para ser enterrado junto a su padre. Baker, nacido en una granja de Oklahoma, había llenado de fantasías la cabeza de la gente desde el día en que nació. Todo en él estaba abierto a la especulación: su toque cool de trompeta, tan vulnerable pero tan distanciado; su enigmática media sonrisa; la androginia de su dulce voz al cantar; un rostro que era la vez infantil y siniestro. La melodía que surgía de su instrumento había hecho que sus fans italianos llamaran a Baker l’angelo (“el ángel”) y tromba d’oro (“trompeta de oro”). Marc Danval, un escritor belga, dijo que su música era “uno de los lamentos más hermosos del siglo XX”, y lo comparó con Baudelaire, Rilke y Edgar Allan Poe. En Europa, incluso su larga adicción a la heroína actuó a su favor, haciéndole parecer aún más frágil y adorable.
La larga noche de Chet Baker,
Por James Gavin
Inglewood, California
Había varios entierros en las onduladas colinas del cementerio de Inglewood Park, en un barrio residencial para negros a las afueras de Los Ángeles. Unos toldos blancos protegían del sol a los asistentes, pero no podían cortar el paso al rugido de los aviones que aterrizaban y despegaban en el cercano aeropuerto internacional de Los Ángeles. En todo el cementerio, el mal olor de los tubos de escape de los reactores tapaba el aroma de la hierba recién segada.
Dos días antes, un vuelo de pasajeros procedente de Holanda había traído el cuerpo ya descompuesto de un trompetista al que se recordaba como uno de los hombres más atractivos de los años cincuenta. Chet Baker había fallecido en Amsterdam el viernes 13, en circunstancias misteriosas pero relacionadas con las drogas. Ahora, tras haber pasado años en Europa, estaba de regreso en el sur de California, donde había conocido por primera vez la gloria, para ser enterrado junto a su padre. Baker, nacido en una granja de Oklahoma, había llenado de fantasías la cabeza de la gente desde el día en que nació. Todo en él estaba abierto a la especulación: su toque cool de trompeta, tan vulnerable pero tan distanciado; su enigmática media sonrisa; la androginia de su dulce voz al cantar; un rostro que era la vez infantil y siniestro. La melodía que surgía de su instrumento había hecho que sus fans italianos llamaran a Baker l’angelo (“el ángel”) y tromba d’oro (“trompeta de oro”). Marc Danval, un escritor belga, dijo que su música era “uno de los lamentos más hermosos del siglo XX”, y lo comparó con Baudelaire, Rilke y Edgar Allan Poe. En Europa, incluso su larga adicción a la heroína actuó a su favor, haciéndole parecer aún más frágil y adorable.
La larga noche de Chet Baker,
Por James Gavin
Jack Kerouac - En el camino
-Vamos a ponernos en marcha y no vamos
a parar hasta que lleguemos allí.
-¿A dónde vamos, tío?
-No lo sé, pero vamos a ir.
a parar hasta que lleguemos allí.
-¿A dónde vamos, tío?
-No lo sé, pero vamos a ir.
martes, 22 de septiembre de 2009
“Héroes” de Ray Loriga
“Me he comprado un mapa de carretera. Lo he estudiado cuidadosamente, y sé que hay al menos siete caminos distintos por los que podrías volver a casa. Si me llamas, puedo decirte cuáles son los más seguros. Ya sabes que la mitad de las carreteras están en obras, así que hay que andarse con cuidado. Cuando te fuiste, estabas sola, pero puedes contar conmigo para el viaje de vuelta. Ten cuidado con las ruedas, porque las llantas han perdido el dibujo y en esta época del año llueve mucho. No conduzcas de noche, porque la música de la radio puede dejarte dormida, y sobre todo vigila la temperatura del agua, porque tu coche se calienta demasiado.
Ahora me arrepiento de haberte aconsejado un coche usado, pero nos iban tan mal las cosas que me parecía lo menos arriesgado. Me gustaría que tuvieras un coche nuevo y que viajases siempre por carreteras bien iluminadas y que no lloviese todos los jodidos días, porque hay al menos siete caminos distintos por los que podrías volver a casa, y me gustaría que pudieses encontrar alguno?"
“Me he comprado un mapa de carretera. Lo he estudiado cuidadosamente, y sé que hay al menos siete caminos distintos por los que podrías volver a casa. Si me llamas, puedo decirte cuáles son los más seguros. Ya sabes que la mitad de las carreteras están en obras, así que hay que andarse con cuidado. Cuando te fuiste, estabas sola, pero puedes contar conmigo para el viaje de vuelta. Ten cuidado con las ruedas, porque las llantas han perdido el dibujo y en esta época del año llueve mucho. No conduzcas de noche, porque la música de la radio puede dejarte dormida, y sobre todo vigila la temperatura del agua, porque tu coche se calienta demasiado.
Ahora me arrepiento de haberte aconsejado un coche usado, pero nos iban tan mal las cosas que me parecía lo menos arriesgado. Me gustaría que tuvieras un coche nuevo y que viajases siempre por carreteras bien iluminadas y que no lloviese todos los jodidos días, porque hay al menos siete caminos distintos por los que podrías volver a casa, y me gustaría que pudieses encontrar alguno?"
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Se te olvidó besarme el alma - Tracey Emin
CHELSEA HOTEL
21 diciembre 2007 New York, New York
Chelsea Hotel, situado en el 222 oeste de la calle 23rd, entre la Séptima y la Octava Avenida. El Chelsea Hotel fue el primer edificio de la ciudad que se enumeró como lugar cultural y edificio histórico, hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos Chelsea, y en concreto la calle del Hotel Chelsea eran el centro del distrito del teatro de Nueva York. Recibe visitantes pero principalmente es conocido por residentes de larga temporada. Anécdotas del Chelsea Hotel: Sir Arthur C. Clarke escribió en él "2001: una odisea en el espacio"; Allen Ginsberg y Gregory Corso pasaron en él larguísimas temporadas; Dylan Thomas murió de un coma etilíco en él; Syd Vicious supuestamente apuñaló a su novia y la mató; además de pasar por allí Mark Twain, William S. Burroughs, Jack Kerouak, Simone de Beauvoir, Sartre... Y músicos como Edith Piaf, Patty Smith, John Cale, Joni Mitchell, Bob Dylan, Janis Joplin, Leonard Cohen, Henri Chopin, Hendrix, Rufus Wainwright.... Además entre sus paredes se han rodado varias películas (El profesional, de Luc Besson, Chelsea Girls, de Warhol...), se han escrito varios libros, y se habla de él en muchísimas canciones (de Dylan, de Cohen, deThe Stoges, de Nico, etc). En resumen imprescindible pasar por allí!
Chelsea Hotel, situado en el 222 oeste de la calle 23rd, entre la Séptima y la Octava Avenida. El Chelsea Hotel fue el primer edificio de la ciudad que se enumeró como lugar cultural y edificio histórico, hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos Chelsea, y en concreto la calle del Hotel Chelsea eran el centro del distrito del teatro de Nueva York. Recibe visitantes pero principalmente es conocido por residentes de larga temporada. Anécdotas del Chelsea Hotel: Sir Arthur C. Clarke escribió en él "2001: una odisea en el espacio"; Allen Ginsberg y Gregory Corso pasaron en él larguísimas temporadas; Dylan Thomas murió de un coma etilíco en él; Syd Vicious supuestamente apuñaló a su novia y la mató; además de pasar por allí Mark Twain, William S. Burroughs, Jack Kerouak, Simone de Beauvoir, Sartre... Y músicos como Edith Piaf, Patty Smith, John Cale, Joni Mitchell, Bob Dylan, Janis Joplin, Leonard Cohen, Henri Chopin, Hendrix, Rufus Wainwright.... Además entre sus paredes se han rodado varias películas (El profesional, de Luc Besson, Chelsea Girls, de Warhol...), se han escrito varios libros, y se habla de él en muchísimas canciones (de Dylan, de Cohen, deThe Stoges, de Nico, etc). En resumen imprescindible pasar por allí!
EL PIANO HA ESTADO BEBIENDO - TOM WAITS
Mi corbata está dormida
y la banda se ha ido a New York,
el juckebox tiene que ir a mear
y la alfombra necesita un corte de pelo,
el foco parece la fuga de una prisión
porque el teléfono no tiene cigarrillos,
y la terraza se ha ido a ligar.
El piano ha estado bebiendo
y todos los menúes están helados,
el iluminador está ciego de un ojo
y no puede ver con el otro,
el afinador para el piano lleva un audífono
y fue con su madre.
El piano ha estado bebiendo
y el matón sabe lucha japonesa
pero es un cobarde,
y el dueño un corto mental
con el coeficiente intelectual de un poste.
Porque el piano ha estado bebiendo
no puedes encontrar a tu camarera
ni con un detector de radioactividad,
y te odia a tí y a tus amigos
y sin ella no hay trago
y la taquilla está babeando
y los taburetes ardiendo,
los diarios están haciendo el tonto
y los ceniceros están jubilados.
Porque el piano ha estado bebiendo,
porque le piano ha estado bebiendo.
No yo, no yo, no yo...
y la banda se ha ido a New York,
el juckebox tiene que ir a mear
y la alfombra necesita un corte de pelo,
el foco parece la fuga de una prisión
porque el teléfono no tiene cigarrillos,
y la terraza se ha ido a ligar.
El piano ha estado bebiendo
y todos los menúes están helados,
el iluminador está ciego de un ojo
y no puede ver con el otro,
el afinador para el piano lleva un audífono
y fue con su madre.
El piano ha estado bebiendo
y el matón sabe lucha japonesa
pero es un cobarde,
y el dueño un corto mental
con el coeficiente intelectual de un poste.
Porque el piano ha estado bebiendo
no puedes encontrar a tu camarera
ni con un detector de radioactividad,
y te odia a tí y a tus amigos
y sin ella no hay trago
y la taquilla está babeando
y los taburetes ardiendo,
los diarios están haciendo el tonto
y los ceniceros están jubilados.
Porque el piano ha estado bebiendo,
porque le piano ha estado bebiendo.
No yo, no yo, no yo...
MOONDOG por Rosa Montero
Se llamaba Louis Hardin pero pasó a la historia como Moondog. Nació en un pueblo de Kansas (EEUU) en 1916. Fue un artista excéntrico, indefinible, vanguardista y original. A los 17 años le estalló un petardo en la cara y le dejó ciego: un accidente de tragedia griega, una marca de predestinado por los dioses. Diez años más tarde, en 1943, abandonó la protección de la familia y se trasladó a Nueva York solo y sin dinero. Ciego y distinto, empezó a construirse como personaje, y lo hizo con un empeño en la rareza formidable. Vivía más o menos como un vagabundo, subsistiendo de las limosnas que recibía; de hecho, se adueñó de la esquina entre la Sexta Avenida y la calle 54, que más tarde, cuando se hizo famoso, pasó a ser conocida como la Moondog corner. Tocaba su música en la calle, con instrumentos de percusión o con un órgano eléctrico. También recitaba sus poesías y conversaba: era culto y elocuente. Lucía largas melenas y barbas de profeta, y empezó a vestir con ropas indescriptibles que se fabricaba él mismo. La esquina de Moondog se encontraba muy cerca del Carnegie Hall, y los músicos de la Sinfónica de Nueva York se hicieron amigos de él y le prohijaron como una especie de mascota. De hecho, durante dos o tres años Hardin se pasaba los días con la Sinfónica, asistiendo a todos los ensayos y conciertos.
Pero llegó un momento en que los músicos quisieron regenerarlo. Le compraban ropa buena, insistían en que se convirtiera en un hombre normal. Cosa que Hardin no podía hacer. Antes al contrario, su deriva física y social iba siendo cada vez más extravagante. Y así, en 1947 empezó a denominarse oficialmente Moondog, y poco a poco adquirió su apariencia definitiva, a saber, la de un vikingo. Llevaba un casco ornado con cuernos, capas imposibles hechas de retales, los pies envueltos en un gurruño de harapos y, como remate, una enorme lanza. Empezó a ser conocido como el vikingo de la Sexta Avenida, y la gente de la Sinfónica se alejó de él. Aun así, varios de los grandes músicos de la orquesta participaron en las grabaciones de los discos de Moondog.
Y es que aquí viene lo más maravilloso de esta especie de cuento de hadas al revés: Moondog era un espléndido artista y, sin dejar de vivir en la calle y de tener todo el aspecto de un lunático, de alguna manera se las apañó para hacer cosas increíbles. Por ejemplo, editó más de treinta álbumes, varios de ellos con compañías discográficas importantes; sus composiciones se usaron como bandas sonoras de películas y en anuncios publicitarios; actuó con Phillip Glass y Steve Reich, dos de los santones de la música minimalista, quienes, por cierto, le atribuyen a Moondog la creación del concepto del minimalismo, porque el vikingo sostenía que su ambición como compositor era conseguir "el arte de esconder el arte, el máximo efecto con los medios mínimos"... En fin, incluso llegó a grabar un disco cantado por... ¡Julie Andrews! Mary Poppins y el vikingo en una mezcla explosiva.
Moondog murió en 1999 a los 83 años, pero sus discos todavía se escuchan. Parecería incluso que está empezando a ponerse nuevamente de moda (hace unos meses se publicó la primera biografía sobre él, en inglés, hecha por un tal Robert Scotto). A mí lo que más me gusta de Moondog, aparte de su música estupenda, es la increíble fuerza que poseía. Fue un ciego que hizo olvidar a todos su ceguera, un alienígena capaz de sobrevivir en la dura vida de la diferencia radical. Invidente y raro como era, debía de poseer un encanto singular, porque se casó dos veces (tuvo una hija) y mantuvo varias relaciones sentimentales importantes. He visto la foto de una de sus novias: asiática, elegante, bellísima. Es como el cuento del patito feo pero hecho realidad: un indigente, en apariencia un pobre tipo marginal, chiflado y fracasado, que en realidad es todo un personaje, un artista admirado, un músico famoso. La próxima vez que vean a un mendigo estrafalario por la calle, repriman su condescendencia y acuérdense de Moondog.
Se llamaba Louis Hardin pero pasó a la historia como Moondog. Nació en un pueblo de Kansas (EEUU) en 1916. Fue un artista excéntrico, indefinible, vanguardista y original. A los 17 años le estalló un petardo en la cara y le dejó ciego: un accidente de tragedia griega, una marca de predestinado por los dioses. Diez años más tarde, en 1943, abandonó la protección de la familia y se trasladó a Nueva York solo y sin dinero. Ciego y distinto, empezó a construirse como personaje, y lo hizo con un empeño en la rareza formidable. Vivía más o menos como un vagabundo, subsistiendo de las limosnas que recibía; de hecho, se adueñó de la esquina entre la Sexta Avenida y la calle 54, que más tarde, cuando se hizo famoso, pasó a ser conocida como la Moondog corner. Tocaba su música en la calle, con instrumentos de percusión o con un órgano eléctrico. También recitaba sus poesías y conversaba: era culto y elocuente. Lucía largas melenas y barbas de profeta, y empezó a vestir con ropas indescriptibles que se fabricaba él mismo. La esquina de Moondog se encontraba muy cerca del Carnegie Hall, y los músicos de la Sinfónica de Nueva York se hicieron amigos de él y le prohijaron como una especie de mascota. De hecho, durante dos o tres años Hardin se pasaba los días con la Sinfónica, asistiendo a todos los ensayos y conciertos.
Pero llegó un momento en que los músicos quisieron regenerarlo. Le compraban ropa buena, insistían en que se convirtiera en un hombre normal. Cosa que Hardin no podía hacer. Antes al contrario, su deriva física y social iba siendo cada vez más extravagante. Y así, en 1947 empezó a denominarse oficialmente Moondog, y poco a poco adquirió su apariencia definitiva, a saber, la de un vikingo. Llevaba un casco ornado con cuernos, capas imposibles hechas de retales, los pies envueltos en un gurruño de harapos y, como remate, una enorme lanza. Empezó a ser conocido como el vikingo de la Sexta Avenida, y la gente de la Sinfónica se alejó de él. Aun así, varios de los grandes músicos de la orquesta participaron en las grabaciones de los discos de Moondog.
Y es que aquí viene lo más maravilloso de esta especie de cuento de hadas al revés: Moondog era un espléndido artista y, sin dejar de vivir en la calle y de tener todo el aspecto de un lunático, de alguna manera se las apañó para hacer cosas increíbles. Por ejemplo, editó más de treinta álbumes, varios de ellos con compañías discográficas importantes; sus composiciones se usaron como bandas sonoras de películas y en anuncios publicitarios; actuó con Phillip Glass y Steve Reich, dos de los santones de la música minimalista, quienes, por cierto, le atribuyen a Moondog la creación del concepto del minimalismo, porque el vikingo sostenía que su ambición como compositor era conseguir "el arte de esconder el arte, el máximo efecto con los medios mínimos"... En fin, incluso llegó a grabar un disco cantado por... ¡Julie Andrews! Mary Poppins y el vikingo en una mezcla explosiva.
Moondog murió en 1999 a los 83 años, pero sus discos todavía se escuchan. Parecería incluso que está empezando a ponerse nuevamente de moda (hace unos meses se publicó la primera biografía sobre él, en inglés, hecha por un tal Robert Scotto). A mí lo que más me gusta de Moondog, aparte de su música estupenda, es la increíble fuerza que poseía. Fue un ciego que hizo olvidar a todos su ceguera, un alienígena capaz de sobrevivir en la dura vida de la diferencia radical. Invidente y raro como era, debía de poseer un encanto singular, porque se casó dos veces (tuvo una hija) y mantuvo varias relaciones sentimentales importantes. He visto la foto de una de sus novias: asiática, elegante, bellísima. Es como el cuento del patito feo pero hecho realidad: un indigente, en apariencia un pobre tipo marginal, chiflado y fracasado, que en realidad es todo un personaje, un artista admirado, un músico famoso. La próxima vez que vean a un mendigo estrafalario por la calle, repriman su condescendencia y acuérdense de Moondog.
THE PIANO HAS BEEN DRINKING (TOM WAITS 1976)
The piano has been drinking
My necktie's asleep
The combo went back to New York, and left me all alone
The jukebox has to take a leak
Have you noticed that the carpet needs a haircut?
And the spotlight looks just like a prison break
And the telephone's out of cigarettes
As usual the balcony's on the make
And the piano has been drinking, heavily
The piano has been drinking
And he's on the hard stuff tonight
The piano has been drinking
And you can't find your waitress
Even with the Geiger counter
And I guarantee you that she will hate you
From the bottom of her glass
And all of your friends remind you
That you just can't get served without her
The piano has been drinking
The piano has been drinking
And the lightman's blind in one eye
And he can't see out of the other
And the piano-tuner's got a hearing aid
And he showed up with his mother
And the piano has been drinking
Without fear of contradiction I say
The piano has been drinking
Our Father who art in ?
Hallowed by thy glass
Thy kindom come, thy will be done
On Earth as it is in the lounges
Give us this day our daily splash
Forgive us our hangovers
As we forgive all those who continue to hangover against us
And lead us not into temptation
But deliver from evil and someone you must all ride home
Because the piano has been drinking
And he's your friend not mine
Because the piano has been drinking
And he's not my responsibility
The bouncer is this Sumo wrestler
Kinda cream puff casper milk toast
And the owner is just a mental midget
With the I.Q. of a fencepost
I'm going down, hang onto me, I'm going down
Watch me skate across an acre of linoleum
I know I can do it, I'm in total control
And the piano has been drinking
And he's embarassing me
The piano has been drinking, he raided his mini bar
The piano has been drinking
And the bar stools are all on fire
And all the newspapers were just fooling
And the ash-trays have retired
And I've got a feeling that the piano has been drinking
It's just a hunch
The piano has been drinking and he's going to lose his lunch
And the piano has been drinking
Not me, not me, The piano has been drinking not me
lunes, 14 de septiembre de 2009
viernes, 2 de enero de 2009
El tiempo que queda - SERGE REGGIANI
Cuanto tiempo... cuánto tiempo aún ¿años, días, horas, cuánto? cuando lo pienso, mi corazón late muy fuerte... mi país es la vida, cuánto tiempo... ¿cuánto?
Me gusta tanto, el tiempo que queda... quiero reir, correr, llorar, hablar, y ver, y creer y beber, bailar, gritar, comer, nadar, saltar, desobedecer. No he acabado, no he acabado. Volar, cantar, marchar, volver a salir, sufrir, querer, me gusta tanto el tiempo que queda
No sé ya dónde he nacido, ni cuándo, sé que no hace tanto tiempo, pero ¿cuánto? y que mi país es la vida, sé también que mi padre decía: el tiempo es como tu pan... guarda un poco para mañana.
Tengo aún pan, aun el tiempo, pero ¿cuánto? quiero jugar aun... quiero reir las montañas de risas, quiero llorar los ríos de lágrimas, quiero beber barcos enteros de vino de Burdeos y de Italia
Y bailar, gritar, volar, nadar en todos los océanos, no he terminado, no he terminado, quiero cantar, hablar hasta el final de mi voz.... me gusta el tiempo que queda...
quiero historias, viajes... tengo tanto que ver, tantas imágenes, los niños, las mujeres, los grandes hombres, los pequeños hombres, los marrants, los tristes, los muy inteligentes y los gilipollas, es divertido, los gilipollas me relajan, son como las hojas entre las rosas....
yo enloquezco, mi amor... cuando la orquesta se pare, bailaré aun.. cuando los aviones no vuelen ya, volaré completamente solo... cuando el tiempo se detenga... yo te amaré aun, no sé dónde, no sé cómo... pero te amaré aun... ¿de acuerdo?
Me gusta tanto, el tiempo que queda... quiero reir, correr, llorar, hablar, y ver, y creer y beber, bailar, gritar, comer, nadar, saltar, desobedecer. No he acabado, no he acabado. Volar, cantar, marchar, volver a salir, sufrir, querer, me gusta tanto el tiempo que queda
No sé ya dónde he nacido, ni cuándo, sé que no hace tanto tiempo, pero ¿cuánto? y que mi país es la vida, sé también que mi padre decía: el tiempo es como tu pan... guarda un poco para mañana.
Tengo aún pan, aun el tiempo, pero ¿cuánto? quiero jugar aun... quiero reir las montañas de risas, quiero llorar los ríos de lágrimas, quiero beber barcos enteros de vino de Burdeos y de Italia
Y bailar, gritar, volar, nadar en todos los océanos, no he terminado, no he terminado, quiero cantar, hablar hasta el final de mi voz.... me gusta el tiempo que queda...
quiero historias, viajes... tengo tanto que ver, tantas imágenes, los niños, las mujeres, los grandes hombres, los pequeños hombres, los marrants, los tristes, los muy inteligentes y los gilipollas, es divertido, los gilipollas me relajan, son como las hojas entre las rosas....
yo enloquezco, mi amor... cuando la orquesta se pare, bailaré aun.. cuando los aviones no vuelen ya, volaré completamente solo... cuando el tiempo se detenga... yo te amaré aun, no sé dónde, no sé cómo... pero te amaré aun... ¿de acuerdo?
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