Me empecé a sentir tan sola
que el hueco ocupó
mares muertos, estrechos de Bering, parte de océanos poco
pacíficos
y órganos vitales de los que nunca sonaron en capillas
sixtinas
como esos parkings de hipermercado en plena madrugada
que sí, que son poéticos, tan americanos siempre en nuestro
imaginario
cuando los ves en una foto de Eggleston
pero cuando te definen, rotura de ligamentos, hectáreas
asoladas, sentimiento poligonero de lo más vulgar,
prensa amarillista analizando a full time tu estado de desánimo…
en fin, al fin, por fin, sin fin
Y ahí estás. En pedazos. El único boomerang, se llama dolor
por lejos que lo mandes, vuelve y vuelve y revuelve.
Y nunca se resuelve.
No sé cómo lo llaman, cuando el cuerpo se enfrenta al frío
y hace como un dragón que suelta la cola en caso de peligro
Autotomía o algo así
Que es como cortarse a sí mismo.
Como esa pregunta cabrona de: ¿en un incendio, qué salvarías?
(subyace: ¿qué no te importa?)
Porque no deja de ser la cruz de:
¿A la isla desierta que te llevarías?
Porque no es lo mismo salvarlo que llevártelo
A uno lo mueve la pena y a otro la necesidad/deseo
De uno sacaría las fotos de familia, peso en oro
y al otro me llevaría al hombre y los poetas infrarrealistas
sin dudarlo
porque mirando fotos, puedo morir de tedio.
Vasoconstricción,
como los alpinistas que se dejan anulares en el Annapurna
especie gélida de divorcio
como si fuéramos inuits
uno lo va soltando todo,
y toda la sangre se concentra
en el órgano vital
que late y late
se hincha y respira
y se le hace un corro protector
como si pudiera acabar salir corriendo
hacia algún lugar
las piernas te llevan más lejos que un corazón.
a ver si me entero.