la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank
domingo, 31 de diciembre de 2023
ROMANCERO ELÉCTRICO I
lunes, 17 de abril de 2023
el abrazo turbio
Sábado noche, caricias de lija en nuestros esternones
y al fondo,
un pantano que,
a tientas,
buscan algunos corazones
porque en la turbiedad
se reconocen.
Diego Vasallo, Monkey Man, Guadalajara
martes, 24 de mayo de 2022
"Cuando se desgarre la bruma" (o Turismo en la cornisa de Seconal)
...a Alejandra
Hay una flor mojada que crece en mi mente, me llena de vértigo, me mueve cuando estoy quieta, una brisa en la habitación cerrada. Soy un péndulo involuntario. Doblo la almohada, miro la luna descolgarse en mi ventana. Cruzo y descruzo las piernas en un íntimo tango que inventa la carne. Puedo sentir como tu pupila se dilata en mis labios aunque esté yo a oscuras. Puedo sentir como me muevo yo en la tuya mientras los helicópteros zumban cual insectos gigantes de ciudad.
He venido esta noche a estrangular un recuerdo. Me interroga, con modos de selva, una hembra en el espejo. Mis venas son cornisas, mis labios, saltos. Dentro un manantial, casi salvaje, lleno de poemas como botellas al océano. Mi cripticismo, el maná que lo cubre todo. Álgebra poético de la distorsión y el misterio. He llegado esta noche a estrangular un recuerdo. Atajar una rabia, con mis manos. Ser tu marca de agua. Pintarle los ojos al eclipse. Envasar al vacío un daño. Los cuerpos y sus fórmulas se acercan, fabrican taquicardias y roces esclavos. Es de noche y leo. Cincuenta pastillas de Seconal, Alejandra. Cincuenta pasos sonámbulos hacia el fondo.
Logia del deseo, romancero de caricias, manifiesto de las sienes que palpitan. Yo me muestro efervescente a tu saliva. Un esternón que se desnuda, una yegua que posa, un llanto que se traga. A veces mi dolor se muestra tan cantabile, tan irresistible y heme aquí, embadurnando el papel, menstruando nostalgia. Turismo en el corazón de las tinieblas. No sé dónde aterrizan los aviones que parten de mi cabeza ni los barcos que zarpan de la entraña. Tan cargados de sueños y razones. No sé ya si son tragedia o postal de atardeceres. Llevan mi nombre como una garra. Mi falda, mi olor y mi ansia. Yo me muestro irremediable en el coto de tu silencio, trepo el mástil de la desorientación, invoco lluvias con danzas locas, anclo tu morse a mi tímpano y aprendo tu lenguaje de humo. Viajera solitaria de mi adentro. Verano, agua. Veneno, sed. No quisiera morir, dijo Vian, mas no quisiera no vivir, digo yo.
sábado, 7 de mayo de 2022
PARA*CAIDISTA
Capturaré el vértigo, con un simple gesto. te lo mostraré. será brillante. y podremos usarlo. las vistas serán mortalmente bellas. respira. tal vez solo sean bellas. muerde el paisaje. dime qué ves. puedo ver una bala. es más pequeña que mi foto carnet. podría haber hecho tanto daño. pero no. está aquí, dispuesta a no doler jamás. como un insecto en ámbar. una pequeña escultura de la herida, eso es lo que es ahora.
ahora estoy decaída y pienso que cuando se agolpan las lágrimas trepan, es como si ardieran un poco, un pequeño río de fuego que va subiendo, se muestran o no, hecho contingente. qué poco glamour en mi caída y cuánto me alegro. las lágrimas siempre son de sal o no son lágrimas, solo un chiquillo chapoteando en el río. la sal se escribe sola igual que el fuego. y grita y se lanza mejilla abajo. entonces llegan los poemas, son los paracaidistas pero en realidad no paran nada, solo son la trampilla cuando se abre y dicen: salta ahora o te empujo.
viernes, 25 de marzo de 2022
Panorama de mi convulsión
No me llamo Nadja. No me llamo Génica.
Quería escribir un réquiem por todas la estrellas que al morir me dices que nos traerán suerte. Una estrella fugaz, pide un deseo. Morir desnudos mirándonos las manos y los milagros. Quiero decirte que traigo una lengua futura y todo un alfabeto de sed que escribir en la ficción de tu espalda. Y que la luz húmeda de mis ojos algún día será un acantilado con la luz apagada. Quiero decírtelo pero no te lo digo, porque hay demasiado ruido en este Edén de asfalto y yo necesito liturgia, llámalo frivolité.
Ahora vierto mi pulso y la prosodia perfecta del coro de mis gemidos me susurra que lo que pasa de puntillas por el corazón es bisutería. Que el Ego es un monzón lleno de anzuelos tristes y mi seguridad tiene los músculos de barro. Que le ha crecido un telón de madreselva a esta función llena de angustia llamada Días en el acuario. El prospecto de mi vida no está escrito pero el tuyo te lo están dictando.
La culpa, como un Kraken que te asusta y te infecta. Ya sabes que la quietud es tu crimen.
Mi infancia era dormir en las dunas de las salinas después de haber construido infinitos castillos justo al ras de las olas para sentir el vértigo del derrumbe, ya existían los poemas en la arquitectura imposible de esos sueños de arena y agua semiderruidos que observaba mientras me lamía las puntas del pelo que chorreaban mediterráneo y crema de sol.
Todas las musas con sus sonrisas de polen -inanimadas- aguardan en habitaciones del pánico que se construyen por las noches trenzando columnas de humo y alcoholes destilados. Podemos relajarnos, nadie nos está mirando. Convirtamos en rezo, de una vez, ese manuscrito borracho que andas pervirtiendo, hilando y deshilando. Necesitamos destruirlo todo, y con ebriedad y ojos de recién nacido, intentarlo de nuevo. Ahora que el adiós sigue siendo una esperanza decapitada acomodada en un gulag sin coordenadas.
Traigo fresas de fuego, la voz de la enfermera y un apocalipsis doméstico, para doblar turnos en el Checkpoint Charlie del deseo. Tres hurras por la carne de las diosas que aparcan en tu lagrimal con destreza y desenfreno. Podemos hablar del perro de Lacán y la perra de Paulov. Romper la felicidad en una playa argelina, mojar nuestros labios con la espuma de los días, viajar al final de la noche, alimentar a las gatas de suburbio de algún nigromante. Analizar la psique del Ángel exterminador de los centros comerciales. Enredarnos acariciando oquedades hasta hacer de nuestro sudor morfina. La piel, cinta de Moebius y los ojos como obturadores desangrados. Y así descubrir que cuando paren las lobas del manicomio solo somos sombras en el sueño de un demente.
Soy tus lágrimas!! es la declaración escrita de mi rímel cuando dibuja arabescos en mis mejillas y solo veo moteles pixelados en la distancia y quiero parar en uno de ellos y llorar mis fracasos bajo un neón obsceno y salir en un fotografía fortuita que nunca veré, habitar un sueño mientras aprendo a respirar por tus trópicos y trepo el cartílago de todas las noches dinamitando con insensatez animal las esporas de mis pensamientos más espumosos antes de ahogarme en ellos.
No me llamo Nadja. No me llamo Génica.
martes, 8 de febrero de 2022
5114 días y desastres, naturalmente
mis desastres naturales
te dirán mi olor a humo y las cenizas de mis intentos.
que pasó un vendaval
y me dejó desnuda y algo aturdida
en mitad de esta mala ciudad
que ni es lo suficientemente grande como para perderme
ni lo suficientemente pequeña como para encontrarme.
que llego de un invierno frío
que acabó con las huertas igual que acabó con mi esperanza.
que sufrí un pequeño terremoto
ignorado por la escala de Richter pero que echó mis cimientos por los suelos.
que subió la marea
y en lugar de ahogar mis penas disfruté de un cruel naufragio.
pero a pesar, muy a pesar de éstos,
mis pequeños desastres naturales,
se dice que la tierra es sabia
y que aunque no olvida,
es capaz de rehacerse
aunque sólo sea...
para volverse a deshacer
viernes, 24 de enero de 2020
Poemas de Frank Abel Dopico
A Miguel Barnet y a Pedro de la Hoz.
jueves, 23 de enero de 2020
El momento más grave - Damaris Calderón
La Habana es la ciudad del hambre,
la ciudad de los apetitos.
Voy a nacer en La Habana.
Voy a nadar cinco generaciones,
para llegar al vientre de mi madre, que sabe a sal.
La Habana es sol, es salobre, es salmuera.
Voy a llegar al Prado, para inmortalizarme con mi hermana,
en esa foto sepia, de cámara de cajón.
Voy a perder los pies caminando las calles de La Habana.
Me voy a arrastrar como el mutilado del parque de los héroes,
sin ninguna heroicidad.
Voy a ser joven y lustrosa como una moneda.
La Habana es la ciudad del churre,
del ron, de las columnas.
En La Habana me sacan los ojos y me los vuelvo a poner.
En La Habana me crucifico con vítores,
vuelvo a cargar los cubos de agua,
a bañarme en una palangana con sangre del cuarto de los gallos.
Cuando esté en París, voy a soñar con La Habana.
Cuando me muera,
voy a soñar con La Habana.
Cuando sea inmortal
y me agiten como un trapo tendido al sol.
domingo, 30 de junio de 2019
noches fieras
domingo, 2 de diciembre de 2018
Mil domingos dilatados y el tapiz de mi piel en tus manos
martes, 3 de octubre de 2017
KREUZBERG
Vaciado de botellas y mensajes borrosos.
Un lavado de gravas en la cabeza para disipar el dolor
de dos pompones de acero repicando.
Ese amanecer de buzo amarrado a un baffle.
Quería radiografiar cada graffiti contigo,
cada corredera, portal o farola,
el reverso de nuestras cuevas,
aireadas,
por una vez, lucir el escombro
y hallar ojos que no se duelan.
Descubrir nuestras Altamira.
Esa necesidad de gritarlo todo,
de hacerlo en cualquier lugar.
De convertir la propia piel
en muros pintarrajeados,
yonquis de tinta.
Pisar las cuerdas exactas
del mástil de tu cerebro
porque suenas tan bien
así cuando improvisado,
tarareado entre mis brazos.
Y después en cualquier rincón,
con poca luz,
traficar con nuestros corazones de uranio.
Somos Fausto.
Canjes de saliva,
miradas que agotan las existencias
de cualquier trasatlántico.
Cazadores o recolectores
pero dispuestos y algo desorientados,
como payasos exiliados en un drama.
Sembrarlo todo de nosotros.
Taladrar agujeros en la calma
y danzar sobre las vallas electrificadas
de las zonas de confort
que nos vienen por defecto.
Deshacerme las medias
con las sillas astilladas
de los tugurios que más amo.
Noches náufragas.
Amarrarme a puerto
con el pelo ya muy despeinado.
Que cada enredo al día siguiente duela
y me recuerde a tus manos.
Que dos medias lunas de rímel
coronen mis mejillas,
delatando la madrugada.
Y decirte: ya ha pasado, todo ha pasado.
Imagen: Kreuzberg
miércoles, 5 de julio de 2017
Raskólnikov
martes, 19 de abril de 2016
El buen salvaje - Félix Grande
Llegué a creer que la felicidad
no
es un asunto de los seres humanos
Y le llamé conocimiento
a
una escarcha diaria y contagiosa
cuyo nombre es claudicación
Por
todas partes me nacían camaradas
Veían grandeza en mi
preocupación
llamaban madurez a mi infortunio
La miseria
siempre ha gozado
de un raro y comunal prestigio
Ahora,
cuando tu piel me dio el coraje
para agredir a la resignación
y
bramar por la dicha en medio de las plazas
seres,
instituciones, todo
me rehúye o me segrega
todo se aparta de
mi lado, hiedo
Soy un peligro público que expande
la
pestilencia de la libertad
domingo, 11 de noviembre de 2012
bajamar
martes, 9 de octubre de 2012
cánsate de todo
y la oscuridad de la tronera.
lunes, 27 de agosto de 2012
señales de peligro o una muerte más rápida
viernes, 20 de julio de 2012
el tigre y la nieve - Benigni y Cerami
sábado, 7 de julio de 2012
aeropuertos y salas de espera
tú que fuiste poema antes que carne
y delirio antes que certeza.
yo que era un apátrida en los burdeles,
donde se es apátrida o no se es nada,
porque son eso los burdeles,
aeropuertos y salas de espera
para las urgencias del corazón.
tú que fuiste visión antes que mirada
y flecha antes que herida.
después vendría tu cuerpo y el desasosiego,
como las ristras de bombillas coloreadas
que el viento mece la mañana después de una fiesta
o el escenario vacío de una plaza también vacía.
para ti que fuiste poema antes que carne.
viernes, 29 de junio de 2012
viernes 8 de febrero de 2008
mis desastres naturales
te dirán mi olor a humo y las cenizas de mis intentos.
que pasó un vendaval
y me dejó desnuda y algo aturdida
en mitad de esta mala ciudad
que ni es lo suficientemente grande como para perderme
ni lo suficientemente pequeña como para encontrarme.
que llego de un invierno frío
que acabó con las huertas igual que acabó con mi esperanza.
que sufrí un pequeño terremoto
ignorado por la escala de Richter pero que echó mis cimientos por los suelos.
que subió la marea
y en lugar de ahogar mis penas disfruté de un cruel naufragio.
pero a pesar, muy a pesar de éstos,
mis pequeños desastres naturales,
se dice que la tierra es sabia
y que aunque no olvida,
es capaz de rehacerse
aunque sólo sea...
para volverse a deshacer
Theo Francos
una bala pegada al corazón
jueves, 28 de junio de 2012
de faros ancestrales que parpadean en la noche cerrada y oscura de los mares perdidos,
de islas que muestran su contorno irreal entre la niebla,
de ojos nativos y aullidos que pueden no ser del viento,
del miedo en hombres acostumbrados a no tener miedo,
de costas de muerte y barcos piratas acechantes,
de libros prohibidos y playas desiertas o eso creíamos,
de puños que se retan en tabernas mugrientas,
de tatuajes borrados por el salitre.
de todo eso me hablaba tu cuerpo.