malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

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miércoles, 14 de mayo de 2014

en la abstinencia, sin desesperación



He sentido cómo se contraía por dentro tu recuerdo, en un ovillo mojado en tiempo y llamas. Serán los domingos suspendidos desde un hilo tenso que ata mi esternón a mi nuca. Será la resaca de tu cuerpo y sus sales y sus especias. Y seré yo intentando convencerme de la belleza en la arritmia que crece en este cuerpo mío, nido de carne.

Qué culpa tendré yo de tomarte por las espinas. 
Qué culpa tendré yo de que se nos parta en dos la sangre.

Frotas dos mundos, inventas paraísos entre tus muslos en tu búsqueda de infiernos que regalarme.
Así que vagaré en mi propio delirium tremens cada vez que me faltes y cuando me acerque a escupir la última gota maldita que inventaron los sádicos de la impaciencia, basta, seré incapaz de hallar el freno en la entraña. Me recrearé en el desvelo que me brindas de espuelas y estrellas y faldas.
Culpa a la sangre y a lo brusco del deseo, pero no me culpes a mí. Culpa a los martes y a las neveras que son las camas vacías. Pero no me culpes a mí. Culpa a los ceniceros infinitos y a las botellas de fondo imposible con sus sirenas y sus mares. Culpa a los poemas y a las camareras pero no me culpes a mí cuando salvaje y distraído me escapo de mí mismo y muero buscándote.

lunes, 8 de octubre de 2012

Jose Sbarra


l  o  s     p  r  o  s     y     l  o  s      c  o  n  t  r  a  s     d  e     h  a  c  e  r     d  e  d  o 
 
Otoño. Que sea otoño. Que sea otoño y que llueva. Mucho. Que haya leños ardiendo en un brasero. Y un gato. Que haya un gato y que sea negro y que mire de amarillo y que se enrosque y que nos enseñe un poco a vivir. Pero por sobre todas las cosas que sea otoño. Que le falte un vidrio a la ventana. Que entren por ese hueco la lluvia y el frío. Que tengas ganas de besarme. Muchas ganas. Que un hombre te espere en otra parte. Que sea otra vez otoño. Otoño y Que llueva. Y que no vayas. Que te quedes conmigo. Que sea otoño otra vez y que te quedes.

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Yo sabía que había un tigre debajo de la cama, un orangután en el armario y una araña gigante dentro de un zapato.
Te amaba tanto que para que durmieras tranquila me levantaba por las noches y les daba de comer al tigre, al orangután y a la araña.
Como no me amabas te resultó fácil creerme loco y no quisiste más vivir conmigo. Me obligaste a tomar un tren.
Casi todos los pasajeros descansan con los ojos cerrados. Yo no. No puedo relajarme. Miro la luna por la ventanilla y pienso que estás dormida y que no sabes que hay un tigre debajo de la cama, un orangután en el armario y una araña gigante dentro de un zapato.


s  e  ñ  a  l  e  s     d  e     t  r  á  n  s  i  t  o

Reuní un congreso de hormigas putas para que masticaran las hojas de tu recuerdo. Te borré de las paredes, del techo, del aire. Dediqué días y noches a borrarte. Lijé maderas, sombras y sábanas. Borré tu culo de las sillas. Hice un trabajo de borradería tan bueno que, si algún día volvés, cuando trates de hablar, verás que tenés borradas la lengua y las palabras.