malditos sean los curiosos y que los malditos sean curiosos:
la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank

miércoles, 29 de mayo de 2013

hago de mi cuerpo servidumbre




Lo eterno de cada instante es su fuga
                              (acerca de Nietzsche)




Trabé la ilusión para hallarme serena en la grieta.
Quise hacer de todo rubor, calor inadvertido.
Vivir del íntimo gorjeo que nace de lo fértil de los sueños.

Pensar que los cuerpos zarpan siempre en direcciones opuestas.

Mostrarme indiferente en el corazón de lo abierto,
en lo abierto de la carne,
en el forjar el goce como un arte.
Estirando los márgenes de la nada,
olvidando que hay vida incluso en los versos inflamados que brotan en las noches.

Pero ahora que me entiendo contradictoria,
ahora que me remedio en este lugar que es el poema,
que son tus brazos,
que es cualquier lugar si prende el recuerdo, el instinto o la marea.

Ahora que sé del brasero del alma y del espinazo roto de la calma
ya no pretendo adiestrar la fuerza que nace de la entraña.
pues sé que en las palabras llanas que derraman los ojos se abarca todo,
se rinde el animal y se escribe la historia,
a pesar de lo trágico del vínculo que une distancias,
a pesar de sentir la soledad como una flecha que nos herirá mañana,
sé cruzar las derrotas y hacer de ellas peldaños.
sé batirme en tu mirada y romperme delicada.
sé volcarme en tu boca con arrojo y llamaradas.

Y sé que en lo abrupto seremos inmortales aunque sea por un momento.

Por eso hago de mi cuerpo servidumbre
por eso rezo a la fuga que es regreso.
 

martes, 28 de mayo de 2013

esta manía de amarte desplomándome





Creo en el deseo de la carne 
y en la irremediable soledad del espíritu

Hjalmar Söderberg





si supieras lo que albergo dentro
si supieras que no todas las palabras son piedras
que atarse al cuello
darnos otro uso, otro abuso
así es como se derraman las paredes del desastre
a golpe de risa, partiendo horizontes 
somos avidez constante
ardiendo en puertos llenos de lágrimas y abrazos
tan extremos, erosionados en caricias, 
de tanta resaca de orilla en las pieles


Predicadores que ocultan sus dogmas 
porque rociarse así es nacer de nuevo
Detenerse en el umbral del deseo
ser lo inesperado y lo terrible 
y aceptarlo con hambre
Admirar la hechura y arrastrarnos en el grito
mutuamente
el grito que llena mundos e infinitos

Porque la pureza no es belleza 
pues se aclara el alma es espejos sucios
Porque el corazón que se desboca no es un triste suicida
es un animal que huye del matadero.


Tráeme el capricho del dolor
para que me lo extienda y me mezcle con él
como una arena hermosa con la que crear oasis en las manos,
que con los gemidos que me arrancas
en la manía de amarte desplomándome
haré la melodía que sepulte tu sollozo
cayendo siempre desde alturas maravillosas
mostrando mi intemperie
empapándome de aceras frías cuando sé de tu calor
cuando me das la palabra como oración
con esmero
con placer levítico
me abastezco
pronuncio tu nombre y cuidas de mí


me supe sola y me dediqué a conocerme
para qué falsear el engranaje de los sueños que tocan suelo
por qué no aceptar la gravedad que nos impulsa a nuestros adentros
al imán de los cuerpos que se encienden
por qué no inventar tarantelas que curen nuestros venenos

si eres una ráfaga de vida
abro mis ventanas y salto


sábado, 25 de mayo de 2013

aguárdame en las canteras



traigo la piel de estraza
así que llévame a las canteras que quiero usar las manos y la boca
y hurgar bien adentro mientras no te digo que estoy cansada de estar cansada

que justo ahí en la antesala de las horas que se van al fondo
encontré tu poema y me embadurné con él y no lo siento.
no albergo remordimientos de abusar de ti
pretendía,
en mi fuero interno,
ahuyentar a las bestias que moran nuestras mentes
y no hice más que atraerlas
mientras violé tu recuerdo 
una y otra vez
una y otra vez.
ya olvidé el mantra dichoso de la búsqueda de la felicidad
ahora sólo pretendo el calor vibrante de la rueda amarrada al asfalto
que denote movimiento
que me demuestre frondosa ante el abismo
y con las favelas que hay en el alma
ansío esculpir el himno que embista y destroce 
como una tempestad repentina
en mitad de mi desnudez 
cuando hallo la pérdida que sangra de la pluma

cuando quemas
cuando dueles
en mi mente se frotan los párpados imposibles
del sueño del cuerpo mojado 
que es delirante
que me cubre como un mar
como una ciudad que se apaga 
y me enseña el lenguaje del vértigo
porque aquí la única estrategia es perderse
olvidar los caminos
y nunca llegar.

jueves, 23 de mayo de 2013

fatigar la selva


soy lo que siento
por eso aguardo el instante
como cazador que acecha tu esquina desierta.
aguardo ese instante
que estrecharé entre mis brazos, en mi mente, entre mis piernas.

tuya es mi eslora
porque es más el amor
que una devastación hermosa de los sentidos. 
es más que bordarnos en ígneos y generosos estallidos
mientras se prenden los bosques, los rosarios y las auroras
y habitamos ese limbo en el que somos,
en lo salvaje, 
esponja. 

porque erramos, erramos mucho
en demasía. 
y porque hay algo después del temblor en el empeine de mi vientre
que me alerta y reconcilia con la piel dormida que fui.

déjame voltear la sensación 
porque necesito todas sus posturas
y que repose el abrazo a fuego lento.
quiero que enfermemos de horizontalidad antes de muertos.
quiero trazarme umbilical a mis insomnios
cuando vertiginosos y silentes
me enredan. 
conservar esa mirada que penetra distancias y vidrios.
lamer el poso del momento que fue,
ese resto de la caricia en la memoria, 
en la boca, en el pliegue,
que reverbera, que transpira en mi mente
como animal prehistórico condenado a desaparecer.

tiempo de agarrar el puerto y traducirme viva,
henchida de amor, 
coronada de esperanza,
travistiendo el dolor de los huecos,
contagiada de dulce coraza.

aquí mis linderos para cruzarlos sin cautela.
para en el raso de la piel hallarnos
y voluntarios
en el instante, 
otra vez, 
vararnos.                          


lunes, 20 de mayo de 2013

lo inasible


































enfermamos de lo inasible
por eso, en la ebriedad del herido que no sangra, te reconozco.
cuando la carencia nos arroja a calas tristes y tragamos arena sin decoro,
cedo mi espalda al vacío y caigo por dentro, 
mientras tú, 
ileso en la batalla, 
te amarras a mi talle.

aún sé fabricar el temblor y licuarme con la naturaleza que tropieza en tu verbo. 

los amores más hermosos nacen en porterías con olor a barrio,
crecen en el suelo y arañan con sonrisas turbias
que se encuentran en las casas de empeño
en el arrabal de tu inconsolable mirada
se detiene el mundo
con esta cadencia de versos sueltos e irreconciliables que me llevan a la deriva
justo cuando no te alcanzo,
justo en el roce al que no llego.

te pido que me ames en el filo 
mientras me arrastras hacia las ventanas a que me devore la luz, 
-toda-
cuando aún no sé si el aguacero es una lágrima que se rompe en el instante de la pena
o el deseo de la humedad que se condensa y aguarda y nos condena.

cómo nos gusta que nos queme la vida los labios
cómo nos gusta inventar palabras que se asoman a los bordes del desaliento
cuando el amor es un triste desertor
y el ansia un caballo desbocado que pugna por salirse del viento.

ingiero amaneceres a oscuras y sueño que hago presa con mis brazos y te abarco.
encharcados el uno del otro,
me revelo río 
cuando entramada entre tus dedos 
nazco.


viernes, 17 de mayo de 2013

mientras boqueas como pez drogado




































hay una mujer que se desviste de brumas en cada verso 
y que no piensa jamás desprender tibieza.
Una mujer que le va a tomar el pulso a tu instinto 
para probar la luz que horada túneles en tu mar derrumbado

                               - mientras boqueas como pez drogado en mi sexo. 


Ahora que cavas mi tierra en busca del olvido,
porque es necesario enloquecer de vida, 
y lo sabes. 
Porque es necesario mantenerse con las velas desplegadas 
e invocar al viento

                               – y nunca suave. 


Traigo un trapecio en el alma 
y un latido que me delata 
mezclado con un rezo insano por la carne. 

Me hieres de fiebre las mejillas 
y mi pelo se mueve como animal embravecido. 
Así te amo, hasta hacernos sangre. 
Así, amortajados en llanto y sudor, 
nos enfrentamos a un tango de piel y pérfidos estambres,   
porque sabemos que no hay goce en el simulacro, 
no hay miedo, no hay pavor.  

Porque habitamos el desgarro,
sin credo ni mansedumbre, 
obrando el lírico estertor.
Balbuceo,
balbuceas,
la brújula hecha añicos, 
qué sentido tendrá el norte
para la hembra en tus aullidos.