Lo eterno de cada instante es
su fuga
(acerca de Nietzsche)
Trabé
la ilusión para hallarme serena en la grieta.
Quise
hacer de todo rubor, calor inadvertido. Vivir del íntimo gorjeo que nace de lo fértil de los sueños.
Pensar
que los cuerpos zarpan siempre en direcciones opuestas.
Mostrarme
indiferente en el corazón de lo abierto,
en lo
abierto de la carne,
en el
forjar el goce como un arte.
Estirando
los márgenes de la nada,
olvidando
que hay vida incluso en los versos inflamados que brotan en las noches.
Pero
ahora que me entiendo contradictoria,
ahora
que me remedio en este lugar que es el poema,
que
son tus brazos,
que
es cualquier lugar si prende el recuerdo, el instinto o la marea.
Ahora
que sé del brasero del alma y del espinazo roto de la calma
ya no
pretendo adiestrar la fuerza que nace de la entraña.
pues
sé que en las palabras llanas que derraman los ojos se abarca todo,
se
rinde el animal y se escribe la historia,
a
pesar de lo trágico del vínculo que une distancias,
a
pesar de sentir la soledad como una flecha que nos herirá mañana,
sé
cruzar las derrotas y hacer de ellas peldaños.
sé
batirme en tu mirada y romperme delicada.
sé
volcarme en tu boca con arrojo y llamaradas.
Y sé
que en lo abrupto seremos inmortales aunque sea por un momento.
Por
eso hago de mi cuerpo servidumbre
por
eso rezo a la fuga que es regreso.