la esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo...
....el gran Hank
sábado, 12 de octubre de 2019
LA TERCERA MEMORIA - Evgueni Evtuchenko
nos entra una tristeza pegajosa,
y la vida, quedándose al desnudo,
se nos muestra como algo sin sentido.
Frío de muerte llena las entrañas.
Pero, para vencerlo, golpeamos
sin fuerza apenas a las puertas de la memoria,
como quien va a una hermana de la caridad.
A veces, sin embargo, hay dentro de nosotros
tanta noche y es tanta la ruina,
que ayudarnos no puede la memoria,
ni la del corazón, ni la de la razón.
Se nos apaga el brillo de los ojos.
Y la conversación, los movimientos...
todo se apaga. Pero existe aún
la tercera memoria: la del cuerpo.
Que recuerden los pies
el polvo y el calor de la carretera,
la hierba fresca
cuando descalzos caminaban.
Que recuerde la mejilla con ternura
cómo, tras una riña, la consolaba
la agradable aspereza de la lengua
del perro, que todo lo comprende.
Que recuerde la frente, avergonzada,
cómo, bendiciéndola,
un beso la rozaba, apenas la rozaba,
descubriéndole toda la ternura de madre.
Que los dedos recuerden los pinos, el trigo,
y la lluvia casi imperceptible,
y el temblor del gorrión,
y las crines nerviosas del caballo.
Que los labios recuerden otros labios.
Hay hielo y fuego en ellos. Hay tinieblas y hay luz.
Todo el mundo contienen, impregnado
de aroma de naranjas y de nieve.
Y entonces pedirás a la vida perdón.
Y le dirás: "A ciegas te acusaba.
Absuélveme del grave
pecado de mi absurda irritación".
Y si la maravilla de este mundo
es preciso pagarla
con un precio cruel,
no importa, yo lo acepto.
Pero ¿acaso el capricho del destino,
los golpes y las pérdidas,
son un precio tan alto por gozar
las maravillas que la vida ofrece?
viernes, 13 de septiembre de 2019
De donde no se vuelve - Alberto García Alix
de donde no se vuelve
lunes, 26 de agosto de 2019
Antonin Artaud: "Toda escritura es una cochinada"
EN EL AMOR NO HAY REGATEOS [PARIS] 22 DE OCTUBRE DE 1923
Querida, queridísima Génica:
Sólo puedo responderte esto:
Cuando se ama de verdad a
alguien, se lo acepta íntegro, con sus vicios, sus defectos, sus miserias, y
sin cansarse. Nunca consentiré en separarme de ti; NUNCA. En amor no hay
regateos: todo o nada. Pero yo necesito todo. Ya que eres despiadada conmigo,
ya que no consientes en darme tregua y no te decides a ser razonable, también
yo seré cruel, y te diré: sufres; sea, continúa sufriendo. Pero yo sufro como
un condenado; he superado todo sufrimiento, y sin embargo vivo y tengo
paciencia. Ten paciencia también tú; haz como yo. No me das más que sinsabores.
Tú tienes momentos agradables. Pero para mí ya no hay momentos agradables en
esta vida. Cada segundo es una eternidad infernal, SIN SALIDA, sin esperanza.
Es extraño, muy extraño que no te compadezcas de mi mal y que persistas, pese a
todo, en quejarte de los medios que empleo para aliviarlo. Respecto de las
deducciones que haces sobre las consecuencias de este alivio, hace ya mucho que
he renunciado a discutirlas. En este caso no se trata de medicina. Comprende de
una vez por todas que considero perdida mi vida; cómo no va a estarlo cuando
los dolores en que me deshago en llanto son tan espantosos, que ya mismo
renunciaría a vivir con tal de librarme de ellos. Una sola hora de alivio no
tiene precio para mí; todo lo demás no me importa. Escucha esto, además:
Acaso tenía buenas noticias para
ti, pero el abatimiento infinito en que me ha hundido tu carta las ha hecho
pasar al último término. He consultado en lo del doctor Toulouse a uno de sus
médicos; considero que es una consulta muy importante. Se trata del neurólogo
del servicio. Y no bien le describí las primeras sensaciones tuve al fin por
primera vez la impresión de hallarme ante un hombre que capta la naturaleza
especial de mi mal. Me formuló preguntas tan precisas, tan relacionadas con lo
que siento, que comprendí que por fin veía algo. Y por lo demás, así que hubo
auscultado mis reflejos, lanzó un grito, diciéndome: ¡Ah he encontrado la clave
del problema! Debo volver a verlo mañana para saber de qué se trata, pero por
fin tengo una esperanza. Tranquilízate, pues. Esto debe arreglarse dentro de
poco. Y escríbeme una carta más reposada y amorosa. Quédate en Rumania lo más
que puedas; será mejor para ti.
Con mis mejores pensamientos y
todo mi cariño.
Artaud, Antonin, Textos, Buenos
Aires, Ediciones Calden, 1978.
El ombligo de los limbos
Allí donde otros exponen su obra yo sólo pretendo mostrar
mi espíritu.
Vivir no es otra cosa que arder en preguntas. No concibo
la obra al margen de la vida.
No amo en sí misma a la creación. Tampoco entiendo el
espíritu en sí mismo. Cada una de mis obras, cada uno de los proyectos de mí
mismo, cada uno de los brotes gélidos de mi vida interior expulsa sobre mí su
baba.
Estoy en una carta escrita para dar a entender el
estrujamiento íntimo de mi ser, tanto como estoy en un ensayo exterior a mí
mismo y que se me presenta como una indiferente incubación de mi espíritu.
Sufro que el Espíritu no halle lugar en la vida y que la
vida no se encuentre en el Espíritu, sufro del Espíritu-órgano, del
Espíritu-traducción o del Espíritu-atemorizante-de-las-cosas para hacerlas
ingresar en el Espíritu. Yo dejo este libro colgado de la vida, deseo que sea
masticado por las cosas exteriores y en primer término por todos los
estremecimientos acuciantes, todas las vacilaciones de mi yo por venir.
Todas estas páginas se arrastran en el espíritu como témpanos. Perdón por mi total libertad. Me niego a hacer diferencias entre cada minuto de mí mismo. No acepto el espíritu planeado.
Es preciso acabar con el Espíritu como con la literatura.
Quiero decir que el Espíritu y la vida se encuentran en todos los grados. Yo
quisiera hacer un libro que altere a los hombres, que sea como una puerta
abierta que los lleve a un lugar al que nadie hubiera consentido en ir, una
puerta simplemente ligada con la realidad.
Y esto no es el prefacio de un libro, como tampoco lo son
los poemas que lo indican en la lista de todas las furias del malestar.
Esto no es más que un témpano atragantado. Una gran
pasión razonadora y superpoblada arrastraba a mi yo como un puro abismo.
Resoplaba un viento carnal y sonoro, y el azufre también era denso. Y pequeñas
raíces diminutas llenaban ese viento como un enjambre de venas y su
entrelazamiento fulguraba. El espacio sin forma penetrable era calculable y
crujiente. Y el centro era un mosaico de trozos como una especie de rígido
martillo cósmico, de una pesadez deformada y que sin parar cae como un muro en
el espacio con un estruendo destilado. Y la cubierta algodonosa del estruendo
tenia la opción obtusa y una viva mirada que lo penetraba. Sí, el espacio
entregaba su puro algodón mental donde ningún pensamiento era todavía claro ni
devolvía su descarga de objetos. Pero paulatinamente la masa dio vueltas como
una náusea potente y fangosa, una especie de fuerte flujo de sangre vegetal y
detonante. Y las ínfimas raíces trémulas en el filo de mi ojo mental se
arrancaban de la masa erizada del viento a una velocidad vertiginosa. Y todo el
espacio como un sexo saqueado por el vacío ardiente del cielo, se estremeció. Y
algo como un pico de paloma real socavó la masa turbada de los estados, todo el
pensamiento más hondo se diversificaba, se disipaba, se volvía claro y reducido.
Entonces era preciso que una mano se transformara en el
órgano mismo de la aprehensión. Y aún dos o tres veces giró la masa artificial
y cada vez, mi ojo se enfocaba sobre un sitio más exacto. La oscuridad misma se
hacía más densa y sin objeto. Todo el hielo ganaba la claridad.
Dios-el-perro contigo y su lengua
que atraviesa la costra como una saeta
del doble morrión abovedado
de la tierra que le causa ardor.
Y aquí está el triángulo de agua
que se aproxima con paso de chinche
pero que bajo la chinche ardiente
se transforma en cuchillada.
Bajo los senos de la espantosa tierra
dios-la-perra se ha marchado,
de los senos de la tierra y de agua congelada
que pudren los agujeros de su lengua.
Y aquí está la virgen-del-martillo
para masticar las cuevas de la tierra
donde la calavera del perro del cielo
siente crecer el horroroso nivel.
domingo, 30 de junio de 2019
noches fieras
lunes, 17 de junio de 2019
Antonia Pozzi, manantial de tristeza y abismos

Cada quien la propia tristeza
se la compra donde
quiere
también en una
tienda negra
austera
entre libros polvorientos
que se liquidan a precios rebajados.
PAUSA
Me parecía que este día
sin ti
tenía que ser inquieto,
oscuro. Sin embargo está lleno
de una extraña dulzura, que aumenta
con el paso de las horas
igual que la tierra
después de un chubasco,
se queda sola en silencio para beberse
el agua caída,
y poco a poco
en sus venas más profundas
se siente penetrada.
La felicidad que ayer fue angustia,
tempestad,
vuelve ahora en breves
oleadas al corazón
como mar apaciguado.
Bajo el suave sol reaparecido brillan
cándidas ofrendas:
las conchas que la ola
dejó en la orilla.
ESBOZO
Pienso esta noche
en la leyenda del Pájaro de Fuego,
en su aparición en la espesura,
en su canto liberador.
Y todos hablan
del joven príncipe,
y del sueño de sus enemigos,
y de su salvación.
Nadie piensa en el árbol oscuro
donde apareció el pájaro
la primera noche.
Nadie piensa en la vida del árbol
después de aquella noche,
ya sin el fulgor
de las alas mágicas.
Solo yo sé
que el árbol vive
de nostalgia y de espera,
y que alrededor ve
a la gente que pasa,
pero que no hay vestimenta llamativa
que para él valga
lo que el esplendor
del Pájaro desaparecido.
El árbol no sabe ya
para quién es su florecer,
y por cada hoja que brota
se retuerce en lo más íntimo de sus fibras.
El árbol ya no sabe
a quién ofrecer
su sacrificio primaveral,
y espera la noche,
la noche negra sin estrellas, sin fuentes,
la hora del oscuro silencio,
cuando desde sus profundas raíces,
en un fulgor extremo y cegador,
le surgirá, le correrá por el tronco
hasta la cima de sus frondas,
su único bien:
el recuerdo ardiente del Pájaro.
PRADOS
Tal vez ni siquiera es verdad
lo que en tu corazón oyes gritar a veces:
que esta vida es nada
para tu ser
y lo que conocemos como luz
es un deslumbramiento,
deslumbramiento último
de tus dolientes ojos.
Acaso sólo es la vida
lo que el saber en días jóvenes:
anhelo eterno que busca,
de cielo en cielo,
quién sabe qué horizonte.
Somos como la hierba de los prados
que siente sobre sí soplar el viento
y canta plena en el viento
y vive siempre en el viento
y sin embargo no supo crecer
de forma que aquietase aquel vuelo supremo
ni levantarse de la tierra
para anegarse en él.
GRITO
No tener un Dios,
no tener una tumba,
no tener nada firme,
tan sólo cosas vivas que se escapan;
vivir sin ayer,
vivir sin futuro,
y cegarse en la nada
(socorro)
a causa de la miseria
que no tiene fin.
viernes, 17 de mayo de 2019
Godzilla en México - Roberto Bolaño
Atiende esto, hijo mío:
las bombas caían
sobre la Ciudad de México
pero nadie se daba cuenta.
El aire llevó el veneno a
través
de las calles y las
ventanas abiertas.
Tú acababas de comer y
veías en la tele
los dibujos animados.
Yo leía en la habitación
de al lado
cuando supe que íbamos a
morir.
Pese al mareo y las
náuseas me arrastré
hasta el comedor y te
encontré en el suelo.
Nos abrazamos. Me
preguntaste qué pasaba
y yo no dije que estábamos
en el programa de la muerte
sino que íbamos a iniciar
un viaje,
uno más, juntos, y que no
tuvieras miedo.
Al marcharse, la muerte ni
siquiera
nos cerró los ojos.
¿Qué somos?, me
preguntaste una semana o un año después,
¿hormigas, abejas, cifras
equivocadas
en la gran sopa podrida
del azar?
Somos seres humanos, hijo
mío, casi pájaros,
héroes públicos y
secretos.
lunes, 6 de mayo de 2019
Girassóis de Van Gogh - Mariana Froes
Só para ver o sol nascer
Te engravido toda noite
Só para ver o sol nascer
Prefiro ficar acordado
Guardando seu rosto pra lembrar de você
Lembrar de você, lembrar de você
Cê tem uma cara de quem vai fuder minha vida
O seu olhar é um caminho sem saída
O seu corpo é um caminho sem saída
Então só entra
O seu olhar é um caminho sem saída
O seu corpo é um caminho sem saída
Então só entra
Pelados no bairro como se fosse Woodstock
Outro bar, outro porre
Somos livres como girassóis de Van Gogh
Gira, gira, girassóis de Van Gogh
Gira, gira, girassóis de Van Gogh
Gira, gira, girassóis de Van Gogh
martes, 12 de febrero de 2019
el cuidado de lo salvaje
miércoles, 23 de enero de 2019
Un día feliz, Javier Egea
¿Qué pasa en esta calle que el ciego de la esquina
regala los cupones y el de la barbería
olvidó a Maradona y el viejo que gruñía
por el ojo de patio hoy entona en sordina
baladas de Los Panchos y de Joaquín Sabina
y vino el fontanero y hasta la policía
hace la vista gorda con Luis “El Carafría”
que arregla transistores y pasa cocaína
y paran los taxistas en los pasos de cebra
y la dulce pareja por fin encuentra piso
y es el barrio un desorden lavado por la lluvia?
¿Por qué sirve Bernardo de marca la ginebra?
Porque nadie esperaba tan pronto el paraíso.
Porque ha venido a verme Consuelo de la Rubia.
jueves, 17 de enero de 2019
Existe la alegría y ruge - Félix Grande
En esta cama en donde la lascivia
sagrada y fértil como el sol
nos ilumina nos absuelve nos nutre
quedé dormido En esta santa cama
tras de la santidad del deseo y el placer
quedé dormido
Desde el fondo
del protoplasma del horror un sueño
me dijo que no existes
que nunca nacerías Fue un sueño
con pezuñas remotas y portador de flores
envenenadas: vi paredes
de ignominiosa soledad
escalones de asombro y de castigo
donde mis pies bajando pronunciaban tu nombre
Chorreando espanto y pena y odio
desperté: dormías a mi lado
saltaban los delfines por el mar de tu sueño
Tu aliento confiado calentando mi nuca
era el suspiro de la resurrección
Y entonces como loco llorando bendiciendo
pedí perdón a no sé qué ni cómo
di gracias sin saber a dónde a cuánto
lamí las sábanas la almohada
y besé el cordón de la luz
rugiendo de alegría
No te asustes por favor no te asustes
mi Loba nunca tiene miedo Mi Loba
no teme ni siquiera a la felicidad