Aquí está el mundo.
Tú ni sabes de la violencia en la que estás implicada.
Forrest Gander
Nos hacemos selfies perjudicadas en baños de antro a altas
horas de la madrugada inmortalizando nuestras horas bajas y no tenemos la
coartada de la edad.
Nos enamoramos a media primera vista y no tenemos el perdón
de la ceguera.
Hurgamos la emoción a lo Stanislavski, arañando la entraña,
creyéndonos únicos y complejos,
para acabar abrazados al alka-seltzer, la ojera y el melodrama.
Nos lanzamos a abismos con arneses imaginarios desoyendo
consejos porque llevamos cuatro décadas -o más- sobre el mismo asfalto viendo como los
cielos son algo que no se toca y así creemos entender la gravedad.
Nos tatuamos para ser diferentes y acabamos siendo clones bañados en tintas mediocres.
Nos exhibimos en nuestros poemas derramando todos los
fluidos habidos y por haber y ya ni sabemos si gozamos o lloramos.
Jugando a ser bukowskis o pizarniks mientras se retuercen
por ello en su más allá.
Nos decoramos las heridas, nos lamemos las culpas unos a
otros como gatos esterilizados que no supieran querer a nadie.
Seres tecnológicos y decadentes al mismo tiempo. Crecimos
con Blade runner y leímos a Baudelaire.
Hicimos interrail y nos enamoramos en Chekia. Sudamos en
alguna rave y ahora renegamos de ello.
Le buscamos atajos al verbo para acabar no diciendo nada y
terminamos en el naufragio de la estrofa recién nacidos a la intemperie.
Somos
felices los dos minutos que suceden al poema y el resto es buscar algo que nos
salve de la certeza de ser una versión empeorada de uno mismo al releerlo.
Erramos como novatos en la emboscada del amor y después
miramos hacia otro lado colocándonos la ropa, el barro y el decoro tras la caída.
Nos reseteamos fríos y masticamos sobre el teclado la huida.
En slow motion nos observamos, y olvidamos que no todo
resiste,
que somos maleables, permeables y fallidos
y dejamos
que nos penetre cualquier cosa excepto la cordura.
Y después de tanto, sin edad, sin coartada, sin remedio,
con resaca, deterioro y algo de pena,
pienso: he tenido frío
y constato: no sé
reanudarme.
Ojalá entendiera que los mejores poemas se escriben con aliento y carne.
Al final siempre nos quedarán las dos últimas puntas de Estrella para apurarlas de un trago y transformarnos en un ‘Ser-Fish’ capaz de deslizarse por el sumidero de la vida… y escapar.-
ResponderEliminarSi, Way Out!
Huérfanos de afecto vertemos la carencia en letras.
ResponderEliminarMaravilloso Julia
Bssoss
Vaya, tanta violencia y tan temprano me han arrancado hasta el silencio... Un abrazo, una sonrisa Miss
ResponderEliminarSnif...
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