foto: Anais G.C.
Ven, siéntate junto a mí, quiero mostrarte mis engranajes.
Quiero hablarte de ellos calma y prudente, con la calma y la prudencia que
traen en algún hueco las hembras de ovarios repletos de melancolía. Las de las
alas de cóndor que sólo sirven para barrer la tierra. Quiero hacer de la
convulsión de mi cuerpo tu recreo. Pero no ahuyentarte con el lenguaje
taquicárdico que me invade de vez en cuando, en acto de ventriloquia salvaje
cuando quiero/pretendo arreglar mi vida a martillazos. No quiero darte noches
con olor a hospital, vendrán solas. Sí curvas cerradas entre mis piernas de las
que acaben con tu vida una y otra vez, una y otra vez. Quiero llenar de árboles
nuestros jardines para que entren las ramas por nuestras ventanas y ahorquemos
en ellas los momentos feos y la metástasis del conocerse demasiado. Quiero
domesticar de vez en cuando a la rutina y su efecto, dejarla entrar como una
marea que igual que sube habrá de bajar. Que me moje los pies pero nunca los
ojos. Ya porto mi sal en el piso de arriba. Ya fabrico mi propio e incunable
desamparo. Y sé vaciar la habitación y sé dejarme sola en mitad de la gente. Sé
inundarme con lo bueno y lo nefasto. Hasta arriba. Encharcar la mente de
pequeñas y salvajes rabias que vienen con espuelas y dientes. Soy mi efecto
depresor. Soy mi trinchera y enemiga. Guardo un acero en el estómago y sé donde
dolerme y a qué temperatura. Me vuelvo tibia de repente. Gris y apenas
estremecida, me brindo oceánicas tristezas a todas horas. Entro en bucle. Pero
acabo levantándome de nuevo a la siete y veinte. Será magia.
vendaval y selva, barricada y sinestesia... marihuanarse del quemarropa de la huella al embrujo de las rutas, con tus palabras siempre se abren surcos adentro
ResponderEliminarExtasiante y genial, para quedarse uno lleno.
ResponderEliminarSaludos, Miss.
Sirvan estas palabras para ahuyentar la "metástasis del conocerse demasiado", me ha gustado esta imagen.
ResponderEliminarTe prestaría mis oídos, le pondría paños frios a tus fiebres repentinas, me subiría a esa montaña rusa. UN abrazo.
ResponderEliminarla maravilla vive contigo.
ResponderEliminareres marihuana para el glaucoma del corazón. eres ausencia de protocolo, una ciudad llena de estímulos, una delicia de princesa mendiga. cada imagen, cada palabra, ilumina el recuerdo de las cosas y haces ventana de amor de todas las tareas imposibles de ser domesticadas.
he notado que después de leerte uno siempre se siente mejor, que tus letras nunca aparecen como alucinación o delirio transitorio; son presentes, permanecen y se vive mejor con ellas.
eso no es magia,
es Julia.
abrazo inmenso.
Manda bemoles, y yo viviendo en la ignorancia
EliminarTe envidio, ojalá supiera controlar el oleaje.
ResponderEliminarUn abrazo!